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Más de 100.000 fallecidos desde que comenzara el conflicto sirio

El Observatorio Sirio de Derechos Humanos hace públicas sus últimas estimaciones Más de 36.000 son civiles, hay numerosas bajas extranjeras

Una mujer herida abandona un hospital en Alepo, en una foto de 2012.
Una mujer herida abandona un hospital en Alepo, en una foto de 2012. Manu Brabo (AP)

Desde que la guerra en Siria comenzara hace 27 meses, han fallecido en ese país 100.000 personas, según un recuento del Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, hecho público este miércoles. Esa organización opositora cuenta con una red de activistas independientes que informan de las muertes sobre el terreno. El 13 de junio la Organización de Naciones Unidas estimó oficialmente que las bajas habían superado a finales de mayo los 93.000.

El recuento exacto del Observatorio Sirio de Derechos Humanos es de 100.191 bajas, 36.661 de las cuales son civiles. La mayoría de víctimas son combatientes. Entre ellos, el bando que más bajas ha registrado es el gubernamental, con 25.407 soldados muertos en las filas de las fuerzas armadas sirias y 17.331 fallecidos en los grupos paramilitares asociados con el régimen de Bachar el Asad, que han tomado parte recientemente en las ofensivas a Qusair y Alepo.

Además, esa organización, con sede en Reino Unido, estima que han muerto en combate en Siria 169 milicianos libaneses afiliados al grupo islamista chiíta Hezbolá, que recientemente admitió públicamente que lucha junto a las fuerzas de El Asad para contener la ofensiva de los opositores, en su mayoría suníes. Hezbolá tuvo un papel crucial en la toma de Qusair, una localidad fronteriza con cuyo control el régimen se asegura un pasaje seguro de milicianos y armas a Líbano.

En ese recuento figuran 2.518 milicianos extranjeros caídos en combate entre las filas de la oposición. Muchos de ellos son iraquíes, versados en la insurgencia contra la misión militar norteamericana iniciada en 2003. También han resultado fallecidos ciudadanos norteamericanos y británicos, varios de ellos afiliados a una ideología yihadista. El Gobierno de El Asad suele referirse a los opositores como terroristas, y mantiene que están controlados por intereses foráneos a Siria.

En total, 13.539 milicianos sirios han caído en combate en el bando opositor. A ellos se añaden 2.105 desertores del ejército oficial sirio, a los que el Observatorio cuenta por separado. Recientemente, el Gobierno de Estados Unidos anunció que ha decidido armar a los rebeldes, después de verificar que El Asad ha empleado la sustancia química gas sarín en cantidades limitadas en combate. La Casa Blanca aún no ha anunciado qué armamento les enviará ni en qué plazos.

El Gobierno sirio no ofrece estimaciones oficiales de bajas. En principio, la revuelta comenzó como una protesta antigubernamental pacífica en las calles de Deraa, una provincia al sur del país. Progresivamente se convirtió en un conflicto de tintes sectarios, entre una oposición suní, como la mayoría del país, contra un entramado de minorías, incluida la cristiana, lideradas por la comunidad alauí, a la que pertenece la familia del presidente El Asad.

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