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Putin advierte ante el Parlamento de que no tolerará injerencias extranjeras

El presidente ruso enarbola la lucha a la corrupción en su discurso sobre el estado de la nación

Vladímir Putin, durante su discurso sobre el estado de la nación.
Vladímir Putin, durante su discurso sobre el estado de la nación. GRIGORY DUKOR (REUTERS)

Vladímir Putin ha pronunciado este miércoles ante ambas cámaras del Parlamento su discurso sobre el estado de la nación, el primero desde que fue elegido nuevamente presidente este año, y el noveno como jefe de Estado. Putin decidió concentrarse en los problemas rusos e ignoró casi completamente la política internacional, a excepción de pequeñas referencias al espacio postsoviético. El presidente abogó, como siempre, por una economía en crecimiento, un fortalecimiento militar y por impedir la injerencia extranjera en la democracia rusa.

Fue un discurso concentrado en la economía y las tareas que debe enfrentar Rusia para continuar desarrollándose y ocupar un lugar importante en las industrias modernas. El objetivo principal continúa siendo terminar con la economía basada en las materias primas, especialmente en los hidrocarburos, algo que hasta el momento no se ha logrado. Putin ha propuesto al Gobierno elaborar 'hojas de ruta' en una serie de áreas que considera fundamentales para conseguir este objetivo.

En política, Putin reafirmó que para Rusia no puede haber otra opción que no sea la democracia, pero esta no debe ignorar las tradiciones nacionales y debe asentarse en el respeto a la ley.

"Quiero subrayar que compartimos los principios democráticos universales aceptados en todo el mundo, pero la democracia rusa es el poder precisamente del pueblo ruso", manifestó.

El presidente ruso dijo que la oposición es necesaria y que el pueblo no solo debe poder elegir a las autoridades sino también controlarlas. Debe asimismo tener posibilidad de influir directamente en la elaboración de leyes y por ello considera que los proyectos que obtienen apoyo popular, incluido a través de Internet, tienen que ser obligatoriamente debatidos en el Parlamento.

Las autoridades, según Putin, deben mantener un diálogo civilizado con la oposición, pero solo que aquella que presente y defienda de manera civilizada sus ideas y propuestas. Por otra parte, todas las fuerzas políticas deben tener un acceso igualitario a los medios de prensa, dijo.

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Pero la democracia rusa debe tener ciertas limitaciones, ante todo debe excluirse todo separatismo y tiene que estar prohibido que los políticos puedan recibir financiamiento extranjero, directo o indirecto. "Cualquier interferencia externa en nuestros asuntos es inaceptable", dijo. "Un político que recibe dinero desde fuera de Rusia no puede ser político en su territorio".

Por último, señaló el presidente, hay que poner obstáculos eficaces para impedir que los delincuentes puedan ser elegidos. Aunque existen este tipo de barreras, Putin reconoció que representantes del mundo criminal de todas maneras logran introducirse en el poder.

En cuanto cambios concretos en el sistema político ruso, Putin admitió la posibilidad de volver a un sistema mixto de elecciones, proporcional y también mayoritario, como existía después de la desintegración de la URSS. Por cierto, a este sistema mixto retornaron ya en Ucrania.

Putin citó al premio Nobel de Literatura, Alexandr Solzhenitsin, al referirse a la importancia primordial del patriotismo, que, al mismo tiempo, debe excluir todo tipo de nacionalismo. El patriotismo es necesario sobre todo porque en los últimos quince años no solo cambió radicalmente el sistema de la sociedad rusa, sino porque se produjo al mismo tiempo una crisis de valores, su degradación, señaló.

El presidente se refirió al mejoramiento de la situación demográfica como un gran triunfo de la política del Kremlin. Si hacia el 2000, Rusia perdía un millón de personas anualmente, ahora el número de nacimientos supera el de fallecidos. Esta es una tendencia que hay que fortalecer, para lo cual propuso que se elaboraran medidas a diferentes niveles tendentes a conseguir lo que Putin considera debe ser una norma nacional: la familia de tres hijos.

La lucha contra la corrupción —que últimamente ha afectado a dos ministerios, el de Defensa y el de Agricultura— continuará. Para ello habrá control a todo nivel no solo de los bienes de todo funcionario y su familia, sino también de los gastos en que incurren. Además, pidió a los parlamentarios que apoyaran la introducción de limitaciones para políticos y funcionarios a la posesión de cuentas en el extranjero, acciones y propiedades.

Además, Putin planteó la necesidad de 'desofshorización' de la economía rusa y se mostró partidario de continuar con el impuesto plano del 13% sobre la renta pero de introducir impuesto al consumo de artículos de lujo.

El opositor ultraizquierdista Serguéi Udaltsov resumió la opinión de muchos rusos que comentaron en Internet el discurso del presidente al decir que "las palabras de Putin son bonitas y correctas, pero están muy lejos de la realidad y de las acciones de la policía y los funcionarios". El político liberal de oposición Vladímir Rizhkov declaró por su parte que la intervención de Putin es un "manifiesto del autoritarismo y de la conservación del statu quo".

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