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El rescate en Somalia de un espía galo secuestrado acaba en desastre

En la operación murieron al menos un soldado y 17 islamistas Según el ministerio, "todo lleva a pensar" que el rehén fue asesinado Los islamistas aseguran que sigue vivo

Imagen del vídeo en el que Allex pedía a Hollande que negociase su liberación.
Imagen del vídeo en el que Allex pedía a Hollande que negociase su liberación.AFP

El intento de rescate de un agente de los servicios secretos franceses que permanece secuestrado por la guerrilla islamista de Somalia desde 2009, y cuyo nombre en clave es Denis Allex, se convirtió este sábado en una pesadilla para el Ejército francés, para la agencia de seguridad exterior (DGSE) y para el presidente François Hollande. El asalto organizado por el Ejército y la central de inteligencia encontró “una fuerte resistencia” de los captores de Allex, según reconoció el ministro de Defensa, Jean-Yves Le Drian. Se produjo un “violento combate” tras el cual el comando fue incapaz de liberar al espía. Según el ministerio, “todo lleva a pensar” que Allex fue “ejecutado por sus captores”, pero los islamistas afirmaron que el espía estaba vivo. Durante el ataque, un soldado francés “desapareció”, según Defensa, otro resultó herido y fue evacuado por sus compañeros. Resultaron abatidos 17 terroristas de Al Shabab, la milicia más potente de Al Qaeda en Somalia.

La operación militar tuvo lugar en la noche del viernes al sábado en Bulomarer, una localidad rural controlada por la guerrilla de Al Shabab y situada 110 kilómetros al sur de la capital, Mogadiscio. París sabía que su agente había sido trasladado allí unos días después de ser capturado en la capital junto a otro espía de la DGSE, Marc Aubrière, hace ahora tres años y medio.

Los dos agentes llegaron a Somalia para ayudar al Gobierno federal de transición en su lucha contra esa guerrilla islamista, pero fueron secuestrados el 14 de julio de 2009 por un grupo armado y uniformado en la habitación del hotel Sahafi. Irónicamente, los espías fueron entregados a la guerrilla por el exministro del Interior del Gobierno federal de transición somalí al que Francia daba su apoyo.

Su misión consistía en formar a la guardia encargada de proteger al presidente somalí. Pero en el caos de Mogadiscio los agentes no lograron encontrar un albergue seguro y tuvieron que hacerse pasar por reporteros. Aubriére fue liberado un mes más tarde a cambio de un rescate económico, pero los captores de Allex se negaron a negociar con Francia.

“Ante la intransigencia de los terroristas, que siempre rechazaron negociar su liberación y que retenían a Denis Allex en condiciones inhumanas, se planificó y puso en marcha una operación. Las familias de las víctimas han sido advertidas”, informó la nota de Defensa emitida tras el fracaso de la operación.

Los secuestradores también ofrecieron su versión de los hechos, y en un comunicado publicado en Internet aseguraron que el rehén se encuentra vivo y será “juzgado en dos días”. Además, anunciaron que habían capturado a un soldado y dijeron que “varios más murieron o resultaron heridos”. Según los islamistas de Al Shabab, el comando galo “abandonó el combate dejando atrás equipamiento militar y a uno de sus compañeros”. Los milicianos amenazaron con hacer pagar a Francia las “consecuencias amargas de la actitud inconsecuente de su Gobierno”.

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El agente de la DGSE es uno de los nueve ciudadanos franceses secuestrados en el extranjero, todos ellos en países africanos. Al menos seis de ellos están en manos de Al Qaeda del Magreb Islámico (AQMI) en el Sahel.

Los captores de Denis Allex habían enviado vídeos del rehén dos veces. En junio de 2010, para exigir a Francia que dejara de apoyar al Gobierno somalí, y en octubre de 2012, cuando el espía apareció pálido y visiblemente cansado y lanzó un mensaje de socorro al presidente Hollande para que pusiera en marcha su liberación. “Señor presidente, sigo vivo, ¿pero hasta cuándo? Eso dependerá de usted”, decía.

La malograda operación de rescate se produce en un momento de creciente debilidad de los islamistas somalíes, que han perdido sus bastiones principales en el sur y el centro del país ante la ofensiva que desde hace año y medio lanzan las fuerzas de la Unión Africana (Amisom), bajo el paraguas de la ONU, con la ayuda de un contingente de Kenia y de un cuerpo expedicionario etíope.

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