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China se enfrenta al ansia de libertad de sus ciudadanos

Pekín acusa a “fuerzas extranjeras” de estar detrás de las inéditas manifestaciones en favor de la libertad de información y la democracia en la sureña provincia de Guangdong

Manifestantes piden libertad de expresión en Cantón, el 8 de enero.
Manifestantes piden libertad de expresión en Cantón, el 8 de enero.REUTERS

El auge de protestas sociales que ha experimentado China en los últimos años ha dado un giro significativo esta semana, al haberse sumado a ellas periodistas y ciudadanos que reclaman mayor libertad de expresión y democracia, lo que representa un desafío para los nuevos líderes. Cientos de personas han vuelto a manifestarse este martes en Cantón (capital de la provincia de Guangdong) para apoyar a los periodistas del Nanfang Zhoumo (Semanario del Sur), que han llevado a cabo una huelga en rechazo a la censura oficial.

Aunque las protestas en la calle han sido protagonizadas por un número pequeño de personas, tienen gran relevancia. Por un lado, porque afectan a un tema sensible para el Gobierno —la libertad de información y la democracia— y, por otro, porque han tenido un amplio eco en Internet y las redes sociales, donde proliferan estos días las muestras de simpatía a los periodistas del Nanfang Zhoumo, uno de los periódicos más liberales y respetados de China.

La reacción de Pekín no se ha hecho esperar. El Departamento de Propaganda del Comité Central del Partido Comunista Chino (PCCh) ha enviado una nota urgente a responsables del partido y medios de comunicación en la cual ratifica el poder total del PCCh sobre la prensa y acusa a "fuerzas extranjeras" de estar detrás de las movilizaciones. En ella, urge también a los funcionarios a que sigan impidiendo a los editores y redactores que expresen en Internet su apoyo a la publicación.

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Las manifestaciones se han producido después de que los empleados del semanario acusaran a los censores de bloquear el jueves pasado la publicación de un artículo, con ocasión del Año Nuevo, que pedía la realización del sueño "del constitucionalismo en China" y de sustituirlo por otro de alabanza al PCCh. Algunos de los manifestantes llevaban el lunes carteles con eslóganes como "La libertad de expresión no es un crimen", "El pueblo chino quiere libertad" y "Queremos libertad de prensa, constitucionalismo y democracia". Los redactores del semanario cantonés culpan al jefe de propaganda provincial, Tuo Zhen, de estar detrás de la censura del artículo.

El comunicado del departamento de propaganda asegura que ha llegado a tres conclusiones respecto al conflicto, según el diario de Hong Kong South China Morning Post. Estas son: "El partido tiene control absoluto de los medios de comunicación en China. Este principio básico es inquebrantable". Segundo: "El incidente de publicación en el Nanfang Zhoumo no tiene nada que ver con el jefe de propaganda de Guangdong, el camarada Tuo Zhen". Y tercero: "Fuerzas extranjeras hostiles han interferido en el incidente".

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La nota urge también a los periódicos a que reproduzcan un editorial publicado el lunes por el diario Tiempos Globales —vinculado al Diario del Pueblo, órgano oficial del PCCh— en el que señalaba: "No importa si esta gente (los manifestantes) está contenta o no, es de sentido común que, con la realidad social y política de China hoy, es imposible tener el tipo de medios de comunicación libres con los que sueñan". Y seguía: "Los medios no se convertirán, de ninguna manera, en un área política especial", y, si pretenden luchar contra el Gobierno, "perderán sin ninguna duda".

En el editorial publicado este martes, Tiempos Globales acusa a "antiguos empleados" del semanario y a "activistas, incluido Chen Guangcheng, que actualmente reside en Estados Unidos", de promover las movilizaciones. E insiste en que "su campaña, dirigida aparentemente a funcionarios específicos, en realidad tiene como objetivo el conjunto del sistema de los medios de comunicación en China". "El desarrollo de los medios en China necesita reforma. Pero la reforma debe estar en línea con la política china", añade.

Blogueros y celebridades han salido en defensa del periódico de Cantón. Yao Chen, una actriz que tiene 32 millones de seguidores en Weibo —el Twitter chino—, ha escrito un mensaje con el logotipo del periódico y una cita del disidente ruso Alexander Solzhenitsyn: "Una palabra de verdad pesará más que el mundo entero". Otro actor, Chen Kun, que tiene 27 millones de seguidores, replicó: "Yo no soy tan profundo, y no juego con palabras, apoyo a los amigos del Nanfang Zhoumo". El popular bloguero Han Han, nombrado por la revista Time una de las 100 personas más influyentes del mundo en 2010, también ha criticado la presión sobre los periodistas. Académicos en diferentes partes de China han firmado una carta en la que solicitan, al igual que los redactores del semanario, el cese inmediato de Tuo y más libertad de prensa.

Las dirigentes chinos son cada vez más sensibles al poder movilizador de la creciente clase media y se han plegado en los últimos años con más frecuencia a las demandas populares, especialmente cuando estas han sido limitadas, de carácter medioambiental y no claramente políticas. Las peticiones de mayor libertad de expresión añaden un nuevo desafío para los líderes llegados al poder en el congreso del partido en noviembre pasado, encabezados por Xi Jinping, secretario general del PCCh y próximo presidente del país, quien ha prometido gobernar con un estilo más abierto. Vienen a sumarse a la mayor voluntad de los chinos de llevar sus reivindicaciones a las calles, la creciente concienciación sobre sus derechos y el auge del uso de Internet como herramienta de comunicación.

La sureña provincia de Guangdong fue la cuna del proceso de reformas en China, iniciadas hace tres décadas. La forma en que responda el partido a la batalla de los periodistas del Nanfang Zhoumo contra los responsables de propaganda será un indicador clave de las tendencias reformistas, o no, de Xi Jinping.

Se estima que en 2010 se produjeron en China unos 180.000 "incidentes de masas", eufemismo con el que el Gobierno denomina las protestas, huelgas y disturbios sociales. La mayor parte de ellos estuvo relacionada con problemas medioambientales, expropiaciones de tierras, conflictos laborales y quejas contras la corrupción gubernamental. Ahora, se están sumando las peticiones de mayor libertad de expresión y democracia.

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