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Los millones desaparecidos de la isla caribeña

La fiscalía de Nueva York investiga a Wyclef Jean, rapero nacido en Haití, por la supuesta malversación de las descomunales donaciones recibidas por su ONG

Naiara Galarraga Gortázar
Niños juegan en uno de los campamentos de refugiados en Puerto Príncipe hoy, sábado 12 de enero de 2013.
Niños juegan en uno de los campamentos de refugiados en Puerto Príncipe hoy, sábado 12 de enero de 2013.Orlando Barría (EFE)

Un lunes por la noche, 17 días después del devastador terremoto en Haití, un telemaratón recaudó la friolera de 52 millones de euros. No era para menos con 300.000 muertos y con el actor George Clooney y el rapero Wyclef Jean, nacido en el país caribeño, como maestros de ceremonias. Aquella millonada que miles de particulares donaron dólar a dólar para las víctimas fue repartida entre varios de los grandes nombres de la ayuda humanitaria (Unicef, Oxfam, Cruz Roja y otros) y una pequeña ONG a la que el seísmo había lanzado al estrellato 17 días antes, Yéle Haiti. La organización, creada en 2004 por el rapero Jean para ayudar a sus compatriotas —daba becas, subvencionaba escuelas y comidas—, dejó de existir el pasado verano con una ristra de deudas. Y algo peor: es investigada por malversación de los fondos recaudados durante estos años. La Fiscalía General de Nueva York declinó comentar en qué punto está el caso.

Los investigadores estadounidenses sospechan que Yéle Haiti se gastó en su propio funcionamiento buena parte de los 12 millones de euros que recibió como donaciones en dos años. El cantante ha proclamado su inocencia y presume de transparencia. La ONG sí dispensó algunas ayudas en el devastado Haití: dio empleos temporales a jóvenes, repartió comida y agua a los supervivientes… pero muchos de los grandes proyectos presupuestados y a los que destinó dinero nunca se convirtieron en nada tangible que mejorara la vida de nadie. Yele Haiti gastó en 2010, según publicó The New York Times, nueve millones de dólares (6,7 millones de euros) y se gastó la mitad en su propio funcionamiento, en viajes, salarios, alquileres, consultores, etcétera.

La estrella de hip-hop se postuló como candidato a las elecciones presidenciales de Haití —ganadas por otro músico, Michel Martinelly— pero fue descalificado en agosto de 2010 por las autoridades en vista de que no cumplía el requisito ser residente en el país durante los cinco años previos. El varapalo a sus sueños de hacer política dio paso a un creciente interés por su ONG.

Tras analizar las cuentas de la ONG, fundada e inscrita en Estados Unidos, desde 2004 hasta 2009, la fiscalía ofreció a Jean (que saltó a la fama con la banda The Fugees) un pacto extrajudicial: la estrella del rap y dos fundadores más de la organización pagarían 450.000 euros para “compensar el derroche de los fondos de la fundación” durante ese lustro y pagaba también una auditoría completa de los ingresos y gastos posteriores a la tragedia que asoló al país más pobre de américa en 2010, según informó el pasado octubre el diario neoyorquino. El músico declinó aquella oferta. Su abogado, Avi Shick, no respondió al intento de este diario de recabar su versión.

La auditoria oficial de las cuentas al fisco de la ONG entre 2004 y 2009 revelan que Yéle Haiti se gastó 23.000 euros en llevar en avión privado a la actriz Lindsay Lohan a una gala en la que solo se recaudaron 50.000 euros. Un gasto que los investigadores censuran. Sin embargo, consideraron adecuado que Yéle Haití pagara a su fundador 75.000 euros por un bolo en Mónaco organizado para recaudar donativos, porque esa es la tarifa habitual del rapero.

“A mí querido país, Haití, que Dios te siga dando fuerzas para seguir adelante”, ha escrito este sábado, tercer aniversario del brutal terremoto, a sus casi tres millones de seguidores en Twitter. Quizá era también un mensaje a sí mismo en vista de que, cuenta en sus memorias, él mismo es víctima de “una crucifixión” desde aquel infausto día en que la tierra tembló con furia descomunal.

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Sobre la firma

Naiara Galarraga Gortázar
Es corresponsal de EL PAÍS en Brasil. Antes fue subjefa de la sección de Internacional, corresponsal de Migraciones, y enviada especial. Trabajó en las redacciones de Madrid, Bilbao y México. En un intervalo de su carrera en el diario, fue corresponsal en Jerusalén para Cuatro/CNN+. Es licenciada y máster en Periodismo (EL PAÍS/UAM).

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