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La violencia sacude el aniversario de la revolución egipcia

La oposición al presidente Morsi quiere recuperar el espíritu revolucionario de 2011 Al menos cinco muertos en Suez y centenares de heridos en todo el país En la madrugada de este viernes ya se han producido enfrentamientos con la policía en Tahrir

Foto: overonaelpais | Vídeo: Mohammed Abed (AFP) / Reuters-LIVE!

Las principales ciudades de Egipto, y especialmente la icónica plaza Tahrir de El Cairo, han recuperado este viernes una vez más el pulso reivindicativo. En el segundo aniversario de la revolución que destronó a Hosni Mubarak, decenas de miles de personas se han manifestado para exigir el cumplimiento de las demandas aún insatisfechas de la revuelta y expresar su rechazo ante las tendencias autoritarias del presidente islamista Mohamed Morsi.

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Ya desde la madrugada, cientos de jóvenes se han enfrentado a la policía en los alrededores de Tahrir, frente a la sede del Gobierno, utilizando cócteles molotov y piedras para atacar a los agentes, que han respondido con gases lacrimógenos. Los altercados se han repetido de forma intermitente durante la mañana y se intensificaron al atardecer.

Escenas parecidas han tenido lugar en Alejandría, Suez y Mahalla. Según el Ministerio de Sanidad, más de 200 personas han sido atendidas por los servicios médicos durante las últimas 24 horas, incluidos una treintena de miembros de las fuerzas de seguridad. Fuentes de la Embajada de España en El Cairo han dicho que entre los heridos leves se cuenta un ciudadano español.

Al menos siete personas -una de ellas, un miembro de las fuerzas de seguridad- han muerto en los disturbios en Suez, al noreste del país. La ciudad ha sido escenario de los incidentes más violentos, lo que ha provocado el despliegue del Ejército en las calles. De madrugada, el presidente Morsi ha instado a los egipcios a "rechazar la violencia", así como a expresar pacífica y libremente sus opiniones", mientras que su partido ha atribuido los muertos "a quienes incitan a la violencia y el caos".

La atmósfera de tensión que ha experimentado el país árabe no ha sido tan diferente de la vivida el 25 de enero de 2011, inicio de un pulso de 18 días entre Tahrir y Mubarak que se saldó con la dimisión del general que había gobernado Egipto con puño de hierro durante 30 años. Después de que un tribunal de casación declarara nula su condena a cadena perpetua hace 15 días, Mubarak se encuentra a la espera de un nuevo juicio.

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Los remanentes del régimen están liderando una contrarrevolución Mohamed Morsi, presidente egipcio

Igual que dos años antes, los gritos de “pan, libertad y justicia social” han resonado con fuerza en las calles de Egipto, pues muchos ciudadanos consideran que ninguna de esas tres demandas ha sido satisfecha. Coincidiendo con la efeméride, varias organizaciones de derechos humanos han publicado informes en los que denuncian que se continúan cometiendo abusos en las comisarías. El denostado Ministerio del Interior no ha sido aún purgado, y ninguno de los altos cargos policiales responsables de la muerte de más de 850 personas durante la revolución se encuentra entre rejas.

Entre los ciudadanos concentrados en Tahrir y delante del palacio presidencial se repartía casi a partes iguales la inquina hacia los pilares del antiguo régimen y el actual Gobierno islamista. “La revolución continúa. Rechazamos la dominación del Estado por parte de cualquier partido”, ha declarado el excandidato presidencial Hamdin Sabahi, en referencia a los Hermanos Musulmanes.

Sin embargo, no existe un consenso entre los manifestantes respecto al alcance y la naturaleza de sus demandas. Mientras algunos movimientos de jóvenes revolucionarios apuestan por intensificar las movilizaciones callejeras con la finalidad de forzar la dimisión de Morsi, la oposición con vocación institucional busca más bien un giro radical en la política del Ejecutivo.

“El presidente Morsi ganó las elecciones de forma democrática, y debemos respetar su legitimidad. Ahora bien, ello no implica que no debamos movilizarnos para pedir un cambio de rumbo y una modificación de la Constitución”, ha declarado a este diario Mohamed al Hanafy, portavoz del partido centrista Egipto Fuerte, liderado por Abdel Moneim Abulfutú, un exmiembro de la Hermandad.

Tras los graves disturbios, el Frente de Salvación Nacional, el principal grupo de la oposición, pidió la formación urgente de un Gobierno de unidad nacional y atribuyó al presidente Morsi y a los Hermanos Musulmanes la responsabilidad por la situación del país. En un comunicado, el frente instó a Morsi a lanzar un proceso de reconciliación con la oposición sin condiciones, informa Efe.

La polarización política entre islamistas y laicos, agudizada por la aprobación de la Constitución con los votos solo de los partidos religiosos, se ha hecho evidente. Varias de las sedes de los Hermanos Musulmanes han sido asaltadas.

Para evitar posibles altercados, la Hermandad había renunciado a organizar cualquier acto público de celebración. En cambio, con la vista ya puesta en las próximas elecciones legislativas, han lanzado una iniciativa de cariz caritativo que pretende proporcionar atención sanitaria y productos básicos a precios bajos a miles de egipcios sin recursos.

Por su parte, una coalición de una quincena de grupos salafistas ha celebrado la efeméride convocando a centenares de personas frente a un complejo en las afueras de El Cairo que alberga algunas de las principales cadenas de televisión privadas de la nación, a las que acusan de tergiversar la realidad política del país.

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