_
_
_
_
_

Abe logra una victoria clave en las elecciones de la Cámara alta de Japón

El primer ministro de Japón consolida su poder y gana estabilidad para su Gobierno

El primer ministro Abe este domingo en la sede de su partido en Tokio.
El primer ministro Abe este domingo en la sede de su partido en Tokio. KAZUHIRO NOGI (AFP)

El primer ministro de Japón, Shinzo Abe, del conservador Partido Demócrata Liberal (PDL), ha logrado una victoria clave en las elecciones de la Cámara alta del Parlamento que se han celebrado este domingo, según señalan las encuestas a la salida de los colegios electorales. El dominio del PDL, que junto a su aliado Nuevo Komeito ha obtenido al menos 72 escaños de los 121 que estaban en juego del total de 242, garantiza a Abe un Gobierno estable, ya que pasa a tener la mayoría en la Cámara alta y, por tanto, el control de las dos Cámaras del Parlamento.

Los dos partidos solo necesitaban lograr juntos 63 escaños para tener la mayoría de los 242 asientos. Los legisladores de la Cámara alta tienen mandatos de seis años; las elecciones se celebran cada tres años para la mitad de los escaños.

Más información
Japón lanza su revolución monetaria
El experimento japonés dispara el PIB
Abe, un halcón con vuelo de paloma

“Una mayoría de los votantes quiere políticos que puedan tomar decisiones, quiere estabilidad en la política”, ha declarado Masahiko Komura, vicepresidente del PDL a la cadena de televisión nacional NHK. “Esto es lo que debe de haber provocado este resultado”.

La victoria permitirá a Abe gobernar con más facilidad, impulsar reformas económicas aún más ambiciosas que las que ha efectuado hasta ahora y llevar adelante su propia agenda política nacionalista, que tuvo que abandonar tras la humillante derrota sufrida en las elecciones de la Cámara alta en 2007, y que condujo a su dimisión.

En diciembre pasado, regresó al poder como consecuencia de la victoria aplastante del PDL y de Nuevo Komeito en las elecciones a la Cámara baja. Desde entonces, ha tenido unas tasas de aprobación de su labor de más del 60%. “Estas elecciones son una lucha por la estabilidad política”, dijo en un comunicado antes del inicio de la votación de este domingo.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

El anterior mandato de Abe –septiembre de 2006 a septiembre de 2007- estuvo marcado por una agenda nacionalista, y ahora contará con el respaldo que le podría permitir también poner fin al pacifismo que adoptó Japón tras su derrota en la Segunda Guerra Mundial. Abe, de 58 años, defiende la transformación de las denominadas Fuerzas de Autodefensa en Ejército, lo que requiere modificar la Constitución de 1947.

Abe ha dicho que sus objetivos son recuperar la estabilidad política y la revitalización de la economía con su mezcla de política monetaria suelta, gasto fiscal y reformas estructurales, una receta conocida como Abenomía. El resultado en la Cámara alta le garantiza un Gobierno estable del cual no goza el país desde que el carismático Junichiro Koizumi (PDL) dejó la jefatura de Gobierno en 2006. Con el control de ambas Cámaras, tendrá mano libre para acometer cambios impopulares, como la modificación del mercado laboral para facilitar la contratación y el despido de trabajadores y la subida de impuestos, que frenará el ritmo de crecimiento de la deuda nacional. Estos pasos seguirán a los ya dados, como el aumento del gasto gubernamental y la suavización de la política monetaria, que han empujado a la baja el valor del yen y han disparado la Bolsa.

Algunos analistas, sin embargo, creen que la victoria del PDL puede despertar la oposición a los cambios regulatorios por parte de miembros del propio partido que mantienen lazos estrechos con sectores industriales que sufrirían con las reformas.

Sus críticos temen que Abe opte también por una agenda conservadora y revise la Constitución pacifista. Este paso, sumado a movimientos para reforzar la estrategia de defensa del país, tensaría aún más las relaciones con China y Corea del Sur, donde los recuerdos del pasado imperialista de Japón continúan a flor de piel.

Abe deberá ser prudente en los pasos que dé. Ya ha irritado a ambos vecinos desde que volvió el poder en diciembre, al haber asegurado que quiere revisar la disculpa ofrecida por Japón en 1995 sobre sus agresiones militares y ha cuestionado hasta qué punto las mujeres coreanas, chinas y de otros países fueron obligadas a proporcionar servicios sexuales a los soldados japoneses.

El PDL ha prometido bajo el eslogan de su campaña “Recuperar Japón” hacer al país más fuerte y orgulloso de sí mismo, con una economía sólida, diplomacia estratégica y una seguridad nacional fuerte en el marco de su alianza con Estados Unidos. El mensaje ha calado entre los electores, en medio de las disputas territoriales marítimas crecientes con China y Corea del Sur y la inquietud que genera el poderío económico y militar de China.

Sin embargo, la principal preocupación de sus votantes es la economía, que continúa dando muestras de vitalidad, gracias a la política monetaria y el gasto en obras públicas, las dos primeras “flechas” de la Abenomía.

Las encuestas muestran que tras la economía y la creación de empleo, los asuntos que más preocupan a los electores son la seguridad social, la subida del IVA (impuesto del valor añadido) y el proceso de reconstrucción de las zonas devastadas por el tsunami de marzo de 2011. La Constitución, la energía y el comercial atraen menos interés.

Abe se enfrenta ahora a su promesa de llevar a cabo reformas económicas estructurales para hacer a Japón más competitivo –su tercera “flecha”- y la decisión prevista para este otoño sobre si llevar adelante el incremento del IVA en abril próximo para financiar la seguridad social, que se encuentra sometida a gran presión debido al rápido aumento del número de jubilados.

La revisión de la Constitución es un deseo desde hace tiempo de muchos miembros del PDL, que consideran la Carta Magna diseñada por Estados Unidos tras la derrota de Japón una imposición que daña el orgullo nacional. El partido ha estudiado repetidas veces su cambio desde la década de 1950, pero la idea ha ganado más peso en los últimos años. Gran parte de la discusión se ha centrado en suavizar al artículo 9, que rechaza la guerra y prohíbe el uso de la fuerza en disputas internacionales salvo para defensa propia.

La revisión podría abrir la vía a que Japón cuente con un Ejército de grado pleno cuya máxima autoridad sea el primer ministro, y convierta la protección del territorio en un deber público. Una encuesta realizada entre los días 5 y 7 de julio a 3.088 personas por NHK mostró que el 28% de los consultados es partidario de la modificación de la Constitución, el 26% dijo que era innecesario y el 36% respondió que no lo tenía claro.

 

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_