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Alemania impulsa un acuerdo de no espionaje mutuo entre socios de la UE

El pacto incluiría a los servicios secretos de Reino Unido que, según Snowden, colabora con la NSA Serían contratos vinculantes para sellar la prohibición de espionaje político, económico e industrial

El presidente estadounidense Barack Obama junto a la canciller alemana Angela Merkel en junio de 2013 en Berlín.
El presidente estadounidense Barack Obama junto a la canciller alemana Angela Merkel en junio de 2013 en Berlín.REUTERS

Berlín busca un acuerdo de no espionaje mutuo entre socios de la Unión Europea. El pacto incluiría a los servicios secretos de Reino Unido que, según las revelaciones del exempleado de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) estadounidense Edward Snowden, colaboran estrechamente con Washington en el espionaje masivo de las comunicaciones mundiales a través de internet. Desde que las informaciones del filtrador desvelaron la tremenda capacidad de control y vigilancia de los espías de Estados Unidos, las agencias de inteligencia europeas se han reunido ya en tres ocasiones para negociar el posible pacto.

Esta semana se han conocido las serias dificultades que encontró Alemania para un acuerdo similar de no espionaje con Estados Unidos. La iniciativa llegó a darse por segura hace solo tres meses. El entonces coordinador de los servicios secretos, el democristiano Ronald Pofalla (CDU), aseguró tras el escándalo de Snowden que Washington había "entendido la dimensión" del enfado alemán ante el espionaje de sus ciudadanos y de sus dirigentes. El portavoz de la canciller Angela Merkel, Steffen Seibert, llegó asegurar que Berlín contaba con una "confirmación verbal" de la disposición norteamericana a comprometerse a renunciar al espionaje de los líderes políticos o las empresas alemanas. Ese acuerdo está cerca de quedarse en papel mojado, pero Berlín confía en alcanza un trato entre los socios europeos.

Londres se resiste a firmar el trato europeo de no espionaje

Serían contratos vinculantes para sellar la prohibición de espionaje político, económico e industrial en el seno de la Unión. Según publicó el diario Süddeutsche Zeitung el jueves, los gobiernos europeos llevan varios meses de negociaciones a puerta cerrada. Londres es el socio más reticente. Su servicio de espionaje GCHQ es, según diversos documentos de Snowden publicados en otoño por el semanario Der Spiegel, capaz de interceptar las comunicaciones de internet y de teléfono que pasan por varios cables trasatlánticos de fibra de vidrio. Además, el diario británico The Independent publicó hace dos meses la foto de un dispositivo dispuesto por los británicos en el tejado su embajada, en pleno centro de Berlín, con el que captan gran número de comunicaciones inalámbricas del distrito gubernamental. La embajada de Estados Unidos, a pocos cientos de metros, cuenta con aparatos similares. Los papeles de Snowden desvelaron que los espías se sirvieron de ellos para pinchar el móvil de la canciller Merkel. Es de esperar, con estos precedentes, que Londres se resista a firmar el trato europeo de no espionaje que propone Alemania.

En cuanto a Francia, sus servicios de inteligencia tienen en Alemania la reputación de especialistas en espionaje industrial. Según el Süddeutsche Zeitung, el servicio de espionaje exterior DGSE vigila "sistemáticamente llamadas de teléfono, correos electrónicos y redes sociales", también en países europeos. La pérdida de secretos industriales es, comprensiblemente, una de las mayores preocupaciones de los políticos alemanes.

El contrato europeo limitaría drásticamente la capacidad de acción de los espías extranjeros
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Quieren en Berlín, por tanto, que el contrato europeo limite drásticamente la capacidad de acción de los espías extranjeros. Los 28 de la Unión Europea deberían comprometerse, además, a respetar en sus investigaciones tanto la legalidad propia como la de los socios. Por ejemplo, para impedir la práctica de preguntar datos sobre ciudadanos del propio país a los servicios secretos de países socios, esquivando así las limitaciones legales o la falta de permiso judicial.

Tanto las negociaciones con Estados Unidos como las europeas están en manos del servicio secreto exterior alemán BND, que ya ha presidido tres reuniones con las organizaciones equivalentes del resto de Europa.

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