“Una herida contaminada no cicatriza”

“He vuelto en calidad de sobreviviente”, aseguró este martes la expresidenta socialista Michelle Bachelet luego de participar en el homenaje que, a raíz del 40 aniversario del golpe de Estado de Augusto Pinochet, se realizó en Villa Grimaldi: uno de los centros de detención y tortura más importantes de la dictadura militar (1973-1990).

Tras la muerte en prisión de su padre, un general de la Fuerza Aérea, en 1974 Bachelet permaneció dos meses detenida en el campo de concentración junto a su madre –quien fue torturada en el lugar–, antes de partir al exilio. En un sector precordillerano de Santiago de Chile, se estima que por Villa Grimaldi pasaron 4.500 personas, de los cuales 18 fueron asesinadas y 211 permanecen desaparecidas hasta hoy. En total, los 17 años de dictadura dejaron un saldo de 3.214 ejecutados políticos y 1.000 desaparecidos.

Apelando a su profesión, la médico y actual candidata presidencial de la centroizquierda –favorita en todas las encuestas para ganar las elecciones de noviembre próximo– dijo “una herida cuando está contaminada no cicatriza”, en referencia a las distintas miradas históricas que persisten entre su sector y la derecha liderada por el presidente Sebastián Piñera. “Sólo es posible avanzar sobre la base de la verdad y la justicia”, señaló Bachelet, un día después de que el oficialismo y la oposición conmemoraran por separado el 11 de septiembre de 1973, día en que el presidente constitucional Salvador Allende murió tras el bombardeo al palacio de La Moneda por parte de aviones de la Fuerza Aérea chilena.

El mismo día del aniversario del golpe de Estado se desarrollaron decenas de actos en las calles y muestras culturales en distintos puntos del país, especialmente en la capital. Las ceremonias más importantes se realizaron en el congreso nacional, que homenajeó a los tres diputados desaparecidos durante la dictadura; en el Cementerio General de Santiago, donde se reunió la familia de Salvador Allende, y frente al palacio de La Moneda, donde el Partido Socialista organizó una ceremonia a la que llegó un centenar de personas.

“Con mucha emoción recordamos al presidente Salvador Allende, a ese hombre digno, a ese luchador social (…) La gente hoy sabe reconocer al líder consecuente, al luchador social que fue fiel a su palabra”, dijo en el acto Isabel Allende, hija del exmandatario y actual senadora socialista.

Bajo una estatua con la figura de su padre, la parlamentaria llamó a la unidad del país, interpelando a los políticos de oposición. “Queremos invitarlos a la unidad, a la tolerancia, a los cambios, a soñar junto a Salvador Allende que es posible un Chile mejor, una sociedad distinta donde nacemos iguales y debemos tener iguales oportunidades”, dijo la senadora antes de que el acto finalizara con el audio del último discurso que su padre dio por radio, minutos antes del bombardeo a la casa de gobierno.

Con barricadas en 10 comunas de Santiago, cinco autos quemados y la toma de ocho colegios por parte de secundarios, la ciudad amaneció este último 11 de septiembre bajo un plan de seguridad especial diseñado por carabineros para evitar incidentes. El año pasado, la misma fecha terminó con un policía muerto y 280 detenidos.

El ministro del Interior Andrés Chadwick hizo un balance positivo del comienzo de la jornada, destacando que los incidentes fueron menos numerosos y violentos que los de aniversarios anteriores. Con cerca de 8 mil policías en las calles, se esperaba que los disturbios recrudecieran por la noche en la decena de puntos donde habitualmente se producen desordenes durante la fecha en Santiago.