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Los rebeldes dan un golpe estratégico a la aviación siria

Milicianos conquistan un aeropuerto militar cerca de Alepo desde donde el régimen les bombardeaba El intenso frío complica la crisis de los refugiados

Imagen difundida por activistas sirios que muestra a rebeldes en poder de armamento antitanque cerca del aeropuerto de Taftanaz.
Imagen difundida por activistas sirios que muestra a rebeldes en poder de armamento antitanque cerca del aeropuerto de Taftanaz.AFP

Los rebeldes sirios aseguran que han tomado el aeropuerto militar de Taftanaf, desde el que despegaban los helicópteros del Ejército que bombardean las posiciones opositoras del norte del país. La base, situada en la provincia de Idlib, en el noroeste, era además un importante centro de suministro y transporte para las fuerzas del régimen en la región. De consolidarse la supuesta conquista, supondría un duro golpe para el régimen de Damasco, que asienta buena parte de su estrategia militar en los bombardeos desde helicópteros. Mientras, las conversaciones que el enviado internacional de Naciones Unidas y la Liga Árabe, Lajdar Brahimi, mantuvo con representantes de Estados Unidos y de Rusia en Ginebra volvieron a fracasar.

En imágenes supuestamente procedentes de Taftanaf se puede ver a combatientes rebeldes junto a un helicóptero militar cantando victoria al grito de Allahu Akbar (Dios es grande). Los activistas detallan que la ofensiva sobre Taftanaf ha corrido a cargo de varios grupos islamistas, entre ellos el extremista Jabhat al Nusra, al que Washington vincula con Al Qaeda.

“En este momento, los rebeldes ejercen el pleno control de la base aérea”, indicó ayer Mohamed Kanaan, un activista rebelde a la agencia Associated Press. Está por ver, sin embargo, si como en avances anteriores, el Ejército logra pronto reconquistar la base. El opositor Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, con sede en Londres, también informó del avance rebelde y detalló que los combates en torno al aeropuerto terminaron a primera hora de la mañana de ayer. Hacía semanas que los bandos enfrentados luchaban por el control de Taftanaf. “Se trata de la captura más importante de una base aérea desde el comienzo de la revuelta hace 22 meses”, dijo Rami Abdel Rahmane, director del Observatorio a la agencia France Presse. Rahmane atribuyó la conquista a Jabhat al Nusra, Ahrar al Cham y Taliaa al Islamiya, tres organizaciones islamistas.

La base militar de Taftanaf se encuentra cerca de la carretera que une la capital Damasco con Alepo, cuyo control se disputan el régimen y los grupos armados de la oposición, sin que ningún bando haya logrado hasta ahora imponerse militarmente.

En el resto del país, se registraron como cada día intensos combates, que dejaron decenas de muertos. El temporal de frío y nieve que hace días recorre la región ha complicado aún más la situación para buena parte de la población que sufre escasez de todo tipo de suministros, incluido el combustible. Ha endurecido, además, las condiciones de vida de los cientos de miles de refugiados que malviven en los campos de los países vecinos.

Mientras, en el frente diplomático, el enviado especial de Naciones Unidas, Lajdar Brahimi, se reunió en Ginebra con representantes de EE UU y de Rusia, dos países clave en la resolución de un conflicto crecientemente internacionalizado. Mientras Washington pide la salida del presidente Bachar el Asad, al considerar que ha perdido cualquier posible vestigio de legitimidad, Moscú es uno de los pocos apoyos con los que cuenta el régimen de Damasco además de ser su mayor suministrador de armas. Rusia insiste en que la salida de El Asad no puede ser un requisito de ningún plan de transición para Siria.

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Las conversaciones volvieron a terminar sin ofrecer resultados tangibles. “Si me preguntan si la solución está a la vuelta de la esquina, no creo que nos encontremos ante esa situación”, dijo Brahimi tras la reunión.

El comunicado conjunto emitido tras el encuentro habló tan solo de la necesidad de alcanzar “una solución política” y no militar al conflicto.

Al menos 60.000 sirios han muerto desde que estallara la revuelta prodemocrática hace casi dos años, sin que el reguero de iniciativas diplomáticas haya sido capaz de frenar el baño de sangre.

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