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CONFERENCIA DE GINEBRA II

El régimen sirio y los opositores aceptan negociar directamente

La delegación oficialista ha amenazado con marcharse de la cumbre si no ve avances sustanciales

SALVATORE DI NOLFI (EFE)

El mediador de Naciones Unidas para Siria, Lakhdar Brahimi, logró, en el primer día de diálogo a dos bandas entre el régimen de Bachar el Asad y los opositores, que ambas partes acepten reunirse en la misma sala. Que una jornada entera de las primeras negociaciones entre ambas partes, después de casi tres años de conflicto y 130.000 muertos, se invirtiera en un procedimiento como lograr que las delegaciones se vean las caras pone de relieve lo precario de esta cumbre, que arrancó el miércoles con las expectativas muy bajas y sin plazos u objetivos claros.

“Me encontré con las delegaciones de la oposición y el gobierno por separado, ayer y hoy de nuevo, y mañana [por el sábado] esperamos, hemos pactado, que todos nos reuniremos en la misma sala”, dijo Brahimi en una rueda de prensa en Ginebra, en la que añadió que ambas partes tienen claro que la base de la negociación es el comunicado de Ginebra I, elaborado en 2012 en una cumbre en la que participaron entre otros la ONU, EE UU y Rusia, y que llama a una transición política en Siria para poner fin al conflicto armado.

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Esa posibilidad de sentarse cara a cara en la misma habitación había puesto en riesgo previamente las negociaciones. La opositora Coalición Nacional Siria se negaba a hablar directamente con la delegación oficialista si esta no aceptaba previamente que en Siria debe haber una transición política. 

Los medios oficiales sirios habían informado este viernes de que el ministro sirio de Exteriores y líder de la delegación del régimen, Wallid al Muallem, le había notificado a Brahimi que “si no se dan encuentros serios mañana [por el sábado], la delegación oficial siria abandonará Ginebra”. Su lugarteniente en el ministerio de Exteriores, Faisal Muqdad, se quejó posteriormente de que los opositores “no quieren la paz, sólo vienen a negociar con precondiciones”.

En realidad la precondición es solo una: que el régimen acepte los principios de Ginebra I, que, según Brahimi, siguen siendo “la parte central” de este proceso de diálogo. Nadie lo hubiera dicho a tenor de la intervención del ministro sirio Muallem el día inaugural de la cumbre, el miércoles, cuando acusó a los opositores con los que se suponía que iba a dialogar de “traidores” y “agentes a sueldo del enemigo”.

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A pesar de las dudas iniciales sobre su asistencia, la Coalición Nacional Siria ha dado garantías de que negociará en Ginebra todo lo que dure el proceso y de que no se marchará antes que el régimen. Según dijo el líder opositor Ahmad Jarba en conferencia de prensa el jueves, su objetivo es que el mundo vea que el régimen “es ya un cadáver”. Tras la perorata del ministro de Exteriores el miércoles, Jarba dijo: “El mundo tiene pruebas suficientes de que El Asad no puede mantenerse en el poder”.

Respecto a la posibilidad de que la conferencia alcance algún acuerdo, Brahimi dijo que en el primer día de encuentros por separado hubo “signos de esperanza” aunque no se debatió “ninguno de los asuntos cruciales”.

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