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Las claves de la rebelión en Malí

El avance de los rebeldes, tuaregs e islamistas, ha sido imparable desde enero de 2012 Durante el conflicto, el país ha sufrido un golpe de Estado con el consiguiente vacío de poder Francia ha intervenido en el país africano por el temor a que se estableciera un santuario islamista en su antigua colonia

Miembros del grupo Ansar Dine, en Kidal en agosto.
Miembros del grupo Ansar Dine, en Kidal en agosto.R. Hien (AFP)

Los tuaregs y el origen del conflicto

Los tuaregs, comunidad nómada de aproximadamente 1,5 millones de personas, se reparten entre varias tribus de Malí, Níger, Argelia, Libia y Burkina Faso. Los enfrentamientos —y las treguas— entre el Gobierno de Bamako y los tuaregs se suceden desde la independencia de Malí, en 1960.

El 17 de enero de 2012, los rebeldes tuaregs del laico Movimiento Nacional de Liberación de Azawad (MNLA), atacaron la ciudad de Ménaka y, al día siguiente, las de Aguelhok y Tessalit. Al movimiento se sumaron centenares de combatientes que en los años noventa emigraron a Libia para formar parte de las milicias del Muamar el Gadafi y que, después del triunfo de la primavera árabe libia, han vuelto a su tierra de origen cargados de armamento proveniente de los arsenales del coronel. Un grupo de tuaregs islamistas, Ansar Dine (Defensores de la Fe), también colaboró con el MNLA.

Golpe de Estado y avance rebelde

El pasado 22 de marzo un grupo de militares de Malí dio un golpe de Estado en protesta por la falta de medios para combatir a los rebeldes. El líder de la asonada, el capitán Amadou Haya Sanogo, depuso a Amadou Toumani Touré y acabó cediendo el poder al presidente de la Asamblea Nacional, Dioncouda Traoré.

Un año de conflicto

2012

2013

17 de enero: Los rebeldes atacan la ciudad de Ménaka y, al día siguiente, Aguelhok y Tessalit.

22 de marzo: Un grupo de militares da un golpe de Estado en Bamako y se hace con el poder.

6 de abril: El MNLA declara la independencia del territorio conquistado en el norte del país.

12 de abril: Dioncounda Traoré, presidente del Parlamento, es investido presidente interino del país.

27 de mayo: El bando rebelde proclama el Estado islámico de Azawad y comienza a imponer la sharia.

27 de junio: Los islamistas se enfrentan al MNLA y toman el control de la ciudad de Gao.

5 de septiembre: Los rebeldes toman Douentza, a solo 50 kilómetros de Kona.

20 de diciembre: El Consejo de Seguridad de la ONU aprueba el despliegue de una fuerza internacional en Malí.

8 de enero: Los rebeldes islamistas siguen avanzando hacia el sur y atacan Kona, a 600 kilómetros de Bamako.

11 de enero:
Los rebeldes toman Kona y las fuerzas internacionales se preparan para intervenir en el conflicto.

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Mientras en Bamako se resolvían las consecuencias del golpe, los rebeldes tuaregs, con el refuerzo de los grupos islamistas, aprovecharon el vacío de poder y tomaron las ciudades de Kidal, Gao y la turística Tombuctú. Semanas después, a finales de mayo, los rebeldes alcanzaron un acuerdo y los tuaregs declararon la independencia del territorio conquistado en el norte de Malí y, después, tras pactar con las distintas facciones, proclamaron la creación del Estado islámico del Azawad.

El Ejército maliense se retiró del desértico norte del país. Desde entonces, más de 350.000 personas han huido del territorio en poder de los rebeldes, especialmente de los radicales islamistas y su estricta imposición de la sharia, la ley islámica.

El bando rebelde y sus objetivos

Tres grupos distintos —cuatro con la escisión del Muyao— lucharon juntos para controlar el norte de Malí, aunque con diferentes objetivos.

División entre tuaregs e islamistas y victoria de estos últimos

A finales de junio, un enfrentamiento entre tuaregs moderados e islamistas en Gao se saldó con 20 muertos. El Muyao y el Ansar Dine se hicieron con el control de la ciudad. Las tensiones entre ambas facciones rebeldes habían aparecido meses antes, y el MNLA incluso salvó a varios extranjeros de ser secuestrados por los islamistas.

El rigor con el que los grupos islamistas instauran las reglas de la sharia (ley islámica) en las zonas conquistadas también ha contribuido al cada vez mayor distanciamiento del MNLA, poco impregnado de la religión. Las facciones islamistas radicales se impusieron en el bando rebelde.

Las ciudades clave

La internalización del conflicto

En septiembre, los islamistas se hicieron con el control de la ciudad de Douentza, situada a solo 50 kilómetros de Kona, el último puesto de control del Ejército de Malí y a 170 de Mopti, donde se concentra el grueso de las tropas regulares malienses. Este continuo avance hacia el sur hizo que el presidente Traoré pidiera ayuda militar la Comunidad Económica de Estados de África del Oeste (Cedeao).

El presidente francés, François Hollande, calificó entonces de "urgente" una intervención en el país y Bamako solicitó que el Consejo de Seguridad de la ONU autorizara la intervención militar de sus vecinos africanos.

A finales de diciembre, este Consejo aprobó por unanimidad la propuesta francesa de desplegar una fuerza internacional en Malí, lo que provocó que el MNLA y Ansar Dine anunciaran su disposición a negociar con el Gobierno de Bamako.

Sin embargo en las primeras semanas de enero los islamistas radicales continuaron su avance y, tras tomar Kona, alcanzaron las posiciones del ejército maliense. Esto se produjo días antes que comenzara la segunda ronda de negociaciones entre Ansar Dine, el MNLA y el Gobierno de Malí en Burkina Faso, previstas para el 10 de enero.

La intervención de Francia

Ante el peligro de que los islamistas alcanzaran la capital, Bamako, Traoré pidió ayuda urgente a Francia ese mismo día. El presidente François Hollande envió tropas a Malí y confirmó el viernes la presencia de soldados franceses en el país africano. Desde entonces cazas y miembros de las fuerzas especiales galas apoyan al maltrecho Ejército maliense para detener el avance de los yihadistas.

Francia considera a los islamistas una amenaza para la seguridad de la zona del Sahel, donde tiene muchos intereses económicos y viven varios miles de sus ciudadanos. París también considera que permitir que el norte de Malí se convierta en un refugio terrorista puede aumentar el riesgo de atentados en suelo francés. Además, AQMI tiene retenidos a siete rehenes franceses.

La OTAN se ha desmarcado de la intervención y los principales socios de Francia se han limitado a ofrecer apoyo logístico. Los británicos brindaron dos aviones de transporte C-17 y EE UU ofreció principalmente inteligencia gracias a la información cosechada por sus satélites y a sus aviones no tripulados. La mayor parte de las potencias europeas —Dinamarca, Bélgica, etcétera— y países como Canadá también se han limitado a proponer apoyo logístico, generalmente transporte aéreo, a los franceses, que por ahora siguen solos en Malí.

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