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Italia estrena su primer Gobierno paritario

El antiguo jefe de los economistas de la OCDE, Pier Carlo Padoan es el nuevo ministro de Economía

El primer ministro de Italia, Matteo Renzi, anuncia su su nuevo Gobierno, este viernes en Roma.
El primer ministro de Italia, Matteo Renzi, anuncia su su nuevo Gobierno, este viernes en Roma. Giorgio Cosulich (Getty)

Matteo Renzi es un arriesgado jugador solitario. Él solo se la bastó para conquistar la secretaría del Partido Democrático (PD) y para, solo dos meses después, descabalgar a Enrico Letta del poder. Y ahora, ya como primer ministro de Italia, ha confeccionado un gobierno que, aun formado por ocho ministros y ocho ministras —el primer gabinete paritario de la historia de Italia—, atraerá todos los focos hacia él. Se trata de un gobierno joven, con muchos nombres nuevos, sin gran personalidad pero también sin grandes ataduras. Salvo la concesión al presidente Giorgio Napolitano de un tecnócrata al frente del ministerio de Economía y el nombramiento de tres ministros del Nuevo Centroderecha (NCD) en pago por su indispensable apoyo parlamentario, Matteo Renzi, de 39 años, ha configurado un Gobierno donde solo brilla él, sin un vicepresidente y sin personajes de renombre que puedan hacerle sombra. Fiel a su personalidad —y el viernes lo volvió a repetir— su objetivo es “jugarse la cara” para, de aquí a 2018, poner en marcha las reformas que Italia lleva décadas esperando. Si falla, la culpa será toda suya. Pero, como dijo ayer Napolitano, ese es “un lujo que Italia no se puede permitir”.

Lista completa de ministros

Subsecretario del presidente del Consejo de Ministros: Graziano Delrio

Ministros con cartera: ministro de Interior: Angelino Alfano; ministra de Asuntos Exteriores: Federica Mogherini; ministra de Justicia: Andrea Orlando; ministro de Defensa: Roberta Pinnoti; ministro de Desarrollo Económico: Federica Guidi; ministro de Economía y Finanzas: Pier Carlo Padoan; ministro de Infraestructuras y Transportes: Maurizio Lupi; ministra de Sanidad: Beatrice Lorenzin; ministra de Políticas Agrícolas y Forestales: Maurizio Martina; ministra de Educación: Stefania Giannini; ministro de Trabajo y Políticas Sociales: Guiliano Poletti; ministro de Medioambiente: Gianluca Galletti; ministro de Bienes Culturales y Turismo: Dario Franceschini.

Ministros sin cartera: ministro de Asuntos Regionales: Maria Carmela Lanzetta; ministro para las Reformas y Relaciones con el Parlamento: Maria Elena Boschi; ministro de Administración Pública: Marianna Madia

Dos horas y media estuvo Renzi reunido con Napolitano. A la salida, con la voz ronca, el nuevo primer ministro hilvanó un pequeño show muy a su estilo para dar la lista de sus ministros. Estaba claro que la lista iba a ser paritaria y también desde unas horas antes que nombraría al prestigioso economista Pier Carlo Padoan al frente de Economía. Pero su sagacidad a la hora de negociar quedó clara de nuevo al descabalgar de la vicepresidencia del Gobierno a Angelino Alfano, el líder del Nuevo Centroderecha. El exdelfín de Berlusconi se tendrá que conformar con la cartera de Interior, que ya tenía en el Ejecutivo de Enrico Letta. Aunque la diablura mayor –un democristiano al fin y al cabo—fue la de nombrar a Maria Carmela Lanzetta ministra de Asuntos Regionales. Lanzetta, exalcaldesa antimafia, no solo formaba parte del sector del PD más crítico con su gestión, sino que en la reunión de la formación de centroizquierda que retiró la confianza a Letta ella fue de las pocas que no estuvo al lado de Renzi. Su mentor político, Giuseppe Civati, no pudo aguantarse y divulgó la traición –la de ella y la de él—urdida a su espalda.

Con esto queda claro que Renzi, como había advertido Silvio Berlusconi tal vez primero que nadie, tiene todos los ingredientes para triunfar en la política italiana. Un carisma innegable –aunque no guste a todos--, una falta de prejuicios para pactar con el diablo si hace falta –pactó con Berlusconi la ley electoral--, el estómago para tragar ranas cuando es menester –el economista Padoan impuesto por Napolitano—y sangre fría –ya se vio con Letta—para volver a dividir en su beneficio su propio partido. No le tembló el pulso a la hora de eliminar del Gobierno a Emma Bonino, hasta ahora ministra de Exteriores, ni tampoco de despedir a Cécile Kyenge, la valerosa ministra de Integración que hacía de Italia un país mejor pero que, también, puso al Gobierno en la mira de la Liga Norte. Y Renzi no está dispuesto a despreciar ni un posible voto. En ese sentido también hay que interpretar la ausencia de un fiscal o un juez al frente del ministerio de Justicia. Aunque el propio Renzi lo había sugerido –qué mejor señal contra la mafia y la corrupción política--, finalmente desistió. Las malas lenguas dan por seguro que es un guiño a Berlusconi, quien sigue prodigándole –para desesperación de las huestes de Forza Italia—elogios. Por su astucia política y porque “no es comunista”.

Las sombras de la jornada, como no podía ser de otra manera, también llegaron de la parte de Berlusconi. Forza Italia distribuyó a través de Twitter unas supuestas declaraciones en las que su líder, Silvio Berlusconi, advertía: “Renzi tiene la mayoría en su partido, pero no en el Parlamento. Muchos diputados del PD son de [Pier Luigi] Bersani y de [Massimo] D’Alema”. Il Cavaliere, gran experto en las maniobras subterráneas –no en vano está siendo juzgado en Nápoles por comprar el voto de un senador--, estaría insinuando que el hasta ahora alcalde de Florencia podría tener problemas para obtener la confianza de los suyos durante la sesión de investidura prevista para el lunes. Por si fuese cierto, el hasta ahora alcalde de Florencia y desde hoy primer ministro más joven de la historia de Italia ya se está trabajando a los parlamentarios del Movimiento 5 Estrellas (M5S) que ya no aguantan más el comportamiento errático de su líder, el excómico Beppe Grillo.

Padoan, otro tecnócrata al frente de Economía

P. O., Roma

Con las cosas de comer no se juega. Esa es la idea que de la economía parece tener Giorgio Napolitano. Desde que, en noviembre de 2011, el presidente de la República, de 88 años, patrocinase la sustitución del último Gobierno de Silvio Berlusconi por un Ejecutivo técnico dirigido por Mario Monti, la cartera de Economía ha estado siempre en manos de tecnócratas y no de políticos. Primero fue el propio Monti, de 70 años, quien, además del cargo de primer ministro, se reservó para sí un Departamento clave para cumplir con las exigencias de austeridad que exigían Bruselas y Berlín. A continuación, a finales de abril de 2013, el Gobierno de Enrico Letta, también impulsado por Napolitano ante la incapacidad de los partidos políticos de aprovechar el resultado electoral, encargó el ministerio de Economía y Finanzas al banquero Fabrizio Saccomanni, de 71 años, quien hasta el día antes de su nombramiento había dirigido el Banco de Italia.

Y, también ahora, tan importante encargo recae en un técnico, Pier Carlo Padoan, de 65 años, economista jefe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) desde diciembre de 2009. Antes, de 2001 a 2005, fue director ejecutivo para Italia del Fondo Monetario Internacional (FMI) y, de 1998 a 2001, consejero económico de los primeros ministros Massimo D'Alema y Giuliano Amato.Padoan, que se encontraba en Sidney (Australia) trabajando para el G20, confirmó al diario económico Il Sole 24 Ore que había decidido adelantar su regreso a Italia debido a su inminente nombramiento como ministro: "Me han llamado para ocupar el cargo de ministro de Economía". Los medios italianos, que durante los últimos días se han entregado con pasión al juego de los ministrables —"il totoministri"—, dan por seguro que el nombramiento de Pier Carlo Padoan tiene la firma de Napolitano, quien en la última reunión con Renzi habría cortado de raíz la tentación del hasta ahora alcalde de Florencia de nombrar para un cargo tan principal a un político de su confianza.

Según unas recientes declaraciones del nuevo ministro, “los impuestos que perjudican menos al crecimiento son los relacionados con la propiedad, como el IMU [el impuesto sobre la primera vivienda], mientras que los impuestos que, si se bajasen, favorecerían la recuperación y el empleo son los que gravan el trabajo”.

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