_
_
_
_
_

Morsi llama a la oposición a negociar el futuro de Egipto

El mandatario mantiene su proyecto constitucional y el decreto que le otorga amplios poderes a pesar de la presión política en la calle. El país se asoma al enfrentamiento civil por los choques entre islamistas partidarios y detractores de Morsi, que han dejado siete muertos y 400 heridos

Un grupo de partidarios de los Hermanos Musulmanes, junto a los tanques que vigilan los muros del palacio presidencial de El Cairo.
Un grupo de partidarios de los Hermanos Musulmanes, junto a los tanques que vigilan los muros del palacio presidencial de El Cairo.ASMAA WAGUIH (REUTERS)

A la espera de que los partidos de oposición decidan si acuden a la convocatoria del presidente egipcio, Mohamed Morsi, para negociar el proceso constituyente en marcha, la violencia ha amainado en el país árabe aunque sigan produciéndose incidentes esporádicos. La sede principal de los Hermanos Musulmanes en El Cairo ha sido incendiada la madrugada del viernes, un ataque que se suma a casi otros 40 que en los últimos días han afectado a edificios del movimiento islamista o de su formación política, el Partido de la Libertad y la Justicia, en varias ciudades del país árabe. 

Egipto amaneció el jueves en estado de conmoción tras saber que la batalla campal que libraron la noche anterior partidarios y detractores del presidente Mohamed Morsi se saldó con siete víctimas mortales, una de ellas un periodista, y cerca de un millar de heridos. De madrugada se desplegaron varios tanques en los alrededores del palacio presidencial, escenario de la refriega, e impusieron una tregua. Los incidentes añadieron presión a Morsi para que impulse una salida negociada al conflicto. El rais se reunió con su Gabinete para abordar la crisis y se dirigió por la noche a la nación a través de un discurso televisado en el que llamó a la oposición al diálogo. Uno de los grupos opositores laicos más renombrados, el Movimiento 6 de Abril, rechazó en su página de Facebook el llamamiento hecho por Morsi.

El presidente, que acusó a elementos extranjeros de estar implicados en los actos violentos, aseguró que algunos puntos de su polémico decreto, en el que se concedió poderes extraordinarios, podrían ser modificados después de discusiones con la oposición, que todavía no ha respondido al llamamiento del presidente.

La tarde del jueves una marcha convocada por la oposición reunió de nuevo a varios miles de personas en las inmediaciones del palacio presidencial. Esta vez, los activistas no pudieron acercarse a las puertas de la sede de la presidencia, pues había una fuerte presencia policial y del ejército, que durante el día colocó alambradas y algunas barricadas en las calles colindantes para blindar el palacio.

Los activistas desafiaron con su presencia las órdenes de la Guardia Republicana, una unidad de élite de las fuerzas armadas que al mediodía emitió un comunicado en el que establecía un toque de queda en las inmediaciones del palacio de Ittihadia a partir de las tres de la tarde (las dos, hora peninsular española). En diversos puntos del país se registraron enfrentamientos de baja intensidad entre grupos de islamistas y de activistas laicos, que fueron capaces de incendiar la sede central de los Hermanos Musulmanes en El Cairo.  La actual crisis arrancó el pasado 22 de noviembre con la firma del presidente Morsi de un decreto que le otorga poderes cuasi absolutos, y se agravó tras la aprobación de un borrador constitucional de forma unilateral por parte de las fuerzas islamistas.

Mientras fuentes de los Hermanos Musulmanes atribuían la violencia a “matones” pagados por una oscura mano vinculada al régimen de Mubarak, la oposición censuró duramente al Gobierno por no proteger a los activistas que se manifestaban pacíficamente. “Estoy en contra de derrocar al presidente electo, pero también lo estoy contra la dictadura del presidente”, declaró en una rueda de prensa el excandidato presidencial Abdel Moneim Abulfutú. Los líderes de la oposición celebraron hoy diversas reuniones para coordinar sus posturas, y llamaron a la ciudadanía a participar hoy en una gran manifestación en la plaza de Tahrir.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Los incidentes violentos han multiplicado las deserciones del entorno gubernamental que se habían registrado a raíz de la firma por parte del líder islamista de su controvertido decretazo. Durante la noche del miércoles ya se conoció la renuncia de cuatro asesores presidenciales, y hoy se añadió la del director de la televisión pública, Essam al-Amir, que justificó su decisión para protestar por la forma de gobernar el país desde que firmó la reciente declaración constitucional. También fue relevante la renuncia de Rafik Habib, un investigador e intelectual cristiano que ejercía de vicepresidente del Partido de la Libertad y la Justicia, la marca electoral de la Hermandad. El presidente de EE UU, Barack Obama, ha transmitido a Morsi su "profunda inquietud" por los enfrentamientos que han provocado siete muertos en las últimas horas.

Por otra parte, unos 200 diplomáticos egipcios anunciaron su decisión de no cumplir con su responsabilidad de conducir en sus respectivas embajadas el referéndum constitucional. La consulta está prevista para el próximo día 15 de diciembre, pero los ciudadanos egipcios en el extranjero pueden acudir a las urnas situadas en las legaciones diplomáticas a partir del sábado.

Esta noticia complica aún más la celebración de la consulta, puesta ya en tela de juicio después de que Zaglul al-Balshi, el presidente del comité judicial encargado de supervisar el referéndum, dimitiera de su cargo la noche del jueves. “No participaré en un referéndum que ha derramado sangre de los egipcios”, declaró Al Balshi en una entrevista televisada.

Numerosos tribunales de todo el país se han declarado en huelga hasta que Morsi retire su declaración constitucional. Fuentes de la Hermandad habían apuntado a la posibilidad de que los fiscales reemplazaran a los jueces en sus tareas de monitoreo de la consulta. Sin embargo, la asociación de fiscales se sumó a las protestas contra el Ejecutivo, y expresó su rechazo al referéndum.

La presión sobre el presidente electo Morsi y su movimiento, los Hermanos Musulmanes, para que realice concesiones en aras del consenso llegaron desde varias direcciones. Entre ellas, una institución de la autoridad moral de la Universidad de Al Azhar, la principal institución islámica en Egipto y punto de referencia para todo el Islam suní. “El presidente de la República debe congelar la reciente declaración constitucional e impulsar inmediatamente un diálogo que incluya a todas las fuerzas políticas sin excepción, y sin precondiciones”, rezaba la universidad en su comunicado. El flamante Papa copto, Tawadros II, representante de una minoría cristiana que supera los ocho millones de personas, también instó a los actores políticos a llegar a un consenso.

Incluso la Bolsa envió un mensaje claro sobre la urgencia de poner fin al actual clima de tensión política que vive el país. En la jornada de hoy su índice se desplomó cerca de un 5%, provocando unas pérdidas de unos 1.300 millones de euros.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_