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Santos se la juega por la paz en su último año de mandato

El presidente colombiano tiene tres meses para decidir si se presenta a la reelección, aunque en círculos políticos se da por hecho que sí lo hará

Santos, en el aniversario de la batalla de Boyaca.
Santos, en el aniversario de la batalla de Boyaca.Fernando Vergara (AP)

Tres meses le quedan a Juan Manuel Santos para anunciar si aspira o no a lanzarse por cuatro años más a la presidencia de Colombia. Pero sus últimas declaraciones apuntan a que ya ha decidido hacerlo y el asunto se da por hecho en círculos políticos del país.

Durante los últimos tres días, tras una maratón de entrevistas en los medios colombianos para evaluar sus tres años como presidente, Santos ha dicho que “la tendencia es que mis políticas se reelijan” y ha señalado que el proceso de paz que mantiene con las FARC -y uno muy posible con el ELN, la otra guerrilla– es su principal apuesta política. También ha aceptado que “inexorablemente” la paz será uno de los temas de la campaña presidencial que se avecina.

Pero el tiempo se agota, porque precisamente faltan tres meses para que se cumpla el plazo que Santos anunció al comienzo de las negociaciones para firmar el fin del conflicto con la guerrilla. En una entrevista en Caracol Radio, el mandatario reconoció que “lo ideal es que haya acuerdos antes de que yo tenga que decidir si voy o no a la reelección”. Y ha sido el primero en aceptar que los diálogos en Cuba van a un ritmo muy lento. “Si se necesitan uno o dos meses más pues habrá que hacerlo”, ha dicho previendo que es poco factible que lleguen a acuerdos definitivos en noviembre.

Sin embargo, las más recientes encuestas no favorecen las intenciones reeleccionistas de Santos. Una encuesta financiada por varios medios de comunicación muestra que el 60% de los encuestados rechaza esa posibilidad, a pesar de que su imagen favorable al cumplir tres años como presidente está en el 49% –otros sondeos le dan un 54%–. Aun así, entre 46 y 50 % están insatisfechos con el trabajo del jefe de Estado, lo que evidencia la división del país.

La paz tampoco sale muy bien librada en las encuestas. Aunque los colombianos siguen apoyando mayoritariamente una salida negociada al conflicto, el pesimismo ha vuelto ya que el 54% de los encuestados cree que los diálogos no llegarán a buen término.

La paz en definitiva es una apuesta de doble filo para Santos. Un acuerdo con las FARC siendo presidente sería una baza muy favorable para optar a un segundo mandato, pero si no lo logra sus aspiraciones podrían complicarse. Después de casi nueve meses de iniciados los diálogos solo se ha llegado a un acuerdo en el tema agrario, el primero en una agenda de seis puntos.

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La decisión de Santos de negociar con la guerrilla en medio del conflicto es también una apuesta arriesgada, ya que los colombianos no entienden que se registren emboscadas de las FARC como la del pasado 7 de julio en la que murieron 17 militares. Estos crímenes dan argumentos a la oposición, encabezada por el uribismo (el sector que apoya al expresidente Álvaro Uribe), para atacar los diálogos en La Habana.

“No nos hacen mella las estridencias de la oposición. No vamos a renunciar a impulsar, con todo entusiasmo y vehemencia, la construcción de un país en paz, próspero y con equidad”, ha respondido el mandatario este miércoles. Y remató diciendo que “hay quienes prefieren más años de dolor y muerte que la paz”.

El deterioro de la seguridad es otro de los frentes que más han criticado los opositores a Santos y el asunto ha polarizado a la opinión pública. Aunque el presidente tiene a favor golpes como en el que murió el máximo jefe de las FARC, Alfonso Cano, además de importantes capturas y extradiciones de capos y jefes de bandas criminales asociadas al narcotráfico, ahora el reto está en combatir fenómenos como la extorsión, el microtráfico y el creciente riesgo que corren los líderes de restitución de tierras.

Si se miran las cifras de seguridad de ciudades como Cali, con 79 muertes por cada 100.000 habitantes, o Medellín con 52, habría que prender las alarmas, aunque en Bogotá la tasa ha bajado a 14. María Victoria Llorente de Ideas para la Paz asegura que Colombia aún está lejos de alcanzar cifras de seguridad de países desarrollados y que la percepción de inseguridad es “el problema que más afecta a los ciudadanos”.

Santos se ha comprometido a desarticular las bandas criminales. Sin embargo, más allá de capturar a sus líderes, el Gobierno no ha podido romper las cadenas de negocios ilícitos que sostienen estas estructuras criminales. La corporación Nuevo Arco Iris, un centro de investigación sobre el conflicto armado, ha asegurado que el paramilitarismo mutó a nuevas bandas que se han concentrado en las ciudades y allí han encontrado en la extorsión una fuente de financiación.

Las protestas sociales también le han salido al paso a Santos, desde cafeteros inconformes exigiendo subsidios para un sector en quiebra a campesinos que exigen una zona de reserva campesina en la región del Catatumbo, pasando por un paro minero en Chocó y Antioquia. De hecho, para el próximo 19 de agosto gremios agrarios tienen convocado un paro nacional al que prevén unirse numerosos grupos sociales.

A pesar de estos reclamos, son varios los puntos a favor del mandatario colombiano. Uno de sus mayores esfuerzos ha sido mejorar los indicadores de la economía colombiana. Por una parte, controlar y reducir los niveles de desempleo, que hoy está en 9,2%. Otra estadística favorable ha sido la reducción de la pobreza, del 40 al 32%, y de la pobreza extrema, del 17 a 10%. Además, la inversión extranjera sigue llegando, prueba de ello son los 15.000 millones de dólares que entraron en 2012, el 17,7% más que en 2011.

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