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“La solución para Portugal es una salida negociada del euro”

Este exasesor de los presidentes Soares y Sampaio ha revolucionado el panorama político portugués publicando el libro 'Por qué debemos salir del euro'

Antonio Jiménez Barca (EL PAÍS)

João Ferreira do Amaral, de 65 años, es profesor en el Instituto Superior de Economía y Gestão de la Universidad Técnica de Lisboa y ha sido asesor de dos presidentes de la República, los socialistas Mário Soares y Jorge Sampaio. Ahora ha revolucionado el ya de por sí convulso panorama político-económico portugués con un libro, recientemente publicado, que va contracorriente y que se titula, simplemente, Porque devemos sair do euro (Por qué debemos salir del euro). El profesor se ha paseado por periódicos y televisiones portugueses sosteniendo su tesis y recordando que esto no lo ha mantenido ahora, sino cuando se instauró la moneda única europea y la inmensa mayoría de expertos lo consideraba no sólo un éxito incontestable sino duradero. Ferreira de Amaral es categórico: solo un tratamiento de choque como abandonar la moneda europea puede reanimar a la moribunda economía portuguesa y sacarla de esta agonía en la que se arrastra.

Pregunta. ¿Es la única solución, salir del euro?

Respuesta. Para Portugal, sí. Porque nuestro problema no es un problema financiero, sino económico. Tiene que ver con la destrucción de nuestra propia estructura económica. Desde la entrada de la moneda única, tenemos una estructura productiva que se destruye paulatinamente. Vea: la industria, ahora, no representa hoy más allá del 13% del PIB portugués. A mediados de los 90 llegaba al 25%. Y para recuperarnos, estos programas que lleva a cabo el Gobierno no sirven.

P. ¿Se refiere a los programas de austeridad?

R. Sí, claro. No tienen ningún sentido. A mí me gusta comparar la situación actual con la del Plan Marshall. Si en los años 40 los estadounidenses hubieran llegado y dicho ‘vale, nosotros les ayudamos pero tienen que esmerarse en tener un presupuesto equilibrado, y hacer esto y lo otro’, pues no habrían hecho nada. Nosotros, en Portugal, necesitamos un gran incentivo que favorezca, entre otras cosas, las exportaciones. Y eso sólo se consigue con una desvalorización de la moneda y eso sólo es posible con una política monetaria propia. Es algo fundamental.

P. ¿Una desvalorización de cuánto?

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R. Pues de un 30%, más o menos. Fue lo que hemos perdido de competitividad.

P. ¿No teme un corralito a la argentina que dé al traste con todos esos planes? ¿No habría una oleada de pánico y de portugueses a la puerta de los bancos para sacar su dinero?

R. Lo de Argentina es algo que hay que evitar, claro. Porque, aunque el país se haya recuperado, los dos años que siguieron al corralito fueron muy dañinos. Lo que yo propongo es que haya una acuerdo entre la Unión Europea y Portugal para una salida negociada del euro. Hay un interés mutuo: por un lado, nosotros ganamos posibilidades de crecimiento económico y la Unión Europea se libra de un problema. Así, el proceso sería controlado. Se anunciaría la salida, y durante un proceso de seis meses se iría introduciendo la nueva moneda. El gran miedo de la gente es a que sus ahorros mengüen o desaparezcan. Lo que es importante es que el que el que tuviera depósitos no perdiera debido a la desvalorización, que no fuera penalizado.

P. ¿Y eso no es inevitable?

R. Si se hace de una forma controlada, no. Es posible hacerlo.

P. Pero Portugal debe 78.000 millones de euros a la troika ¿Qué montaña de escudos sería esa?

R. Portugal pagaría en euros. Lo que pasa es que el país, desvalorizando la moneda, obtendría más ingresos en euros. Se puede objetar que la deuda en escudos se multiplicaría. Y es verdad. Pero a esa altura el Estado dispondría ya de la posibilidad de emitir moneda. Lo que es necesario es obtener euros. Y eso sólo se obtiene exportando más e importando menos. Y volvemos a lo de antes.

P. ¿Y no habría un problema de inflación galopante?

R. Habría inflación, pero no galopante. Es inevitable cierta inflación, pero no sería galopante.

P. Pero los portugueses, de golpe, serían mucho más pobres…

R. No. No nos olvidemos de que la deuda ya existe. Ocurriría al revés. Se trataría de crecer para reducir el desempleo. Y, poniendo la máquina en movimiento, sería posible reducir impuestos como el de la Renta porque el Estado ingresaría de IVA debido a que el consumo se recuperaría. Y esto daría algo de aliento a las familias. Es cierto que si un portugués quiere comprar productos en el extranjero le saldrían más caros. Pero no hay alternativa. De otra manera no salimos de esta. Si seguimos así nos empobreceremos más. De hecho, yo creo que ya somos más pobres, dentro del euro, de lo que seríamos si hubiésemos salido antes. O salimos o la economía portuguesa continúa en recesión permanente, llega el día en que no podemos pagar lo que nos comprometimos a pagar y nos echan del euro.

P. ¿Y usted pensaba eso cuando Portugal entró en el euro?

R. Sí. Era una cosa extraña. Había muchos debates con colegas economistas y gentes ligadas a la economía. Yo aportaba mis argumentos en contra de la entrada. Y los economistas estaban de acuerdo conmigo, pero luego, daba la impresión de que daba igual, de que lo importante era entrar en el euro. Yo dije que era algo que no podríamos sostener, que adoptar una moneda fuerte como el euro iba a crear una fuerte presión sobre nuestras exportaciones.

P. Y este modelo de moneda, ¿beneficia a Alemania?

R. Sí. Pero yo no critico a Alemania, que hace aquello que le conviene. Si nosotros estuviéramos en el lugar de Alemania, haríamos lo mismo. El euro fue hecho con los parámetros que quisieron los alemanes. El problema es que no tiene sentido utilizar una misma moneda para un país como Alemania y un país como Portugal. Lo que conviene a uno perjudica a otro desde el punto de vista monetario.

P. Pero si Portugal no sale ¿Usted cree que al final va a ser expulsada?

R. Es algo posible. No digo que vaya a ser así, indefectiblemente. Pero puede ser

P. ¿Cuándo?

R. No sé si va a pasar. Pero si pasa, no creo que tarde mucho, viendo la degradación de la economía portuguesa, que es muy rápida.

P. ¿Cree que otros países tienen también que salir?

R. Grecia está peor que Portugal, luego… España tiene una estructura económica más sólida que la portuguesa, tal vez lo suficiente como para aguantar. El problema de Irlanda es sólo financiero, así que puede quedarse sin problema.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca (EL PAÍS)
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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