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La huelga de funcionarios portugueses afecta sobre todo a hospitales y clínicas

Las cuentas del Gobierno luso para 2014 contemplan rebajas salariales de los empleados públicos que ganen más de 600 euros al mes

Antonio Jiménez Barca
Varias personas esperan en un hospital en Lisboa, hoy.
Varias personas esperan en un hospital en Lisboa, hoy. Armando Franca (AP)

La huelga de funcionarios portugueses convocada hoy por los sindicatos lusos para protestar por los nuevos recortes que prevé el presupuesto de 2014 ha afectado, sobre todo, a los hospitales y los centros de salud. Los sindicatos calculan que el impacto del paro ha sido "máximo" en la recogida de basuras y en el sector de la salud, donde aseguran que han seguido la protesta entre el 70% y el 100% de los funcionarios. En el sector de educación, la adhesión ha sido más desigual. En Lisboa, por ejemplo, hay escuelas o institutos casi cerrados por falta de profesores y hay otros en los que muy pocos docentes se quedaron en casa. Representantes sindicales recordaron que hay funcionarios que no siguen el paro porque, sencillamente, no pueden permitírselo, debido a que los sueldos cada vez son más bajos y perder un día de salario se ha convertido casi en un lujo.

Esta huelga se suma a un mes particularmente sacudido en Portugal en el que se han sucedido las manifestaciones, concentraciones y los paros, particularmente en los transportes: ayer hubo una huelga en los trenes de cercanías y largo recorrido, parcialmente seguida por los trabajadores, y el metro de Lisboa parará, por segunda vez en menos de veinte días, el próximo 19 de noviembre. Además, el viernes pasado, miles de personas se reunieron al pie del Parlamento, en el centro de Lisboa, el día en que la Asamblea Nacional daba el primer visto bueno (con el voto contrario de la oposición) a este presupuesto, considerado por el partido del Gobierno, el conservador PSD, "duro pero inevitable" y tachado por los sindicatos, simplemente, de "explotador, y de vía segura para el empobrecimiento de los trabajadores".

Los funcionarios los que más perderán. A partir de enero del año que viene verán su nómina menguada, entre un 2,5% y un 12%, dependiendo de la cuantía del salario. Además, deberán trabajar una hora más por día, llegando a las 40 horas semanales. Y sus pensiones de jubilación se reducirán, igualándose progresivamente a las de los trabajadores del sector privado. La protesta también obedece al rechazo al recorte previsto por el Gobierno para el año que viene para distintos ministerios, entre los que se cuentan el de Sanidad y el de Educación.

El presupuesto que regirá la economía portuguesa en 2014, y que se aprobará definitivamente el próximo 26 de noviembre (en una jornada de protesta ya marcada por los sindicatos) no sólo recibe ataques por parte de los trabajadores: el Defensor del Pueblo portugués, José Faria da Costa, ya ha asegurado que piensa remitirlo al Tribunal Constitucional ya que, a su juicio, adolece de una "profundísima austeridad". No es algo retórico. El Tribunal Constitucional se ha constituido, en los últimos años, en el escollo insalvable de los presupuestos del Gobierno del primer ministro, el conservador Pedro Passos Coelho. Hasta ahora, tanto el de 2012 como el de 2013 han incluido medidas cruciales declaradas ilegales por los jueces de este tribunal.

La huelga de funcionarios se produce después de que Portugal recibiera una de las pocas buenas noticias económicas de los últimos tiempos: el paro, que en enero llegó a alcanzar el 17,7% ha bajado, en el tercer trimestre, hasta el 15,6%. El Gobierno se ha apresurado a felicitarse. La oposición y los sindicatos han recordado dos de las causas probables de esta bajada: el empleo estacional del verano producto del turismo y la emigración.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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