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Los manifestantes turcos echan un pulso al Gobierno de Erdogan

Las protestas dejan más de 900 personas detenidas y 79 heridos, según el ministro del Interior Organizaciones de derechos humanos denuncian el excesivo uso de la fuerza policial

Decenas de miles de personas tomaron este sábado la plaza Taksim y sus aledaños en el centro de Estambul tras día y medio de enfrentamientos entre la policía y manifestantes. A última hora de la tarde celebraban la retirada de la policía, fruto del pulso que los manifestantes libraron con el Gobierno turco para intentar frenar un proyecto urbanístico en una de las pocas zonas verdes del centro. Tras los enfrentamientos del viernes, la protesta se ha politizado y extendido a otras ciudades. En declaraciones a la televisión estatal, el ministro del Interior, Muammer Güler, informó de la detención de 939 personas en más de 90 manifestaciones en todo el país. "Algunos de los detenidos ya han sido puestos en libertad", añadió Güler, quien cifró en 79 el número de heridos, aunque otras fuentes elevan esa cifra a más de 100.

“La retirada significa que el Gobierno ha dado un paso atrás. Quizá esto es el principio de algo”, dijo en la plaza Taksim Betul Coker, una mujer de 52 años. “La gente en Turquía estaba dormida, pero nos hemos despertado y ya no vamos a aceptar el autoritarismo del Gobierno”, añadió. A su alrededor, había decenas de banderas de partidos de la oposición y otras organizaciones. La mayoría eran jóvenes pero los había de todas las edades. Grupos de personas cantaban y bailaban. Algo más allá, un cuartel de la policía había sido vandalizado y ardía.

Al mediodía del sábado, el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, admitió que podía haber habido un uso excesivo de gas lacrimógeno, pero exigió a los manifestantes que “cesaran sus acciones inmediatamente”.

La violenta respuesta policial provocó que el número de manifestantes creciera y que se unieran políticos de la oposición y personalidades de la cultura. La protesta se generalizó además contra la actitud del Gobierno.

También hubo manifestaciones en la capital, Ankara, y en otras ciudades como Izmir y Bodrum. La violencia provocó más de 100 heridos, según fuentes médicas. Amnistía Internacional y Human Rights Watch condenaron el uso excesivo de la fuerza policial. Estados Unidos y la Unión Europea mostraron su preocupación por los acontecimientos y pidieron a las autoridades que respetaran las libertades de reunión y de expresión.

Muchos manifestantes decían que estaban hartos del autoritarismo del Gobierno, que toma decisiones sin consultar a la gente y, entre otras cosas, ha eliminado restricciones contra el uso del velo islámico en la esfera pública y la educación religiosa en las escuelas. En las últimas semanas, el Gobierno ha limitado por ley la promoción y el consumo de alcohol. También ha inaugurado la construcción del tercer puente sobre el Bósforo, que hará desaparecer otra gran zona verde.

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Los manifestantes han personalizado en Erdogan sus críticas a la actitud autoritaria del Gobierno. Uno de los lemas más repetidos por la gente y en las pintadas en las paredes y el suelo era "Tayyip Istifa", que significa "Tayyip (el primer ministro Recep Tayyip Erdogan) dimisión". Durante parte del día, fue también trending topic nacional en Turquía en la red social Twitter.

Erdogan y su Partido para la Justicia y el Desarrollo (AKP, en turco), moderadamente islamista, siguen siendo la fuerza política más popular en Turquía. En 2011, ganaron las elecciones por tercera vez consecutiva y han participado del crecimiento económico y el aumento de la estabilidad política en Turquía en los últimos años. Aunque criticado por la población más progresista y liberal de ciudades como Estambul, el Gobierno cuenta con mucho apoyo en lugares más conservadores en el interior del país.

Tensión en los barrios de Estambul

En el Parque Gezi, ahora tomado por los manifestantes, la gente usaba como asientos las vallas con las que la policía había rodeado el recinto. En la calle que da acceso a la zona verde, en dirección contraria a Taksim, la gente había construido una doble barricada con esas mismas vallas para intentar impedir que la policía pudiera volver.

En Harbiye, una zona residencial y de oficinas al norte de Taksim, había personas que estaban donando agua y comida pero también limones, vinagre y recipientes para pulverizar una mezcla de antiácido y agua como protección o remedio contra las abrasiones provocadas por el gas lacrimógeno. La gente los depositaba en montones que voluntarios iban organizando para que quienes lo necesitaran pudieran abastecerse.

Con la policía ya retirada de la plaza Taksim y el Parque Gezi, los enfrentamientos siguieron hasta bastante más tarde en el barrio de Besiktas, al noreste de Taksim, donde el primer ministro tiene una oficina, ante la cual se concentraron grupos de manifestantes.

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