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Medio siglo del día en que cambió la historia del Canal y de Panamá

El aniversario de la matanza de 22 estudiantes por policías de EE UU coincide con un momento crítico para el paso canalero

Acto de recuerdo de los 'mártires' soberanistas.
Acto de recuerdo de los 'mártires' soberanistas.Alejandro Bolivar (EFE)

Hace 50 años, mientras el entonces presidente de Estados Unidos, Lyndon B. Johnson, recibía en su despacho a activistas negros defensores de los derechos civiles y crecía la presencia de tropas norteamericanas en Vietnam para combatir a las guerrillas comunistas, una marcha de colegiales, universitarios y jóvenes panameños que intentaban izar una bandera de su país en el enclave militar de la antigua Zona del Canal era saldada a balazos por soldados y policías estadounidenses. Los disturbios -en los que los nacidos en la Zona, conocidos como zonians o zoneítas, ayudaron al Ejército y a la policía estadounidenses- se propagaron a otras partes del país y el desenlace fue fatal: 22 estudiantes perecieron ametrallados, centenares quedaron heridos y la enseña nacional quedó desgarrada y pisoteada.

El jueves 9 de enero de 1964 cambió la historia de Panamá y, medio siglo después, el futuro del Canal -construido de 1904 a 1914 por Estados Unidos- se enfrenta a su más importante desafío desde que en 1999 fue entregado por Washington a la soberanía panameña tras la previa y paulatina devolución de sus áreas aledañas y bases castrenses.

La estratégica ampliación de la ruta interoceánica está amenazada de quedar suspendida a partir del 20 de enero próximo, porque un consorcio encabezado por las firmas Sacyr Vallehermoso, de España, e Impregilo, de Italia, exige un pago adicional de 1.600 millones de dólares por sobrecostos, en un hecho que mantiene una expectación nacional y mundial por su impacto económico y el efecto dominó en las industrias portuaria y marítima internacionales.

En este panorama, y aunque el diferendo es entre la Autoridad del Canal de Panamá (ACP), una dependencia estatal, autónoma, independiente y exenta de influencias o manipulaciones políticas, y el conglomerado multinacional del Grupo Unidos por el Canal (GUPC), integrada por Sacyr, Impregilo, la belga Jan de Nul y la panameña Constructora Urbana, el factor político está presente en el contexto del recuerdo de los 50 años del asesinato de los estudiantes. Las fuerzas partidistas -opositoras y oficialistas- se unieron y expresaron su total respaldo a la ACP, como representante de los intereses panameños en el litigio con la constructora.

La Comisión de Infraestructura Pública y Asuntos del Canal de la Asamblea Nacional (Congreso unicameral) emitió una resolución de apoyo a la ACP en el enfrentamiento con GUPC, que ahora está pidiendo 1.000 millones de dólares a la entidad administradora como adelanto para poder proseguir con las obras. Con varias propuestas -la Autoridad ofrece un anticipo máximo de 183 millones de dólares-, el lío se sigue prolongando mientras se acerca lo que parece ser otro día clave en otro enero: el 20.

“Le damos un apoyo rotundo y total a la Autoridad. No queremos que nada de esto se politice”, afirmó el diputado panameño Mario Miller, del gobernante partido Cambio Democrático (CD). “El Canal es nuestro mayor bien nacional y toda empresa que ha firmado un contrato con el Canal tiene que ceñirse estrictamente a lo pactado”, añadió, al hacer énfasis en que las fracciones legislativas de oposición y gobierno están unidas en este conflicto.

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“Con ellos (los contratistas de GUPC) o sin ellos, vamos a terminar la ampliación del Canal. Y a la Autoridad la respaldamos como Asamblea”, agregó, por su parte, el legislador Lalo Antonio, de CD. “Sentimos gran satisfacción” con el manejo que la ACP ha tenido en el diferendo, aseveró el diputado oficialista Rogelio Baruco, tras subrayar que la presión del consorcio “es totalmente inaceptable”. El diputado Miki Alemán, del Partido Revolucionario Democrático (PRD), el principal de la oposición, también se unió al acuerdo legislativo.

Todo coincide con un día clave en la historia de Panamá. La gesta estudiantil ha sido conmemorada en la noche de este jueves en un acto especial en el mismo sitio de la ya desaparecida Zona en el que se produjo el acto de lo que ahora es recordado por los panameños como “el día que dijimos presente”.

El 9 de enero es el Día de los Mártires en esta país de la cintura de América, ya que fue un suceso histórico que, seguido de la decisión adoptada por Panamá, en la misma noche de los sucesos, de romper relaciones diplomáticas con Estados Unidos, precipitó lo que después fue la renegociación de los tratados sobre el Canal, que inicialmente concedían el dominio perpetuo a Washington.

Precedidos por una larga cadena de años de constantes conflictos bilaterales, por el tema de la iza de la bandera panameña, los acontecimientos de hace 50 años empujaron a Panamá a exigir la renegociación de los pactos canaleros bilaterales suscritos en 1903. Un sargento panameño -Omar Torrijos- ejecutó un golpe de Estado en 1968 y lanzó una consigna: “No quiero entrar a la historia, quiero entrar al Canal”.

Tras una larga negociación en la primera parte del decenio de 1970, Torrijos y el entonces presidente de Estados Unidos, James Carter, firmaron en 1977 los denominados tratados Torrijos-Carter, ratificados en 1978, en vigencia desde 1979 y que, tras calendarizar la paulatina devolución de las áreas aledañas y de las antiguas bases militares a Panamá, remataron al mediodía del 31 de diciembre de 1999, cuando los panameños asumieron la soberanía plena y la administración del Canal.

Sometida a su modernización en el inicio del siglo XXI, la vía quedó luego ante la disyuntiva de ampliarse para permitir el paso de embarcaciones de mayor calado que las que actualmente pueden transitar por la ruta acuática. El plan de ampliación, de 5.250 millones de dólares, fue aprobado en 2006 en un referendo popular y su ejecución se inició en 2007, con la meta de finalizar en 2014.

Sin embargo, la conclusión se postergó a 2015, por los reiterados atrasos que GUPC atribuye a información imprecisa que ACP le entregó para diseñar la construcción de las nuevas esclusas en los litorales del Atlántico y del Pacífico, que contrató en 2009 por 3.118 millones de dólares.

Bajo este desarrollo en decenios de disputas, políticas o económicas, la bandera que los estudiantes panameños quisieron izar en la vieja Zona del Canal regresó restaurada recientemente a Panamá y, a partir de este día del 50 aniversario del Día de los Mártires, es expuesta en el mismo sitio en el que hace medio siglo fue ultrajada y cambió la historia panameña.

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