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El Egipto rural se vuelca con el proyecto constitucional del presidente Morsi

Los islamistas confían en las zonas más pobres para arrasar en el referéndum

Choques entre partidarios y detractores de la Constitución en Alejandría.
Choques entre partidarios y detractores de la Constitución en Alejandría.MAHMUD HAMS (AFP)

Tras el tradicional rezo de los viernes, centenares de personas recorren entusiasmadas las calles de Maymún, un humilde pueblo situado a unos 120 kilómetros al sur de El Cairo. Algunos chicos sostienen fotografías del presidente egipcio, Mohamed Morsi. Otros lucen chalecos y gorras con el símbolo de los Hermanos Musulmanes, que ayer organizaron manifestaciones como esta en pueblos y ciudades distribuidos a lo largo y ancho del país. Y es que era el último día de la campaña para la segunda fase del referéndum sobre el primer borrador constitucional del Egipto posrevolucionario.

En la primera jornada de votación, celebrada el pasado sábado, el sí se impuso por un margen más estrecho del esperado, recabando sólo el 56% de los sufragios. Sin embargo, los islamistas confían obtener un apoyo más concluyente en esta segunda fase, pues entrarán en juego alguno de sus principales feudos. “Según nuestras estimaciones, mañana vamos a superar el 70%”, explica Ashraf Ismael, uno de los líderes de la Hermandad en la provincia de Beni Suef. Muchos analistas han cuestionado la legitimidad de una Constitución que no cuente con un respaldo masivo en las urnas.

“¡Sí, sí a la Constitución para que nuestro país pueda ver la luz!”, es el lema más coreado por los manifestantes, segmentados por género, como es habitual en las actividades de la conservadora cofradía. “Hay que votar sí para que este país pueda progresar. No podemos dar marcha atrás!”, proclama Ismail subido a un camioneta estacionada frente a la mezquita, punto final del recorrido de la marcha. Tras su discurso, un espontáneo toma el micrófono, y empieza a soltar un discurso sectario. “Los que votan “no” son sólo los cristianos”, afirma antes de que los organizadores lo silencien bruscamente.

“El proyecto constitucional es excelente. Por ejemplo, abre la puerta a muchas libertades antes vetadas”, afirma Ismail, de 42 años y director de una imprenta. “Pero aquí la gente es simple, y lo que les preocupa es poder garantizar su sustento. La Constitución servirá para traer estabilidad, y reconstruir las instituciones del Estado”.

Aquí la gente es simple, lo que les preocupa es poder garantizar su sustento Ismail, 42 años, comerciante

La estabilidad es un concepto clave en la campaña de las fuerzas islamistas. Para Talat, un campesino de 29 años, esa es una de las principales razones para decantarse por el “sí”. Pero no la única. “Apoyaré la Constitución porque garantiza una pensión para los campesinos cuando nos jubilemos”, comenta el joven. Probablemente, lo sabe gracias una pancarta situada en la entrada de Maymún, en la que se reproduce el contenido del artículo 16 del proyecto constitucional, junto a un gran sí.

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Aunque Egipto se gobierna desde El Cairo, cerebro de un país muy centralista, su espinazo lo constituyen desde tiempos inmemoriales los fallahin, o campesinos. Precisamente, las provincias rurales, como Beni Suef, constituyen los feudos de los Hermanos Musulmanes. Es aquí donde se gestan sus victorias electorales. Con una tasa de analfabetismo del 40%, ésta es una de las regiones más pobres del país. Y por ello, también de las que más necesitan los servicios que presta la Hermandad.

“Nuestra organización realiza todo tipo de actividades, desde clases de refuerzo para los niños, a asistencia sanitaria gratuita, o la provisión de comida gratuita para los pobres”, señala Ismail. Buena parte de estos servicios están vinculados a las mezquitas, un poderoso altavoz para diseminar la narrativa islamista. En su sermón de ayer, el imán habló de la Constitución, e hizo una llamada a la participación en el referéndum. Si bien mantuvo su neutralidad, en una sala anexa al templo, donde los fieles realizan las abluciones, hay una prominente pegatina con el escudo de la Hermandad.

Una de las claves del éxito de la cofradía es que está profundamente enraízada por toda la geografía del país. Tan sólo Al Nur, la principal coalición salafista, posee también una sede en Maymún. Sus calles sin asfaltar, repletas de surcos, charcos y niños descalzos, conservan docenas de pósters electorales de Morsi. Apenas si hay alguno, medio arrancado, de sus adversarios laicos en las elecciones presidenciales. No hay ningún contrapeso a los islamistas. Mientras el rais obtuvo un 51% de los sufragios en todo el país, y 44% en El Cairo, aquí superó el 85%.

Aparentemente, en el pueblo, la oposición al proyecto constitucional se limita a la comunidad cristiana copta, que representa cerca de un 10% de los 85 millones de egipcios. “El tío Abdu”, un anciano zapatero prefiere no opinar sobre el referéndum. Sin embargo, Girgis, un joven sastre de 21 años, es más atrevido y anuncia que su voto será negativo: “No me he leído la Constitución, es demasiado larga. Pero sé que los jueces están en contra, y los medios también. Además, la Iglesia se retiró de la Asamblea Constituyente. Con esto ya tengo suficiente”.

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