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Nick Clegg | Viceprimer ministro británico

“El ascenso del UKIP está arrastrando a David Cameron hacia la derecha”

El líder de los demócratas liberales alerta de que el afán de no perder votos en favor del partido antieuropeo marca la política 'tory' en materia de estado del bienestar, Europa y cambio climático

El viceprimer ministro británico, Nick Clegg.
El viceprimer ministro británico, Nick Clegg.Sang Tan (AP)

Nick Clegg afirma que la lucha desatada en la derecha británica por el ascenso del Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP, en sus siglas en inglés) ha alejado a David Cameron del centro y está haciendo más difícil el trabajo diario en el gobierno de coalición.

Entrevistado en vísperas de las elecciones locales, y con la perspectiva de que su partido quede en cuarto lugar en las urnas, por detrás del UKIP, el líder demócrata liberal y viceprimer ministro se compromete a “mantenerme firme y asegurar que el centro de gravedad del gobierno en su conjunto se se traslade hacia la derecha por culpa de la dinámica interna del Partido Conservador”.

Clegg dice que las políticas de los conservadores en materia de bienestar, Europa y el cambio climático son tres ejemplos inmejorables de esa deriva a la derecha de Cameron, y reconoce que su socio en la coalición no es el mismo animal político que se presentó a las elecciones generales de 2010.

Dice también que la posición de Cameron “hace más complicado avanzar en áreas la que en principio creímos que sería fácil”, y revela que en los últimos tiempos ha tenido que dedicarse sobre todo sido a obtener acuerdos sobre las prioridades ambientales del gobierno.

Es la primera ocasión en que Clegg reconoce que el giro a la derecha de los conservadores está dificultando la labor de gobierno. Pero también afirma que en la política británica se está experimentando un giro hacia los extremos que es una consecuencia inevitable de las restricciones sufridas por el nivel de vida. “Mi obligación es asegurarme de que mi partido no se vea arrastrado hacia la izquierda ni la derecha en unos momentos en los que Cameron está derechizándose y [el líder laborista] Ed Miliband está yéndose hacia la izquierda”, añade.

Clegg explica que en política ya se sabe que “cuando la gente está preocupada y no tiene seguridad sobre su futuro, y cuando hay periodos prolongados de inquietud social, los cantos de sirena desde la izquierda y la derecha resultan muy atractivos. Desde la izquierda, está la atracción de decir que no hace falta tomar ninguna decisión económica difícil. Desde la derecha, resulta tentador echar la culpa a los demás: extranjeros, inmigrantes, escójase lo que se quiera”.

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La polarización de la política, añade Clegg, es “una tendencia que se puede observar cada vez que cualquier país del mundo desarrollado atraviesa un periodo difícil”, y asegura que no le parece necesario “seguir sus pasos. No solo creo que el centro puede resistir, es que debe resistir. En mi opinión, es uno de los deberes de los demócratas liberales”.

Después de expresar su fuerte decepción personal por la dinámica de la política tory, el viceprimer ministro afirma que “antes de 2010, los conservadores hacían hincapié en ser un partido centrista, humanitario, defensor del medio ambiente, pero ahora han empezado a recuperar ciertas posturas conservadoras muy tradicionales que sin duda les parecen necesarias para defenderse frente el ascenso del UKIP. En la derecha británica se está librando una auténtica lucha”.

Un nuevo síntoma de las dificultades que está creando el ascenso del UKIP para el funcionamiento de la coalición es el hecho de que los colaboradores de Clegg hayan avisado que piensan rechazar cualquier intento de Cameron de presentar en esta legislatura un proyecto de ley para celebrar un referéndum sobre Europa en la próxima. Uno de esos colaboradores dice: “Ya contamos con una ley que fija las circunstancias en las que se celebraría un referéndum de ese tipo. La idea de que necesitamos otra nueva para convocar una consulta en el plazo de cuatro años indica que alguien no tiene clara sus prioridades”.

Los conservadores temen perder hasta 500 escaños en las elecciones municipales, más de los que calculan varios observadores independientes. Pero el ascenso del UKIP es un fenómeno imponderable que hace que sea arriesgado hacer predicciones. En las últimas semanas, Downing Street ha anunciado una serie de medidas de derechas para cortar la marea de los extremistas, decisiones que incluyen el fin de la ayuda a Suráfrica, el endurecimiento de las condiciones en las cárceles, el recorte de las prestaciones para los inmigrantes y la amenaza de una retirada provisional del Convenio Europeo de Derechos Humanos.

Los demócratas liberales esperan que las turbulencias políticas amainen después de las elecciones locales, pero en privado expresan el temor a que la subida del UKIP continúe como mínimo hasta las elecciones europeas del próximo año, con el consiguiente aumento de las tensiones en la coalición.

En otro momento de la entrevista, Clegg subraya hasta qué punto ha presionado para que el gobierno relaje su estrategia de reducción del déficit y señala que los recortes actuales están llevándose a cabo a un ritmo mucho más lento que en muchas otras economías. Dice: “Nuestros planes de contracción fiscal para este año y el que viene, como proporción del PIB, representan cifras inferiores a las de Barack Obama, Mariano Rajoy y François Hollande."

Añade: “Yo nunca he presentado el plan A como algo esculpido en piedra. Se trata de una serie de medidas que hemos aplicado de manera flexible y pragmática. Por un lado, muestra decisión y firmeza en cuanto a la consecución de los objetivos, pero, por otro, es flexible respecto al calendario. Si tardamos más, tardamos más. La idea de que hay que elegir entre un plan A, cruel e inamovible, y un plan B, admirable y de consenso, es totalmente falsa”.

Asimismo revela que existe cierto grado de flexibilidad en el gasto previsto para 2015-2016 a la hora de que los departamentos cuyos gastos no están protegidos puedan descargar parte de sus compromisos en otros departamentos que sí lo están. Dice: “La gente de Whitehall y quienes observan Whitehall trabajan con arreglo a un reparto de departamentos completamente esotérico y exclusivo de ellos. Pero el mundo no se divide de acuerdo con las líneas marcadas por Whitehall”.

“Lo que me interesa es garantizar que se mantengan las grandes decisiones sobre la protección de los presupuestos de sanidad, ayuda al desarrollo y educación; de qué forma se reparta luego esa responsabilidad entre unos y otros departamentos es secundario”.

Sin embargo, dice que no va a haber ningún intento de redefinir el presupuesto de cooperación para enmascarar los recortes: “Descarto que vayamos a reinventar la definición de desarrollo de tal forma que contradiga las definiciones internacionales”.

Clegg promete que el Reino Unido no saldrá de Afganistán antes de tiempo, a pesar de la muerte de tres soldados en la provincia de Helmand el martes pasado. “Es muy importante que, igual que entramos juntos, salgamos juntos”, dice.

El viceprimer ministro promete asesorarse con profesionales de la salud pública para decidir sobre el precio mínimo de las bebidas alcohólicas y los paquetes de cigarrillos sin publicidad de las marcas, dos cuestiones que afectan a la salud y que quizá figuren en el discurso que la reina pronunciará este mismo mes. Dice que todavía no hay decisión definitiva sobre el rechazo al precio mínimo para las bebidas alcohólicas: “Si las pruebas demuestran las ventajas para la salud pública por encima de cualquier duda, entonces lo apoyaré, pero me tienen que presentar unos argumentos convincentes”.

Clegg insta a los laboristas a que revisen su estrategia económica después de una semana difícil, con una mediocre actuación de Miliband durante la entrevista que le hicieron en Radio 4. “Yo creo que el Partido Laborista está metiéndose en un lío”, dice Clegg. “Sus acusaciones contra el gobierno de coalición son tan hiperbólicas y apasionadas que están dando a sus partidarios la impresión de que será facilísimo hacer algo distinto. En algún momento tendrán que dejar atrás sus bravatas de adolescente y decir lo que van a hacer de verdad”.

“En un país que tiene el segundo mayor déficit después de Grecia, después de que hayamos bajado el ritmo y extendido el calendario de reducción de ese déficit como lo hemos hecho, y cuando nuestros planes de reducción del déficit son más o menos los mismos que los de algunos de nuestros principales rivales europeos, pensar, como parecen querer hacernos pensar los laboristas, que existe una alternativa económica sensata y a nuestro alcance, es no entender nada”.

© Guardian News & Media Traducción de María Luisa Rodríguez Tapia

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