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La justicia internacional procesa a todos los fugitivos de las guerras de los Balcanes

El Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia cumple 20 años. Cerrará en 2016, mientras siguen casos abiertos juzgados en Serbia, Croacia y Bosnia-Herzegovina

Isabel Ferrer
El rey Guillermo de Holanda con el presidente de la TPIY, Theodor Meron, a la izquierda, hoy en La Haya.
El rey Guillermo de Holanda con el presidente de la TPIY, Theodor Meron, a la izquierda, hoy en La Haya. Lex van Lieshout (EFE)

El Tribunal Penal Internacional para la Antigua Yugoslavia (TPIY) cumple 20 años dedicado a juzgar los delitos cometidos en las guerras de los Balcanes, libradas entre 1991 y 2001. Establecido como corte específica (“ad hoc”) por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, la búsqueda de los principales responsables del genocidio y crímenes de guerra y contra la humanidad perpetrados en la región ha tenido éxito. En La Haya, sede del Tribunal, están los 161 sospechosos de la lista original elaborada por los fiscales en 1993. Incluidos los tres fugitivos más famosos de la historia reciente: Radovan Karadzic y Ratko Mladic, líderes político y militar serbobosnios, respectivamente, y el serbocroata Goran Hadzic.

En conjunto, los tres pasaron 35 años huyendo de la justicia (15 Mladic, 13 Karadzic y 7 Hadzic) y han acabado por compartir cárcel preventiva en el penal de la ONU abierto en Holanda. “Es la demostración palpable de la contribución del Tribunal al esfuerzo global por combatir la impunidad y defender el imperio de la ley en la antigua Yugoslavia”, según el presidente del TPIY, el jurista polaco Theodor Meron. Entre los reveses, sin embargo, destaca la muerte en 2006 del expresidente serbio Milosevic, sin que se hubiera dictado sentencia. Considerado el cerebro de la limpieza étnica que allanaría el camino para una Gran Serbia, falleció de un ataque al corazón en su celda.

“El trabajo del TPIY está llegando a su fin y el cierre se espera hacia 2016. Quedará una versión reducida de la institución para atender las apelaciones y coordinar la cooperación judicial en la región balcánica. Allí seguirán su curso otros juicios contra acusados locales, y la comunidad internacional debe seguir apoyando este esfuerzo. Hace 20 años no se hubiera podido juzgar a domicilio a los causantes de los peores crímenes vistos en Europa en la historia reciente”, ha dicho Serge Brammertz, fiscal jefe del Tribunal, en un encuentro con la prensa. En su opinión, aunque la justicia es indispensable para la reconciliación, el TPIY no tiene que escribir la historia del conflicto. “Pero las reacciones negativas de algunos políticos nacionales ante las sentencias internacionales no ayudan a avanzar. La responsabilidad está en ellos y en la sociedad civil”, añade.

La búsqueda de los desaparecidos es tan importante como la de los culpables", dice el fiscal jefe del Tribunal

El Tribunal para Yugoslavia fue el primero creado en el mundo desde los juicios de Nuremberg y de Tokio, tras la II Guerra Mundial. Su estela fue seguida luego por otras cortes especiales, como las de Ruanda, Camboya, Sierra Leona, Timor del Este y Líbano. Al final del camino, llegó la Corte Penal Internacional. Hoy es la única instancia permanente para juzgar el genocidio y los crímenes de guerra y contra la humanidad cometidos a partir de 2002, su fecha de apertura. “Cuando se acaben todos los casos específicos solo quedará la Corte Penal, cuyo espectro es global. Y la justicia internacional no puede tener un problema de credibilidad. Veo más claro que nunca que la búsqueda de los desaparecidos es tan importante como la de los culpables. Sin el cadáver del ser querido no se puede pasar página y no hay reconciliación”, asegura Brammertz.

Las sentencias del TPIY son dictadas por 16 jueces y su castigo más alto es la cadena perpetua. Los estatutos no contemplan la pena de muerte (tampoco la Corte Penal Internacional) y ha dictado 69 sentencias. Como carece de policía propia para las detenciones, ha dependido de la colaboración de los países donde suponía que se encontraban los fugitivos. Dadas las tensiones regionales y el hecho de que el mismo acusado es un criminal para sus víctimas, y un héroe para sus correligionarios, los arrestos han dependido de los vaivenes políticos regionales. Así, la captura de Karadzic, Mladic y Hadzic acabó allanando el camino de Serbia hacia la UE. Croacia, que hizo lo propio con sus acusados, tiene previsto entrar en el club comunitario el próximo julio.

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