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El dinero divide a los diputados de Beppe Grillo

Los parlamentarios se niegan a renunciar a las dietas La autoridad del cómico dentro del Movimiento 5 Estrellas está en entredicho

Los diputados y senadores italianos cobran 10.000 euros brutos de sueldo, que después de los impuestos se quedan en unos 5.000. Beppe Grillo convenció a sus 162 parlamentarios de que cobrasen exactamente la mitad, esto es, unos 2.500 euros netos al mes. La cuestión es que, además del sueldo, los parlamentarios tienen derecho a unos 8.500 euros mensuales en concepto de dietas para vivir en Roma y ejercer su actividad política —además de teléfono y viajes gratis—. El líder del Movimiento 5 Estrellas (M5S) pretendía que, salvo lo estrictamente necesario y oportunamente justificado, el dinero de las dietas fuese devuelto y destinado a un fondo de solidaridad. Y entonces fue que estalló la revolución.

Ante el primer acto de rebeldía —la del presidente regional de Sicilia, Antonio Venturino—, Grillo actuó con mano de hierro. No solo expulsó a Venturino del Movimiento 5 Estrellas, sino que lo llamó “pedazo de mierda” delante de sus compañeros y dejó claro que quien siguiera su camino aparecería en una lista negra. Para sofocar la rebelión, el líder del M5S acudió el jueves a Roma y se reunió con su grupo parlamentario en el palacio de Montecitorio. Se puede decir que Grillo fue a por lana y salió trasquilado. Un diputado le recordó: “No hemos firmado ningún documento que nos obligue a renunciar a las dietas”. Y una senadora: “Yo he tenido que contratar a una niñera. Necesito el dinero para mantener a mis hijos”. La reunión se convirtió en una refriega. Un diputado habló de los impuestos que debe, otro del trabajo que dejó por dedicarse a la política… Cuando el senador de Palermo Francesco Campanella trató de defender al colega siciliano expulsado, Grillo lo frenó y trató de ridiculizarlo: “Ya basta de hablar de dinero. A ver, ¿tú qué has hecho desde hace dos meses?”. Campanella no se arredró: “No me parece que esa sea la cuestión, pero estoy en la comisión de asuntos constitucionales y he formado parte de la comisión especial…”. Grillo acusa el golpe. Según un sondeo del diario La Repubblica, el 48% de los parlamentarios del M5S están a favor de quedarse con las dietas, justificando los gastos pero sin tener que devolver el sobrante.

Al final de la reunión, Grillo —consciente de que su liderazgo hace agua incluso cuando exhibe el garrote— intenta contemporizar, bromea. “Yo doy la cara por vosotros. Esto puede ser una bomba. Los periódicos no ven la hora. Vosotros ahora estáis aquí, pero debéis tener siempre un pie fuera, debéis entender que vuestras acciones tienen consecuencias. También las mías, lo sé. Por eso juro que desde ahora estaré más tranquilo. Me pongo a hablar como el Papa”. Pero sus intenciones le duran lo que un sueño. Al día siguiente, nada más salir de su hotel de Roma, vuelve a declarar que el Gobierno de Enrico Letta es fruto de “un golpe de Estado” urdido “por cuatro reunidos durante una noche”. Se refiere a Enrico Letta, Silvio Berlusconi, Mario Monti y al presidente, Giorgio Napolitano. Una dura afirmación que es rechazada incluso por Stefano Rodotà, el prestigioso jurista que el Movimiento 5 Estrellas propuso como presidente de la República. También le afea su conducta el primer ministro Letta, quien por primera vez lo encara públicamente: “Grillo insulta mientras los demás trabajamos. Yo reduciré por decreto el sueldo de mis ministros, mientras veo que él tiene problemas para que sus parlamentarios no cobren las dietas enteras”.

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