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Prisión domiciliaria al asesino del periodista mexicano Manuel Buendía

José Antonio Zorrilla, titular de la Dirección Federal de Seguridad, había sido condenado por el asesinato ocurrido en 1984

A Manuel Buendía lo mataron en la tarde, a plena luz del día. El miércoles 30 de mayo de 1984 salía de su oficina, situada a unos pasos de la céntrica Zona Rosa de la capital mexicana y del Ángel de la Independencia, símbolo de la ciudad. Un hombre fornido, alto y con un corte de pelo militar le soltó cinco disparos. Es el crimen más emblemático en contra de un periodista en México. Y casi 30 años después, el hombre condenado por la autoría intelectual del asesinato, José Antonio Zorrilla, exdirector de la Federal de Seguridad –la extinta y siniestra policía de Estado del régimen priista-, fue liberado la noche del martes.

Buendía escribía la columna Red Privada, una de las más leídas del país, la más informada, la más influyente. Denunciaba temas como la vinculación del narcotráfico con el poder en México, las operaciones de la ultraderecha o la infiltración de agentes de la CIA en el país. Al momento de su muerte preparaba un libro sobre los nexos entre gobernantes mexicanos y capos del narco.

El asesinato de Buendía cimbró a una sociedad acostumbrada al oscurantismo informativo. Sus columnas (Preguntar “¿Ya leíste a Buendía?” era habitual) y su libro La CIA en México le habían hecho ganar miles –quizá ciento de miles- de lectores.

“Difícilmente pudo escogerse un blanco mejor que Buendía para inyectar en la sociedad mexicana la sensación de temor, desgobierno y cambios ominosos en su vida pública. El mismo treinta de mayo por la noche, en la funeraria donde se velaba el cuerpo de Buendía, una conocida periodista preguntaba sin cesar: ‘¿Quién sigue?’ Había empezado esa noche a portar en su bolso una pistola”, escribió en 1984, el año del crimen, el periodista y escritor mexicano Héctor Aguilar Camín en la revista Nexos.

Las circunstancias sobre el crimen han estado rodeadas de especulaciones sobre qué tan alto en el poder de entonces llegan las complicidades, y las reiteradas declaraciones de los condenados por el asesinato –Zorrilla y Rafael Moro Ávila Camacho, a la postre bisnieto del expresidente mexicano Manuel Ávila Camacho (1940-1946)- de que se trataban solamente de “chivos expiatorios”. Moro Ávila Camacho también fue liberado en 2009 bajo un amparo.

El 30 de mayo sigue como referencia en México de una trágica fecha imposible de olvidar. Habrá que apuntar en el calendario el 10 de septiembre, día en que un juez determinó que por cuestiones de salud, el hombre condenado por el asesino intelectual del periodista recobrara parcialmente la libertad, esa que le fue arrebatada junto con su vida a Buendía, echado de menos por sus lectores desde hace más de 29 años.

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