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Los paquistaníes vencen el miedo y salen masivamente a votar

La participación ronda el 60% pese a las amenazas talibanes y a varios atentados El ex primer ministro y claro favorito Nawaz Sharif reivindica la victoria

ÁNGELES ESPINOSA, ENVIADA ESPECIAL
Una mujer vota en Peshawar.
Una mujer vota en Peshawar.ARSHAD ARBAB (EFE)

“He venido a votar porque quiero que alguien proteja nuestro futuro y el de nuestros hijos”, declaraba emocionada Usleifat en Hazana. Los hombres de esa aldea, a pocos kilómetros de Peshawar, permitieron ayer que sus mujeres votaran por primera vez desde la fundación de Pakistán en 1947. Parecida determinación y entusiasmo se vivió en el resto del país, donde la gente aguardó largas colas para votar. A pesar de las amenazas de los talibanes y de varios atentados que costaron la vida a una veintena de personas, la Comisión Electoral esperaba que la participación se acercara al 60%.

El colegio electoral para mujeres de Hazana era un pequeño caos. Con la mayoría de las votantes analfabetas, los dos policías asignados no lograban poner orden (y eso que ignoraban la prohibición de entrar en las salas donde estaban las urnas). Las mujeres se amontonaban, intentaban colarse, y cuando llegaba el momento de marcar con un sello a su candidato preferido, obviaban la cabina y se dejaban aconsejar por las funcionarias que gestionaban la mesa electoral. Varias representantes de partidos se quejaron a la responsable y durante casi una hora se suspendió la votación. Pero eso no desanimó a las primerizas.

También algunos candidatos denunciaron presiones a los electores y compras de voto. Pero salvo en Karachi, las irregularidades no ponen en peligro el resultado. En esa ciudad, considerada la capital económica de Pakistán, la Comisión Electoral ordenó anoche que se repita la votación en 40 colegios. La medida respondía a la denuncia del Movimiento por la Justicia (PTI) y Jamaat Islami (JI) contra el Movimiento de Unidad Nacional (MQM, que controla el gobierno local), al que acusaron de haber “aterrorizado a la población y falseado el sufragio”.

No obstante, el clima general era de optimismo. Tras una campaña marcada por la violencia, millones de personas desafiaron las amenazas talibanes para que no acudieran a votar y la jornada transcurrió relativamente tranquila. Once personas murieron en un doble atentado de Karachi y una decena en diversos incidentes en Baluchistán, al sureste del país. En las zonas tribales del noroeste, un bastión talibán, no se registraron ataques graves.

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“No, no tengo miedo”, afirmaba Niamatullah, un hombre de 30 años que hacía cola para entrar en el colegio electoral de Larrama, a las afueras de Peshawar. Unas horas antes había estallado allí un artefacto explosivo que dejó nueve heridos. “Nos han dicho que nos fuéramos a casa y he vuelto cuando he oído a un vecino que habían vuelto a abrir”, relataba como si fuera lo más normal del mundo. A pesar de la fama de retrógrados e integristas que tienen los habitantes de esta zona, Niamatullah decía querer “un cambio y echar a los terroristas”.

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Es una idea que se repetía en todos los colegios electorales visitados, aunque en general los votantes mantenían la reserva sobre sus preferencias. No así Khawaj Salman, un joven de 24 años que anunció en voz alta que iba a votar por el PTI de Imran Khan. “Espero que potencie la educación y que dé oportunidades de empleo a quienes hemos estudiado pero no tenemos enchufes en el Gobierno”, dijo en un muy aceptable inglés, mientras esperaba para depositar sus papeletas (a la Asamblea Nacional y a la Asamblea Provincial) en el Instituto para Invidentes de Peshawar.

A su lado, Umer, un joven empresario, expresaba la misma simpatía por Khan: “Necesitamos un nuevo Gobierno, una nueva generación y tener más oportunidades”. El exjugador de críquet, que en 2002 solo logró hacerse con un escaño y en 2008 boicoteó los comicios, ha logrado ganarse a los jóvenes urbanos. Aunque al publicarse los primeros sondeos a pie de urna reconoció su derrota, ha roto con el tradicional bipartidismo entre el Partido Popular (PPP) de los Bhutto y la Liga Musulmana (PML) del ex primer ministro Nawaf Sharif. Este último, claro favorito, cantó victoria como ganador de los comicios tras conocer las primeras estimaciones de resultados de las cadenas de televisión locales.

El cierre de los colegios se extendió una hora debido a la afluencia de votantes. Poco después, las cadenas de televisión aseguraban que el PML y el PTI encabezaban los primeros recuentos en al menos 50 de los 272 escaños para la Asamblea Nacional. No obstante, las mismas fuentes aseguraban que el PML parecía perder 15 de los escaños que tenía en Punjab, la mayor provincia de Pakistán y el feudo de los Sharif.

Sea cual sea el resultado, la cita de ayer quedará marcada para los paquistaníes como la primera transición entre dos gobiernos civiles, tras una turbulenta historia de golpes de Estado y administración militar.

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Sobre la firma

ÁNGELES ESPINOSA, ENVIADA ESPECIAL
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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