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Brasil apela a la tecnología para combatir la falta de agua en el nordeste

Mientras las lluvias azotan el sureste, en el extremo opuesto del país prueban nuevos sistemas de riego para saciar la sed de plantas, animales y personas

El agricultor Jean Carlos de Azevedo es una especie de archivo histórico ambulante sobre las sequías que han afectado a la región semiárida de Rio Grande do Norte, Brasil, durante las últimas cuatro décadas. “Mi padre, ya fallecido, recibió un lote en los alrededores Cruzeta en 1976. Hasta 1992 se regaba los cultivos todos los años. En 1994 empezamos a regar de nuevo, pero en 1998 se detuvo durante varios años debido a una larga sequía. Volvimos a regar en 2004 y hasta el año 2012. En enero de 2013, tuvimos que parar una vez más".

Jean vive en una región donde caen, en promedio, menos de 800 mm de lluvia al año -un volumen de precipitación similar al de regiones del África Sub-Sahariana- y en la que prácticamente no llueve entre julio y diciembre.

Según la ONU, la actual es la peor sequía que ha enfrentado Brasil (enlace en portugués) durante los últimos 50 años y fue el fenómeno natural que más afectó a los brasileños en 2012 (casi nueve millones de personas), según el Anuario Brasileño de Desastres.

En medio de esta situación, las tierras de la familia de Jean no reciben ni una gota de agua cuando el embalse de la región baja a niveles mínimos por la ausencia prolongada de lluvias.

En este momento, la población urbana de Cruzeta (una ciudad de unas 8.000 personas en la seca región del Sertão) tiene prioridad en el uso del agua, según las autoridades. En segundo lugar, vienen los animales. En tercer lugar, la industria. La agricultura está al final de la lista.

"La sequía de este año ha sido la peor de todas. Nosotros, que hemos pasado por esto varias veces, nos hemos acostumbrado, pero todavía sufrimos”, dice De Azevedo. Un reciente estudio (en portugués) de la Agencia Nacional de Aguas (ANA) confirma esta percepción sobre la sequía que afecta al Nordeste desde el año 2011.

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Además, la variación de las lluvias y la intensidad de las sequías se incrementarán de aquí a 2050 con efectos graves para la población si los gobiernos locales no invierten en la infraestructura y la gestión del agua, según vaticinan los expertos en el informe Impactos del Cambio Climático en la Gestión de Recursos Hídricos: Desafíos y Oportunidades en el Nordeste de Brasil, del Banco Mundial. Este es uno de los pocos estudios sobre los efectos climáticos, hidrológicos y socio-económicos del calentamiento global en los Estados más pobres del país.

El documento analiza la cuenca Piranhas-Açu, donde está Cruzeta y Jaguaribe, en el vecino estado de Ceará. Los investigadores del Banco Mundial, la ANA, la Fundación de Ceará de Meteorología y Recursos Hídricos, de la Universidad Federal de Ceará (entre otras instituciones) compararon las precipitaciones y la sequía en dos periodos: 1971-2000 y proyectaron a 2041-2070.

De esta comparación se dedujo que si la agricultura de regadío sigue siendo relegada en las prioridades, podría perder hasta 24 millones de dólares al año en promedio, o facturar un 41% menos de lo que sería posible. Por otro lado, las inversiones en la modernización del sector podrían generar seis millones de dólares al año, sin perjudicar el suministro de agua urbana.

El estudio también muestra que en los próximos años la cuenca Piranhas-Açu va a sufrir más de la pérdida de agua en el suelo y las plantas, un fenómeno que los expertos llaman “evapotranspiración”. Sin embargo, si se realizan constantes inversiones en la modernización de regadíos, la demanda de agua en la agricultura puede bajar un 40%.

Preservar este recurso natural tan valioso es uno de los principales objetivos de Vitoriano Alves dos Santos, colega de Jean en la Asociación de Productores de Cruzeta. “Todavía tengo acceso a una fuente de agua, pero me aflige ver la cantidad que se va todos los días de riego”, dice.

Trabajo inspirador

La buena noticia es que la región ha comenzado a trabajar para ayudar a los agricultores locales a cultivar con menos agua. Un programa financiado por el Banco Mundial apoya a los productores locales para comprar equipos que ahorran agua, da asistencia técnica en la gestión del agua y apoya la expansión de la red eléctrica en el área del proyecto.

Serán atendidos 23 pequeños productores, que cultivan lotes de cinco hectáreas en promedio. La iniciativa puede servir de modelo para otros en todo el Nordeste de Brasil y en otros países afectados por las sequías recurrentes.

"Los productores de Cruzeta innovan al buscar la mejor manera de operar el embalse colectivo: centrarse en el abastecimiento prioritario de la ciudad y al mismo tiempo optimizar el uso del riego para evitar mayores pérdidas en años de sequía. Este trabajo pionero puede guiar a varias comunidades que dependen de pequeñas presas para su sustento”, dice Erwin De Nys, experto en agua del Banco Mundial.

Emocionado, Jean Azevedo considera que el nuevo proyecto ayudará a los productores que continúan buscando oportunidades en el campo. “Quiero quedarme porque nací aquí y estoy contento de trabajar la tierra", dice.

*Mariana Kaipper Ceratti es productora online del Banco Mundial

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