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“La movilización, los gritos... han sido un mal necesario”

Un representante de los maestros que resisten la reforma educativa del gobierno mexicano explica sus razones para protestar "Si los maestros no pusiéramos el grito al cielo estaríamos más 'amolados"

Raquel Seco
Bloqueo de la autopista del Sol de Guerrero por maestros el pasado jueves.
Bloqueo de la autopista del Sol de Guerrero por maestros el pasado jueves. Str (EFE)

Los maestros de Guerrero, unos de los más contestatarios a la reforma educativa anunciada por el presidente de México Enrique Peña Nieto, consideran que la nueva ley pretende privatizar la enseñanza y viola los derechos de los trabajadores. Este Estado del sureste del país sufre uno de los mayores problemas de baja escolaridad en un país que figura en el último lugar en el Informe Pisa de 2009 entre los 34 integrantes de la OCDE. Con 25 alumnos de media, asegura Román López, portavoz de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación del Estado de Guerrero (CETEG), el salario medio de un educador ronda los 5000 pesos (algo más de 400 dólares).

Pregunta: ¿Por qué está la CETEG en contra de la reforma educativa?

Respuesta: Primero: viola las relaciones laborales establecidas en la Constitución, que establece un escalafón por el que los trabajadores tienden a ascender. Lo que no pudieron reformar con la laboral de diciembre lo intentan reformar con esta. Además, la evaluación pretende cortar cabezas. Convierten al maestro en el único responsable y culpable de la calidad de la educación. Influyen otros factores: contextos socioeconómicos y culturales, geográficos incluso... Por otra parte, las indicaciones de la OCDE con las que argumenta el Gobierno chocan con la realidad de México. [...] Quieren también que los padres se hagan responsables del mantenimiento de las escuelas. Desprenderse de responsabilidades.

P. Ustedes dicen que la reforma educativa pretende privatizar la educación.

R. Los sucesivos sistemas que se han convertido más en negocio que en repercusiones reales para la mejora de la educación. [...] lejos de ir mejorando, las autoridades han sido indolentes. Se destina un presupuesto desde la famosa descentralización educativa de 1993, del que los gobiernos estatales han hecho un uso discrecional. La misma autoridad llegó a vender plazas [según el portavoz, de 15 a 25.000 pesos (de 1.200 a 2.000 dólares)]. Se habla de unas 10.000 plazas en Guerrero que no están presupuestadas, que fueron creadas para colocar a adeptos.

P. ¿Cómo funciona el sistema de ascensos actualmente?

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R. El programa de la carrera magisterial ha sido un campo de corrupción, donde el sindicato ha tenido mucho que ver. Para poder ascender los maestros deben reunir puntaje y cada 3 años se hace una especie de promedio. Los más beneficiados, siempre, han sido los fieles seguidores del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE, del que los maestros de Guerrero –entre otros-- se consideran la disidencia).

P. ¿Cómo es la situación en Guerrero tras las movilizaciones de los últimos días?

R. La situación se vuelve complicada. Dicen que el desalojo [de la autopista del Sol, que conecta la capital con la localidad turística de Acapulco, llevado a cabo este viernes] fue civilizado y limpio, pero ¿le llaman desalojo civilizado a lanzar gas pimienta, golpear a compañeros que no ofrecían resistencia? A partir de ahí las cosas se tornan complicadas. Pareciera que nos estamos metiendo en un callejón sin salida. Más cuando la única salida es el diálogo con la autoridad y el que nos ofrecen es dialogo sin solución, protocolario. Sentarse en las mesas y decirnos ‘no’.

P. ¿Habrá paro nacional, como ha amenazado la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE)?

R. Guerrero sí regresa a las escuelas mañana, pero con gran intención de reorganizarse, con los padres de familia, y no dejar la lucha. [...] Regresar de manera permanente... lo dudo. No sé qué vayan a responder los padres.

P. ¿Qué hay del apoyo de las policías comunitarias? En Guerrero han anunciado que les apoyan y en la movilización escuché a un supuesto líder recordar que pueden usar la fuerza.

R. Hay convergencia de organizaciones sociales. El llamado es abierto. ¿Sobre la fuerza? Lo que se dijo en el discurso quizá fue al calor de las emociones. Pero la decisión de que se unan a nuestro movimiento la tendrán que hacer en colectivo y tendrán que ver la manera de participar.

P. ¿Qué piensan de las advertencias de Enrique Peña Nieto, que ha reivindicado el uso de la fuerza tras las movilizaciones de maestros?

R. Todos los proyectos que se imponen por la fuerza, que no consideran opiniones ni de expertos ni se enfrentan a la realidad cotidiana de la educación, hablan de una imposición.

P. ¿La situación se está poniendo más tensa?

R. Viene una mano muy dura. Yo estoy sitiado por grupos policíacos que me persiguen y tengo una orden de aprehensión. Hablan de seis órdenes aquí en Guerrero. Mi orden apareció después de la fecha en la que tenía que comparecer. El objetivo es descabezar la movilización.

P. Los críticos repiten que Guerrero tiene un problema de escolaridad, muchas ausencias...

R. Ahí hay mucha razón. Hay afectación, pero si nosotros no pusiéramos el grito al cielo, con los riesgos que ello implica, estaríamos más amolados, más jodidos. La movilización, los gritos... han sido un mal necesario.

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Sobre la firma

Raquel Seco
Periodista en EL PAÍS desde 2011, trabaja en la sección sobre derechos humanos y desarrollo sostenible Planeta Futuro. Antes editó en el suplemento IDEAS, coordinó el equipo de redes sociales del diario y la redacción 'online' de Brasil y trabajó en la redacción de México.

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