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Un estudio asegura que es viable cerrar la prisión de Guantánamo

Sus 166 reclusos podrían ser trasladados a prisiones en territorio de Estados Unidos, según asegura GAO, la oficina dedicada a establecer la transparencia de la Administración

Centro de detención de Guantánamo.
Centro de detención de Guantánamo.Departamento de Defensa de EEUU.

El polémico centro de detención situado en la base naval de Guantánamo (Cuba) podría ser cerrado y sus 166 reclusos trasladados a prisiones en territorio de Estados Unidos, según un informe de GAO, la oficina dedicada a establecer la transparencia de la Administración (Government Accountability Office). Dianne Feinstein, presidenta del Comité de Inteligencia del Senado, declaró al presentar el informe que “si existe voluntad política se puede cerrar Guantánamo sin poner en peligro la seguridad nacional”.

En la actualidad –y como señala el estudio de GAO-, 98 instalaciones penitenciarias de EEUU tienen tras sus muros a 373 presos sirviendo condena por delitos terroristas. “Hasta donde yo se, no ha existido ningún problema de seguridad en ninguno de esos casos”, declaró Feinstein, senadora demócrata por California. “Lo anterior deja de manifiesto que no tiene sentido seguir manteniendo abierto Guantánamo, por ser muy caro -144 millones de dólares cada año- y por las críticas que sigue levantando tener una prisión militar en un lugar remoto y que no es territorio estadounidense”, puntualizó la senadora.

Barack Obama intentó cerrar el polémico centro de la vergüenza en su primer día en la Casa Blanca en enero de 2009. Entonces dijo que en un año, Guantánamo pertenecería al pasado, episodio del que hablar en conferencias sobre derechos humanos y referencia de lo que no debería de volver a pasar nunca. Para el presidente, el cierre de la prisión abierta en 2002 mejoraría “la seguridad nacional y los intereses de la política exterior de EE UU y la justicia”.

Pero sólo cuatro meses después de esa declaración, la presión política y judicial empezó a hacer mella en el presidente y el cierre se hacía imposible. El Congreso negaba los fondos -80 millones- para echar el cerrojo y recolocar a los 241 prisioneros que entonces había en la base naval en Cuba. Además, Obama se vio obligado a reanudar las comisiones militares implantadas por George W. Bush y que suspendió en el primer día de Administración demócrata en 2009.

Cuatro años y otra elección después, Guantánamo sigue abierto y con uno de sus juicios más importantes -a través de comisiones militares- en marcha: el de los responsables del 11-S, los ataques terroristas que llevaron a los cerebros de la Administración Bush a crear una arquitectura ajena a la ley y escondida del escrutinio público –Guantánamo, cárceles secretas, tortura…-.

El estudio ahora publicado por GAO asegura que existen seis prisiones pertenecientes al Departamento de Defensa y 98 al Departamento de Justicia que son capaces de albergar detenidos considerados por EEUU de alta peligrosidad para la seguridad nacional. Esas instalaciones necesitarían ciertos ajustes para alojar a la nueva población reclusa y trasladar a los reos que las ocupan ahora para dar cabida a los llegados desde Cuba. Los congresistas que se oponen al cierre se refugian en el asunto de la seguridad para no poner fin a Guantánamo.

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El pasado lunes, el diario The New York Times editorializaba sobre el tema con un titular rotundo: “Cerrar la Prisión de Guantánamo”. “Guantánamo apenas fue mencionado durante la campaña electoral de 2012”, decía el rotativo. “Pero estuvo bien oír a Obama reafirmarse en su promesa cerca del final de la carrera: ‘Todavía quiero cerrar Guantánamo’, dijo durante una entrevista en The Daily Show With Jon Stewart a mediados de octubre. ‘Pero no hemos sido capaces de sacar adelante el proyecto en el Congreso”.

El diario neoyorquino pedía tanto a la Casa Blanca como a los líderes del Congreso que lleguen a un acuerdo firme que acabe con las restricciones de las transferencias de presos a principios de año o de lo contrario se correrá contra el reloj y Obama quedará ligado para siempre con el triste récord de no haber salvaguardado la justicia norteamericana y desprotegido los derechos humanos.

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Sobre la firma

Yolanda Monge
Desde 1998, ha contado para EL PAÍS, desde la redacción de Internacional en Madrid o sobre el terreno como enviada especial, algunos de los acontecimientos que fueron primera plana en el mundo, ya fuera la guerra de los Balcanes o la invasión norteamericana de Irak, entre otros. En la actualidad, es corresponsal en Washington.

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