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CRISIS POLÍTICA EN ITALIA

Letta pedirá la confianza del Parlamento ante el desafío de Berlusconi

Los parlamentarios del partido de Silvio Berlusconi han amenazado con dimitir en bloque El primer ministro acusa al condenado líder conservador de “humillar a Italia”

Letta y Napolitano, el pasado abril en el palacio del Quirinal.
Letta y Napolitano, el pasado abril en el palacio del Quirinal.AFP

El primer ministro italiano, Enrico Letta, se ha decidido, por fin, a dar un golpe en la mesa. Después de sufrir en silencio durante mes y medio las continuas amenazas de Silvio Berlusconi de hacer caer al Gobierno de coalición si no se solucionan sus problemas judiciales, el jefe del Ejecutivo ha subido este viernes a ver al presidente de la República, Giorgio Napolitano, y ha obtenido su aprobación para supeditar la continuidad del Gobierno a la confianza del Consejo de Ministros —formado por representantes del centroderecha y del centroizquierda— y también del Parlamento. El último intento de chantaje por parte del líder del Pueblo de la Libertad, hacer dimitir en bloque a sus parlamentarios y ministros si el próximo día 4 de octubre se aprueba su expulsión del Senado, fue la gota que colmó la paciencia de Letta. De visita en Nueva York, el primer ministro aparcó el tono diplomático y acusó directamente a Berlusconi de "humillar a Italia".

"Esta visita", explicó el primer ministro visiblemente enfadado, "ha estado llena de resultados positivos, pero también muy condicionada de cuanto al mismo tiempo venía sucediendo en Roma [la escalada verbal del PDL con anuncio incluido de dimisión en bloque]. Mientras yo estaba hablando a la ONU, en representación de Italia, no de mí, han estado sucediendo cosas en Roma que no ayudaban a mi función. Considero que esto es una humillación. Para Italia, no para mí". El primer ministro anunció que, nada más llegar a Roma, iría a ver al presidente de la República para intentar buscar juntos —Giorgio Napolitano fue el gran valedor del Gobierno de coalición— una salida a la crisis. Y así lo hizo, en un día —otro más— en que el viejo político volvió a convertirse en el saco de los golpes.

Aunque envuelta en los habituales enredos retóricos, la estrategia del PDL desde que su líder y dueño fue condenado en firme por el proceso Mediaset consiste en una amenaza monda y lironda que ha ido subiendo de tono al constatar que no surtía efecto. El último capítulo fue el de hacer saltar el Gobierno y el Parlamento. Si la Junta para las Elecciones y la Inmunidad del Senado vota a favor de la expulsión de Silvio Berlusconi —tal y como prevé la ley Severino contra la corrupción aprobada por el Ejecutivo de Mario Monti con los votos de centroderecha y centroizquierda—, los parlamentarios del PDL dimitirán en masa para obligar al presidente Napolitano a disolver las Cámaras y convocar elecciones. Según dejaron caer los acólitos de Il Cavaliere, también los ministros del PDL que participan en el Gobierno de Enrico Letta estarían dispuestos a dar el portazo, aunque eso no está tan claro. Se trata —no conviene olvidarlo— de una amenaza, y las amenazas, sobre todo las de Berlusconi, se cursan con la idea de no tenerlas que ejecutar pero sí cobrar algo a cambio. ¿Cómo puede reaccionar ahora Berlusconi ante el golpe en la mesa de Letta? En la política italiana la profesión de adivino es de alto riesgo, pero el objetivo inmediato de Il Cavaliere es evitar a toda costa la deshonrosa expulsión después de dos décadas de servicios a la patria. Su obsesión es ganar tiempo, que algo se le ocurrirá.

No es de extrañar, por tanto, que su rabia máxima sea contra el jefe del Estado, de quien tal vez esperaba que lo salvase de los jueces. Sin embargo, durante los últimos días, Napolitano ha respaldado sin ambigüedad la labor de los jueces y ha subrayado que en un Estado de derecho se respetan y se cumplen las sentencias. Desde el palacio del Quirinal se ha dejado caer, no obstante, que Napolitano estaría dispuesto a conceder la gracia del indulto —o a convalidar la pena de un año de arresto domiciliario por una multa— si Berlusconi se aviene a pedirla, pero no parece que por el momento entre en los planes del líder del PDL. Así que los medios del magnate compiten estos días por ver quién le arrea más estopa al anciano político, al que ayer se le saltaron las lágrimas durante un acto en Milán al referirse al clima de enfrentamiento verbal que vive la política italiana.

Por si faltara alguien en la disputa, Beppe Grillo, el líder del Movimiento 5 Estrellas (MPS), dedicó la última entrada de su blog a pedir también la renuncia de Napolitano.

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