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Italia se indigna en el funeral de un criminal de las SS

Los vecinos de un pueblo cercano a Roma se niegan a recibir el cadáver del nazi Priebke

Una manifestante grita al paso del coche fúnebre con los restos de Erich Priebke.
Una manifestante grita al paso del coche fúnebre con los restos de Erich Priebke.REUTERS

El criminal nazi Erich Priebke falleció en Roma el pasado viernes a la edad de 100 años sin mostrar arrepentimiento por el asesinato, en 1944, de 335 italianos, de los que una cuarta parte eran judíos. Después de que el Vaticano se negara a celebrar sus honras fúnebres y el Ayuntamiento de la capital a darle sepultura, los familiares del excapitán de las SS eligieron la localidad romana de Albano Laziale para que un sacerdote de la congregación fundada por el arzobispo Marcel Lefevbre oficiara un funeral por el rito tridentino (íntegramente en latín y con el oficiante de espaldas a los fieles). Pero también ese intento resultó inútil. Un grupo de vecinos, entre los que se encontraban familiares de las víctimas, se opuso a que un centenar de ultraderechistas convirtieran la ceremonia en un acto de exaltación nazi. A última hora de la tarde, y entre cargas de los antidisturbios y gritos de “asesino” y “verdugo”, el cura se quitó los paramentos y se marchó.

El furgón con los restos de Erich Priebke, condenado a cadena perpetua en 1998 por la matanza de las Fosas Ardeatinas después de haber pasado media vida escondido en Argentina, llegó a Albano Laziale fuertemente escoltado por la policía. Un centenar de vecinos, tras una pancarta en la que se leía “somos todos antifascistas”, intentaron evitar, con patadas y puñetazos, que el ataúd fuese introducido en el Instituto San Pío X. Frente a ellos, un grupo de ultraderechistas —algunos embozados y protegidos por cascos— coreaban consignas con el brazo en alto. Después de horas de tensión, la policía antidisturbios cargó, la iglesia cerró sus puertas y el abogado y amigo del criminal nazi Paolo Giachini se dio por vencido: “La ceremonia ni siquiera ha comenzado porque no ha podido entrar ni uno de los hijos [de Priebke]. Ya que no es posible celebrar un funeral con dignidad, no lo seguiré intentando”.

Ahora queda aún por resolver el lugar del entierro. El presidente del Congreso Judío Mundial, Ronald S. Lauder, ha propuesto que los restos sean incinerados y sus cenizas desperdigadas para que no puedan ser objeto de homenaje.

Priebke fue uno de los responsables de la muerte de 335 italianos —de los que 75 eran judíos—, que fueron fusilados por los nazis en las Fosas Ardeatinas el 24 de marzo de 1944 en represalia por la muerte, el día anterior, de 33 soldados alemanes en un atentado de los partisanos en la romana Via Rasella.

Finalizada la II Guerra Mundial, Priebke fue internado en un campo británico de prisioneros de guerra, del que escapó en 1946 para huir a Argentina. Allí permaneció hasta ser descubierto en 1994, lo que supuso su extradición a Italia y su condena cuatro años después a cadena perpetua conmutada, a tenor de su edad, por arresto domiciliario.

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