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El plan para destruir las armas químicas sirias ya está listo

Dinamarca y Noruega llevarán el arsenal a un buque de EEUU, donde se eliminará a bordo. La guerra y el mal tiempo pueden retrasar la operación

Isabel Ferrer
El director de la OPAQ, Ahmet Uzumcu, al recoger el nobel de la Paz en diciembre de 2013.
El director de la OPAQ, Ahmet Uzumcu, al recoger el nobel de la Paz en diciembre de 2013. REUTERS

Todo está listo para destruir el arsenal químico de Siria en alta mar (sin lanzarlo al agua) a bordo del Cape Ray, un buque de la marina estadounidense. Rusia, China y la propia Washington, han proporcionado el material necesario para asegurar el transporte de las sustancias letales desde doce enclaves sirios hasta el puerto de Latakia, en el Mediterráneo. Una vez allí, sendas naves enviadas por Dinamarca y Noruega y que atracarán en un puerto italiano, deberán trasladar la carga hasta dejarla a bordo del Cape Ray. Su capitán procederá entonces a la eliminación, en aguas internacionales por determinar, de unas 500 toneladas de gas sarín, mostaza y VX, que atacan el sistema nervioso. La basura restante es tóxica pero no mortal y será llevada a un puerto aún desconocido para su eliminación.

Ahmet Uzumcu, presidente de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) ha presentado el plan a sus 188 miembros, y ha advertido de que “los problemas de seguridad derivados de la guerra, el mal tiempo y las normas establecidas para trasladar estas sustancias sin peligro pueden ocasionar retrasos”. De todos modos, continúa, “gracias a la colaboración de todos, trabajamos para proceder a sacar de Siria el cargamento con el cambio de año”. Reciente ganadora del premio Nobel de la Paz, la OPAQ no solo ha ganado visibilidad a escala internacional. El caso de Siria se ha convertido en la mayor prueba de fuego de sus 16 años de historia para sus inspectores: es la primera vez que trabajan –apoyados por expertos de la ONU- en una guerra civil que ha causado ya más de 100.000 muertos.

La carga a destruir se denomina “sustancias químicas prioritarias de clase 1”, y permite fabricar los gases letales. Suma medio millar de toneladas y tiene que haber desaparecido el 31 de marzo de 2014. La segunda categoría de productos, llamados “básicos”, no sirve, por sí sola, para la guerra química. Similares a los empleados en la industria química pesada, pueden anularse con más facilidad. En el caso sirio, el plazo impuesto para ellos por el pacto sellado entre Rusia y Estados Unidos es el 30 de junio de 2014.

La destrucción en alta mar es controvertida por los riesgos derivados de un posible vertido químico al agua. El hecho de que la operación de carga del arsenal tenga lugar en el Mediterráneo, casi un mar interior, es un problema añadido. De ahí que las unidades móviles transportadas por el buque Cape Ray sean herméticas, de titanio, y utilicen la hidrólisis para destruir los gases. El método consiste en añadirlos a otra sustancia que les permita convertirse en un residuo tóxico y líquido, pero más fácil de limpiar, aseguran fuentes de la OPAQ. La neutralización del arsenal en la propia Siria no se ha contemplado por culpa de la guerra. Solo en los últimos días, los ataques del régimen de Bachar el Asad han dejado más de un centenar de muertos en la ciudad de Alepo. De lo que no hay duda es de que “las partes implicadas en el conflicto sirio han usado armas químicas”, según señala la investigación oficial de la ONU.

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