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Israel lanza un ataque aéreo en Siria

Fuentes de seguridad confirman una operación contra un cargamento de misiles para Hezbolá

Un F-15 israelí en noviembre pasado.
Un F-15 israelí en noviembre pasado. JIM HOLLANDER (EFE)

Israel ha lanzado un nuevo ataque aéreo contra Siria. El Gobierno del primer ministro, Benjamín Netanyahu, aún no ha confirmado ni desmentido oficialmente la incursión, desvelada esta madrugada por la cadena de televisión CNN, que citaba fuentes diplomáticas de Estados Unidos. Pero de forma anónima, funcionarios israelíes han corroborado a la agencia AP que el objetivo del ataque era un cargamento de misiles que iban a ser traspasados a la milicia chií libanesa Hezbolá, que colabora con el régimen de Bachar el Asad.

El Ejército de Israel no responde por el momento, después de que diversos medios de comunicación de EE UU informaran de la operación durante la madrugada. “Haremos lo necesario para detener la transferencia de armas en Siria a organizaciones terroristas. Lo hemos hecho en el pasado y lo haremos en el futuro”, indicó el Ejército a la cadena estadounidense. “No hacemos comentarios sobre informes de este tipo”, repiten esta mañana.

Las fuentes israelíes insisten en que tenían en la diana armas convencionales potentes, aunque la cadena NBC cita una fuente de Washington que indica que se podría haber neutralizado una entrega de armas químicas. Reuters añade que la decisión de atacar se tomó en una reunión de emergencia del gabinete de seguridad israelí, en la noche del jueves. Finalmente, la operación se llevó a cabo este viernes, sin entrar siquiera en el espacio aéreo sirio. Por el momento, se desconoce en qué ciudad ha tenido lugar.

Ataque en enero

De confirmarse esta operación, se trataría de la segunda de Israel contra Siria desde enero. Entonces, fue atacado un convoy que llevaba misiles a Líbano, también para Hezbolá, enemiga declarada de Israel, con la que estuvo en guerra en el verano de 2006. Solo pasados varios días el entonces ministro de Defensa, Ehud Barak, confirmó lo ocurrido. “Cuando decimos algo, lo decimos en serio (…), no consentiremos armas en Líbano”.

Siria reaccionó entonces denunciando que su vecino se sumaba “a la conspiración extranjera contra el pueblo” y avisó de que el Gobierno decidiría “cuándo y dónde” responder. No hubo réplica, sin embargo. Los incidentes armados que se han producido en el Golán, con disparos contra suelo israelí y respuesta de su Ejército, han sido puntuales y fruto, en su mayoría, de choques en territorio sirio entre tropas leales y rebeldes.

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El embajador de Siria ante Naciones Unidas, Bachar Al Jafari, ha dicho esta mañana que no tiene noticia alguna de lo sucedido en esta ocasión. Nadie ha reaccionado aún a la noticia desde Damasco. Un portavoz rebelde en la frontera turco-siria sí ha confirmado el impacto a Reuters.

El primer Gobierno que ha reaccionado formalmente tras este ataque es el libanés. Su ministro de Exteriores, Adnan Mansou, ha criticado a Israel “porque estas acciones solo sirven para aumentar la tensión y la inestabilidad de la situación”.

Justo cuando se estaba produciendo la incursión israelí en Siria, desde Beirut su presidente, Michel Suleiman, denunciaba la presencia de aviones de la Fuerza Aérea israelí sobre su territorio, en la zona del valle de la Bekka, y reclamaba a la ONU que presione a Netanyahu para que cese esta “violación de su soberanía”. La prensa libanesa ha publicado en las últimas semanas testimonios de vecinos de la frontera sur que habían visto aeronaves de Israel sobrevolando sus casas. Ahora llega la confirmación oficial. Los militares israelíes no han confirmado estos movimientos.

Israel mira con incertidumbre a sus dos fronteras norte, Siria y Líbano. Teme que El Asad esté entregando armas sofisticadas a Hezbolá, como pago o como custodia, que acaben sirviendo para un nuevo ataque contra sus intereses. Por el momento no hay pruebas de que la milicia tenga armas químicas, que seguirían en poder del régimen sirio. La inteligencia israelí vigila de cerca que nunca se produzca este intercambio. El conflicto sirio es hoy un interrogante para Israel, que teme que El Asad mantenga el poder y con él perpetúe su alianza con Hezbolá e Irán pero, a la vez, también recela de los islamistas, cada vez más presentes entre la insurgencia, como relevo en Damasco.

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