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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

¿Una nueva arma para enfrentarse a la crisis?

Unos recursos separados para apoyar la unión bancaria y el crecimiento en los países más afectados serían fundamentales para una eurozona más estable y una unión monetaria más eficaz

Antes de la importante Cumbre del Consejo Europeo de esta semana, Hermann Van Rompuy ha publicado un informe en el que dedica dos de sus ocho páginas a una “capacidad fiscal para la UEM” que vaya más allá del presupuesto de la UE. Considera que esta capacidad facilitará la reducción de los efectos de una crisis de un país concreto proporcionando una cierta amortiguación en el nivel central. Además, la capacidad fiscal debería fomentar las reformas estructurales y mejorar la competitividad, si bien no debería conducir a unas transferencias permanentes, ni tampoco reducir los incentivos para abordar las debilidades estructurales y ceñirse a la disciplina fiscal. Por último, incluiría la posibilidad de endeudarse. Entonces, ¿cómo podría estructurarse dicho presupuesto de la Eurozona? ¿Cómo funcionaría? ¿Y es realmente la pieza que falta para una unión monetaria “de verdad”? A continuación mencionaremos algunas consideraciones fundamentales.

Los países de la Eurozona como España e Irlanda que cumplieron las normas fiscales en el periodo anterior a la crisis, respondieron a la recesión y al enorme desapalancamiento del sector privado con una expansión fiscal. Las normas del Pacto de Estabilidad y Crecimiento preveían que en una situación semejante los estabilizadores automáticos nacionales se encargarían de la recesión, pero la recesión era tan profunda, y los problemas asociados del sector bancario eran tan importantes, que las relaciones deuda / PIB aumentaron muy rápido. El funcionamiento de la unión monetaria implica que los mercados están cada vez menos dispuestos a financiar los déficits fiscales. El endeudamiento de los países conduce básicamente a unas crisis de las balanzas de pagos, en las que la financiación del sector privado desaparece y los rendimientos de los bonos aumentan para el Gobierno y el sector privado. Esto agrava aún más la recesión. La idea básica de Maastricht – que la política de estabilización nacional bastaría – ha resultado inapropiada para unas crisis tan importantes.

La idea básica de Maastricht – que la política de estabilización nacional bastaría – ha resultado inapropiada para una crisis tan importante

Por tanto, las federaciones fiscales, por lo general, asignan las funciones de estabilización al nivel federal. La política de estabilización federal cumple dos funciones básicas. Su primer objetivo es estabilizar las crisis regionales graves. El segundo objetivo es responder a una recesión en la federación como conjunto. La política de estabilización nacional por sí sola no proporcionará una respuesta fiscal conjunta adecuada debido al comportamiento parasitario. En la eurozona, no se ha aportado ninguna respuesta fiscal clara a la bajada de 0,5 puntos porcentuales en el crecimiento del PIB el año que viene, y el margen de maniobra para que la política monetaria aborde esta caída es limitado. Por lo tanto, hay poderosos argumentos para usar el presupuesto federal para la política de estabilización, pero tendría que estar bien definida.

El Mecanismo Europeo de Estabilidad, como institución de la eurozona, debería explorarse más para servir de base al presupuesto de la eurozona

Las federaciones también proporcionan bienes públicos como la defensa y la estabilidad financiera y de precios. Las opiniones sobre la política de defensa son, sin duda alguna, demasiado diferentes para proporcionar este bien público en la eurozona. En lo que se refiere a la estabilidad financiera, se han acordado medidas que conducirán a una unión bancaria, pero siguen faltando los elementos fundamentales de esa unión bancaria. Por consiguiente, una opción consistiría en usar un presupuesto federal como apoyo a la unión bancaria, y romper de ese modo el círculo vicioso entre los bancos y los bonos soberanos que actualmente socava la estabilidad financiera. El apoyo fiscal a la resolución común daría lugar a la estabilización de las condiciones financieras en toda la eurozona.

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Una unión bancaria bien definida, con un mecanismo de apoyo fiscal común, sería un importante instrumento de estabilización ya que absorbería el impacto de las crisis regionales sobre el sistema financiero. Pero, por lo general, las federaciones emplean instrumentos de estabilización adicionales, como el seguro contra el desempleo, para mitigar las crisis regionales. ¿Debería plantearse estas medidas la eurozona? A corto plazo, eso parece difícil. El introducir un seguro contra el desempleo común y al mismo tiempo mantener las leyes nacionales del mercado de trabajo podría crear unos incentivos importantes para aprovecharse de este seguro común. Sin embargo, a la larga, puede resultar conveniente una mayor armonización del mercado laboral. Un planteamiento más viable ahora consistiría en aumentar y rediseñar los fondos estructurales y de cohesión en la eurozona para estimular el crecimiento en los países más afectados. En términos generales, es evidente que si se producen crisis importantes, se proporcionaría ayuda durante varios años.

¿Cómo debería financiarse el presupuesto de la eurozona? Lo ideal sería que la fuente de ingresos fuese estable y que sus efectos distorsionadores fuesen mínimos. El uso de impuestos que ya tienen una base bastante armonizada en la UE, como el IVA, los impuestos sobre sociedades o la tasa sobre las transacciones financieras, puede ser una opción, pero también serían posibles unas contribuciones de los presupuestos nacionales pactadas. Está claro que unos recursos de la eurozona separados para apoyar la unión bancaria en ciernes y el crecimiento en los países más afectados serían un elemento fundamental para hacer que la eurozona fuese más estable y para que la unión monetaria fuese más eficaz. El Mecanismo Europeo de Estabilidad, como institución de la eurozona, debería explorarse más para servir de base al presupuesto de la eurozona. Puede que el siguiente paso sea otorgar una cierta autonomía en la recaudación de impuestos respaldada por una mayor legitimidad democrática. Sin duda alguna, la eurozona necesita un mecanismo con recursos significativos para amortiguar las crisis importantes.

Guntram B. Wolff es director adjunto de la fundación Bruegel, con sede en Bruselas.

Traducción de News Clips.

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