_
_
_
_
_

La hija de la ministra Kyenge: “El racismo es pura ignorancia”

El presidente del Senado, Roberto Calderoli, de la Liga Norte ha comparado a la ministra con un orangután

Giulia, la hija menor de la ministra italiana Cécile Kyenge, lo tiene claro: "El racismo es pura ignorancia". Su madre, titular de la cartera de Integración en el Gobierno de Enrico Letta, es objetivo frecuente de los ataques racistas de la Liga Norte. El último y más sonado ha sido protagonizado por Roberto Calderoli, actual vicepresidente del Senado y dos veces ministro en los últimos gobiernos de Silvio Berlusconi. El pasado sábado, durante un mitin en Treviglio, Calderoli se refirió así a la ministra negra: "Cuando la miro me viene a la cabeza un orangután". En una entrevista que trasciende ahora, grabada la pasada semana durante unas jornadas mundiales contra el racismo, Giulia envía un mensaje muy claro a los intolerantes: "No seáis ofensivos. Vivid en paz. Leed mucho, viajad mucho y tal vez un día descubráis que el racismo es inútil".

A punto de cumplir 18 años, Giulia, nacida en Módena de padre calabrés y madre congoleña, cursa el penúltimo año de instituto. Su objetivo es seguir los pasos de su madre y estudiar Medicina --la ministra Kyenge es oculista--, no sin antes pasar una temporada en el extranjero para aprender idiomas. Cuenta que ha ido dos veces de vacaciones a la República Democrática del Congo, que se sintió bien, pero que su casa ahora es Italia. "Cuando veo a algún negro por la calle siento como si fuese mi hermano. Siento un particular afecto por la comunidad africana".

Desde que fue nombrada hace cuatro meses ministra de Integración, Cécile Kyenge, de 48 años, ha sufrido ataques continuos del sector más intolerante de la Liga Norte. Los insultos del senador Roberto Calderoli --"está bien que sea ministra, pero en su casa, en el Congo"-- no son ni los primeros ni los últimos. Porque el verdadero problema no son ya las bravuconadas esporádicas de los xenófobos declarados --Calderoli es un conocido reincidente--, sino la debilidad de las instituciones italianas ante tales atentados a la convivencia. El último ejemplo fue protagonizado el lunes por el propio primer ministro italiano. Enrico Letta exigió a Roberto Maroni, líder de la Liga Norte y presidente de Lombardía, que zanjara de una vez los ataques, pero Maroni lo desafió abiertamente. No solo protegiendo a su senador, sino recordando que en septiembre su partido lanzará una gran campaña contra la inmigración ilegal y el derecho de los hijos de inmigrantes nacidos en Italia de obtener la ciudadanía.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_