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Netanyahu lucha por contener la fuga de votos hacia la extrema derecha

Los sondeos prevén un avance de Casa Judía a costa de la alianza electoral del primer ministro

El líder de Casa Judía, Naftali Bennett (izquierda) conversa en Julis, al norte del país, con un miembro de la comunidad drusa de Israel el pasado 2 de enero.
El líder de Casa Judía, Naftali Bennett (izquierda) conversa en Julis, al norte del país, con un miembro de la comunidad drusa de Israel el pasado 2 de enero.JACK GUEZ (AFP)

Cuando el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, decidió hace meses convocar elecciones anticipadas, lo hizo con la convicción de que reforzaría su mayoría y daría comienzo un nuevo mandato de derechas en el que podría hacer y deshacer a su antojo. A dos semanas de las elecciones, el dominio absoluto del rey Bibi ya no está tan claro, según reflejan las últimas encuestas. Paradójicamente, su mayor amenaza no procede ahora de la izquierda o del centro por el que tradicionalmente pelean los partidos en Israel. Procede de la recién nacida extrema derecha, que encabeza el carismático Naftali Bennett y cuyo partido sube como la espuma.

Una reciente encuesta de la radio israelí le adjudica a la Casa Judía, el partido de Bennet, 18 escaños —de un total de 120 de la Knesset— por lo que queda aún lejos de los 35 que el mismo sondeo concede a la alianza electoral que forman el Likud de Netanyahu y el partido del ultranacionalista Avigdor Lieberman. El fenómeno Bennett es sin embargo preocupante para Netanyahu por varios motivos. En primer lugar, porque la alianza del primer ministro perdería hasta siete escaños respecto a los del Parlamento saliente. No reforzaría sino que debilitaría su mayoría. Además, los votos de Bennett, un magnate del software bancario que hace siete años se pasó a la política proceden precisamente de votantes desencantados de Lieberman y de Netanyahu.

Pero también, porque en estas elecciones no importa tanto qué candidato obtenga un mayor número de votos, sino quién sea capaz de formar Gobierno. Ningún gran partido ha sido capaz de obtener mayoría absoluta en la historia de Israel, lo que obligado a formar amplias coaliciones y estas elecciones tampoco van a ser una excepción. La buena noticia para Netanyahu es que el Likud y la Casa Judía son casi aliados ideológicos naturales. La mala, que Bennett y el primer ministro se profesan una pública enemistad.

En este contexto, Netanyahu ha derechizado aún más su mensaje y se ha lanzado a la calle en busca de votos, teniendo en cuenta que hay todavía un 18% de indecisos, según los sondeos. El domingo se le pudo ver en una discoteca de Tel Aviv, en vaqueros, al frente de la mesa del Dj, consciente de que buena parte de los nuevos votantes de la Casa Judía son jóvenes menores de 30 años. El martes, el primer ministro se concentró en la conquista del voto colono, el de los religiosos-nacionalistas que viven en los asentamientos y a muchos de los cuales les convence la nueva ultraderecha. En la gran colonia de Ariel explicó a los colonos, que las grandes amenazas mundiales son Irán y las armas químicas sirias, no los asentamientos. Medio millón de israelíes viven en colonias en los territorios palestinos, considerados ilegales por la comunidad internacional.

Bennett es el único candidato que se opone incluso de palabra, a la creación de un Estado palestino. Defiende la anexión de buena parte de Cisjordania y una cierta autonomía o la dependencia de Jordania para el resto. “Estoy en contra de un Estado palestino”, dijo el martes Bennett durante un debate sobre política exterior en la Universidad Hebrea de Jerusalén. “Si tienen un Estado, abrirán las puertas a los refugiados palestinos de todo el mundo árabe”, añadió este joven político de 40 años. Sus intervenciones públicas, que suelen ignorar la cuestión palestina y a centrarse en los problemas socio-económicos del país, seducen a muchos israelíes que dan por descontado que no habrá un acuerdo de paz en el futuro y que prefieren centrarse en las cuestiones internas. Una encuesta que el Times of Israel publicó el martes indica que las relaciones con los palestinos es una prioridad solo para el 16% de los israelíes.

Pero al margen de sus propuestas políticas, lo que de verdad seduce a los votantes es la figura y la personalidad de Bennett, quien hasta hace poco fuera el director general de la organización que agrupa a los colonos. “Sirvió en la unidad de combate más prestigiosa del Ejército y a la vez es un millonario del software. Es difícil encontrar en Israel a alguien que no sienta admiración por estas dos cuestiones. Bennett es el yerno que muchas madres israelíes querrían para sus hijos”, piensa Gil Hoffman, analista político del Jerusalem Post.

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Y mientras la derecha pelea por conquistar a un electorado cada vez más conservador y religioso, las formaciones de centro izquierda pelean entre ellas, incapaces de ponerse de acuerdo para formar un bloque con opciones de hacer frente a la alianza Bibierman y sus potenciales aliados. El que en otros tiempos fuera el todopoderoso laborismo conseguiría ahora casi los mismos escaños que la ultraderechista Casa Judía. El resto de formaciones de centro izquierda quedarían muy por debajo de esa cifra. Juntos, podrían formar un bloque que en teoría podría hacer sombra a la candidatura de Netanyahu.

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