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La violencia y el fraude amenazan las elecciones afganas

“Los talibanes están tratando de deslegitimar los comicios”, opina Francesc Vendrell, ex representante de la ONU para el país asiático

Ángeles Espinosa
Mitin del candidato a la presidencia afgana Ashraf Ghani Ahmadzai.
Mitin del candidato a la presidencia afgana Ashraf Ghani Ahmadzai.S. SABAWOON (EFE)

Afganistán elige el próximo 5 de abril un nuevo presidente y los miembros de los consejos provinciales. Trece años después de la intervención estadounidense contra el régimen talibán y en vísperas de la retirada de las fuerzas extranjeras, la convocatoria afronta retos formidables. Para empezar, la inexistencia de un censo hace que las estimaciones de población varíen entre 26 y 32 millones de habitantes, dejando un amplio margen para el fraude. Pero sobre todo, la violencia. No pasa un día sin que los talibanes no se responsabilicen de un atentado suicida, un coche bomba o un asalto a algún edificio significativo.

“Sin duda están tratando de deslegitimar las elecciones”, declara Francesc Vendrell, quien fuera enviado europeo y representante especial de la ONU para Afganistán.

De la decena de candidatos, sólo tres probablemente pasen a una segunda vuelta

De la decena de candidatos que concurren a las presidenciales, sólo tres tienen posibilidades de pasar a una segunda vuelta, Zalmay Rassoul, Abdullah Abdullah y Ashraf Ghani. Aunque los tres han sido ministros en alguno de los gobiernos de Hamid Karzai, a quien la Constitución impide repetir mandato, las simpatías del jefe del Estado están con Rassoul, sobre todo desde la retirada de su hermano Qayum Karzai.

“Si el voto fuera libre, me da la impresión de que los mejor situados serían Abdullah y Ghani, pero el presidente apoya a Rassoul”, señala Vendrell.

Rassoul no está lastrado por un pasado corrupto o de señor de la guerra. Además este pastún ha incluido en su candidatura al tayico Ahmad Zia Masud, hermano del asesinado Ahmad Shah Masud, y a la ex gobernadora de Bamiyán, Habiba Sarabi (hazara), un gesto hacia la diversidad étnica del país. Sin embargo, no termina de calar entre los electores.

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Vendrell, que acaba de pasar dos semanas en Kabul entrevistándose con los principales actores políticos afganos, ha llegado a la conclusión de que Rassoul no tiene el suficiente tirón popular. El hecho de que no hable pasto (una de las dos lenguas nacionales no cae bien entre la comunidad mayoritaria. Además, a sus 71 años sigue soltero, algo inusual en un país donde las familias numerosas son la norma.

Se necesitaría un fraude enorme para que uno ganara en la primera vuelta” Francesc Vendrell

Así que, a menos que el presidente cambie de parecer, el veterano diplomático advierte de “un gran riesgo de fraude en las zonas pastunes del este y el sur del país, donde la seguridad es menor”. No obstante, juzga el resultado “imprevisible” porque Karzai ya no tiene la influencia que tenía en 2009 y, en contra de lo previsto, los otros candidatos pastunes no se han retirado a favor de Rassoul. En su opinión, “se necesitaría un fraude enorme para que uno ganara en la primera vuelta” porque los tres favoritos “parecen estar “bastante igualados”.

El panorama se complica con un factor exógeno. Los talibanes, que a pesar de la insistencia de Karzai han rechazado participar en el juego político, también quieren hacerse oír. Vendrell interpreta que con su creciente recurso a la violencia en las últimas semanas, intentan mejorar su posición negociadora por dos posibles vías.

“La primera, que no puedan votar muchos pastunes, con lo que Abdullah saldría ganador, lo que supondría un ataque frontal para aquellos y favorecería a su grupo [un movimiento esencialmente pastún]. Alternativamente, que la ausencia de observadores a causa de la inseguridad permita un fraude tan grande a favor de Rassoul, que el resultado quede totalmente deslegitimado”, explica.

En ambos casos, los talibanes y sus patrocinadores de los servicios secretos paquistaníes, el todopoderoso ISI, saldrían beneficiados. Esa expectativa es, según Vendrell, el motivo por el que las negociaciones de paz que Karzai ha tratado de impulsar desde hace un par de años no han avanzado.

“[Los talibanes] esperan poder mejorar su situación militar en los próximos meses, cuando las tropas internacionales reduzcan su presencia en el país, y por lo tanto no van a negociar en serio hasta pasado el verano del año que viene”, estima el diplomático. En su opinión, las Fuerzas Armadas afganas apenas tienen capacidad para evitar la caída de Kabul y del resto de los centros urbanos y la eventual firma del Acuerdo Bilateral de Seguridad con EEUU no va a cambiar esa situación.

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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