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Morsi desafía a los militares en Egipto

“Soy el presidente legítimo y no acepto la legalidad de este tribunal”, proclama el expresidente Se le acusa de incitar al asesinato de sus opositores y promover actos violentos en 2012 Ante el caótico inicio de la vista, el juez decide aplazar el proceso hasta el 8 de enero

Captura de vídeo en la que Morsi habla en prisión.Foto: reuters_live | Vídeo: REUTERS/ Reuters-LIVE!

"Soy el presidente legítimo de Egipto... y no acepto la legalidad de este tribunal", no se cansó de repetir este lunes el rais islamista depuesto, Mohamed Morsi, hasta que consiguió que el juez suspendiera la primera sesión del juicio contra él. El primer presidente electo de Egipto está acusado, junto con otros 14 representantes del islamismo político, de incitar al asesinato de sus detractores durante su etapa de gobierno. Ante el caótico inicio de la vista, el juez Ahmed Sabri Youssef decidió aplazar el proceso hasta el 8 de enero.

Las autoridades adoptaron unas medidas de seguridad extremas, que incluyeron el despliegue de más de 20.000 efectivos, entre soldados y policías, para proteger los aledaños de la sede del tribunal, así como para sellar algunos puntos sensibles de la ciudad, como la plaza de Tahrir. Si bien se produjeron algunos altercados entre las fuerzas de seguridad y los seguidores de Morsi en puntos de la geografía egipcia, la jornada de protestas convocada por los Hermanos Musulmanes no terminó esta vez en un baño de sangre.

Desde el inicio, sobre las once de la mañana, la primera vista pareció un circo más que un proceso judicial. El equipo de abogados de la defensa recibió con gran algarabía la entrada de Morsi a la jaula de los acusados. "¡Abajo con el Gobierno militar!" y "¡Egipto es un país, y no un cuartel!" gritaron los acusados a pleno pulmón mientras alzaban la mano recogiendo el dedo pulgar, el símbolo de las protestas a favor de Morsi, en homenaje a los cientos de muertos en el brutal desalojo del campamento islamista de Raba al Adauiya a mediados de agosto.

El juez apenas si pudo iniciar la vista, pues tras leer los cargos contra los acusados, y empezar a pasarles lista, estos comenzaron a corear cánticos contra el golpe de Estado y a lanzar diatribas contra las "autoridades golpistas". El más persistente fue un desafiante Morsi, que en repetidas ocasiones insistió en que continúa siendo el presidente del país. "La judicatura de Egipto no debería proporcionar cobertura a este golpe criminal... Este juicio no es válido, y me han traído a la fuerza", vociferó, desobedeciendo las peticiones de silencio del juez, que optó por aplazar la sesión.

Tras una pausa, se reanudó el juicio, que discurrió por unos derroteros parecidos. La vista vivió algunos momentos de tensión al enzarzarse en una riña los abogados de la defensa y de la acusación, a la que se sumaron algunos periodistas. Finalmente, ante la negativa de Morsi a contestar si aceptaba al conocido intelectual Selim el Awa como defensor, el juez suspendió de forma definitiva la sesión. La estrategia de obstrucción de los procesados coincide con la de sus seguidores, que llevan más de tres meses realizando protestas periódicas para evitar la normalización del nuevo régimen.

Esta es la segunda vez en apenas dos años que se juzga en Egipto a un expresidente depuesto. Los paralelismos con el proceso al exdictador Hosni Mubarak son numerosos, pues incluso comparten una misma sede: la Academia de Policía de El Cairo, situada a las afueras de la capital. Este fue un cambio de última hora, ya que estaba previsto que el juicio tuviera lugar cerca de la prisión de Tora. A diferencia del primer proceso a Mubarak, que está siendo repetido al haberlo anulado un tribunal, el de Morsi no fue retransmitido en directo por televisión.

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Foto: atlas | Vídeo: ATLAS

El juicio constituyó la primera aparición pública de Morsi tras el golpe de Estado del pasado 3 de julio. Desde entonces, el antiguo rais, que fue trasladado a la Academia de Policía en helicóptero, había permanecido arrestado en paradero desconocido. No obstante, las autoridades informaron de que tras la sesión de ayer fue trasladado a la prisión de Burg al Arab, situada en las afueras de Alejandría. Morsi compareció ante el tribunal luciendo un traje azul oscuro, pues rechazó vestirse con el uniforme blanco de los presos, que sí utilizaron el resto de los procesados.

"En la pausa he podido hablar con el presidente unos 25 minutos por primera vez desde su arresto", declaró a EL PAÍS Selim al Awa, que explicó que Morsi no rechaza escogerle como abogado, sino la legalidad del tribunal. "Según la Constitución, el presidente debe ser juzgado por un tribunal especial, y no uno ordinario", aclaró el reputado intelectual islamista.

Los cargos contra Morsi hacen referencia a los hechos ocurridos la noche del 4 de diciembre de 2012, cuando murieron ocho personas en altercados entre partidarios y detractores del rais. Según la fiscalía, Morsi ordenó a sus seguidores que dispersaran por la fuerza una sentada de protesta contra él. Aparte de estas acusaciones, el expresidente es investigado por espionaje y por el secuestro y asesinato de miembros de las fuerzas de seguridad.

Ante el juez solo comparecieron ayer siete de los acusados, pues el resto son prófugos de la justicia. El grupo incluye a asesores presidenciales, líderes del brazo político de los Hermanos Musulmanes, como Essam el Erian y Mohamed Beltagy, y el clérigo ultraconservador Wagdy Ghoneim.

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