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La oposición se apresta para luchar en unas urnas dominadas por la emoción

Capriles tendrá que convencer a sus partidarios de que vale la pena ir a votar

Henrique Capriles, candidato opositor en las últimas elecciones de Venezuela.
Henrique Capriles, candidato opositor en las últimas elecciones de Venezuela. REUTERS

En los combates, la muerte del adversario suele marcar la victoria del otro bando. Pero no es el caso del fallecimiento del presidente Hugo Chávez. Para la oposición venezolana, la desaparición de su contrincante, invicto como candidato presidencial en cuatro convocatorias electorales desde 1998, puede sumirla en una de sus más profundas crisis.

A pesar de algunas voces disidentes en el seno de la Mesa de Unidad Democrática (MUD), alianza que intenta agrupar a una veintena de partidos políticos, es seguro que Henrique Capriles Radonski enfrentará por la oposición al vicepresidente y candidato oficialista, Nicolás Maduro, en los comicios venideros para elegir al nuevo presidente de Venezuela.

Será una campaña corta, propicia para capitalizar nombres ya conocidos

Fuentes internas de la MUD afirman que el gobernador del Estado de Lara —y exseguidor de Chávez—, Henri Falcón, será el jefe de su equipo de campaña.

Parece una elección lógica. Capriles, gobernador del Estado de Miranda, fue el rival de Chávez en las elecciones del pasado 7 de octubre. En esa ocasión cosechó casi 7 millones de votos (45% de los electores efectivos) en unas condiciones francamente desventajosas. Falcón, por su parte, representa un sólido liderazgo regional que, al mismo tiempo, porta consigo un mensaje de sensibilidad social que podría resultar atractivo para votantes del chavismo poco comprometidos.

La mesa opositora tiene previsto pedir garantías al órgano electoral nacional
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Si bien hay contradicciones sobre qué significa en la Constitución venezolana el plazo de 30 días contemplado tras la falta absoluta del presidente —¿se trata de que las elecciones se deben celebrar en un mes, o es la convocatoria a elecciones la que debe darse en ese plazo?—, en cualquier hipótesis, se tratará de una campaña corta, propicia solo para capitalizar el nombre y la reputación de líderes ya conocidos en el país.

Sin embargo, podría tratarse de un regalo envenenado para Capriles. La oleada emocional que está produciendo la muerte de Chávez y el endoso que este hizo, como su último deseo, a la candidatura de Maduro, auguran un triunfo holgado para el actual vicepresidente, respaldado por los recursos del Estado y —aunque provisionalmente— por las facciones del chavismo. Así, Capriles y su equipo no solo deben aceptar el desafío de enfrentar a un mito recién consagrado. Además, deben persuadir a sus partidarios de que todavía vale la pena acudir a las urnas, a pesar de que participen en un juego cuyo resultado parece cantado de antemano. De no lograr esa convicción entre su base electoral, Capriles podría obtener una votación magra que daría al traste con sus ambiciones políticas y tal vez con cualquier opción opositora en un futuro inmediato.

Hasta septiembre pasado, durante la campaña electoral y en vista de la evolución prevista de la enfermedad del presidente Chávez, diversas empresas de opinión pública midieron la candidatura de Capriles contra los que entonces parecían sus hipotéticos competidores del chavismo: el propio Maduro; el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, y el entonces vicepresidente y actual canciller, Elías Jaua. En cada caso, Capriles surgía como ganador. Pero desde entonces las cosas cambiaron. La bendición de Chávez ha otorgado a Maduro un impulso que diversos estudios —algunos filtrados de manera interesada a los medios— registran.

Capriles está entonces frente a un dilema fatal: no puede eludir la misión encomendada por sus partidarios, pero es una misión que parece de antemano una inmolación.

Por lo pronto, la MUD se alista para presentar un Documento de Unidad Nacional que está previsto que se dé a conocer en breve. En él se enumerarán las bases fundamentales de una gestión de rescate nacional a raíz de la desaparición del presidente venezolano y la crisis política y económica que le sucede.

También se espera que el fin de semana la MUD nombre a su candidato presidencial, rol al que aspiran, además de Capriles, el alcalde metropolitano de Caracas, Antonio Ledezma, y la diputada María Corina Machado.

Junto al nombre del candidato, la MUD aprovecharía la ocasión para plantear las garantías electorales que exigirá al órgano rector, el Consejo Nacional Electoral. Se trata de un tema polémico que divide a la oposición, pues, sobre todo, desmoviliza a su ala más radical, que considera que acudir a las elecciones en las condiciones de ventajismo que el Estado ya ha establecido como costumbre, equivale a convalidar un fraude continuado.

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