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elecciones en afganistán

Los afganos desafían las amenazas de los talibanes con un voto masivo

La alta participación y la ausencia de atentados graves marcan el primer relevo en el poder a través de las urnas

Ángeles Espinosa (enviada especial)
Una mujer afgana vota en un colegio electoral de Kabul.
Una mujer afgana vota en un colegio electoral de Kabul. S. SABAWOON (EFE)

Millones de afganos desafiaron este sábado las amenazas de los talibanes y una inoportuna lluvia para elegir al sucesor del presidente Hamid Karzai y nuevos consejos provinciales. Ni algunos atentados aislados, ni ciertas irregularidades en la votación, lograron eclipsar el entusiasmo con el que personas de todas las edades y condiciones sociales expresaron su apoyo al primer traspaso democrático del poder en la historia de Afganistán. A falta de los resultados, que tardaran semanas en conocerse, los responsables afganos respiraban aliviados.

Muchos colegios electorales se quedaron sin papeletas desde media mañana. Fue el principal problema de la jornada electoral, pero también un signo del éxito de participación. Aunque es difícil de calibrar ésta en un país que no tiene censo electoral y en el que los ciudadanos pueden elegir dónde depositan su voto, las largas colas que se formaron en Kabul y otras ciudades llamaron la atención.

El presidente de la Comisión Electoral Independiente (CEI), Ahmad Yusuf Nuristani, adelantó durante una conferencia de prensa anoche que al menos "siete millones" de afganos habían votado en las presidenciales. Dado que las estimaciones de electores varían entre 12 millones y 13,5 millones, esa cifra supondría una participación de entre el 52% y el 60%. No obstante, en el pasado las estimaciones iniciales de la CEI se han visto sensiblemente rebajadas luego por la misión de la ONU. Según Nuristani, el 65% de quienes ejercieron el derecho al sufragio fueron hombres y el restante 35%, mujeres.

Desde las zonas rurales llegaron testimonios de personas que caminaron durante varias horas para votar. En Nuristán, los notables relataron a una emisora de radio que una mujer que acababa de dar a luz acudió a votar en mula. Son anécdotas significativas tras las amenazas lanzadas por los talibanes durante las semanas precedentes. La climatología tampoco ayudó. De hecho, el Ministerio del Interior atribuyó al mal tiempo que los helicópteros no pudieran trasladar el material electoral a algunos colegios.

Pero lo que más sorprendió fue la ausencia de atentados notables. Entre los más graves, un artefacto explosivo escondido en la carretera que mató a dos policías e hirió a otros dos cuando regresaban de un colegio electoral en la localidad de Qalat, al sur del país; y una explosión que hirió a cuatro votantes en un centro de la provincia de Logar, al sureste. Al final del día, hubo "cuatro civiles muertos y 43 heridos", según Nuristani.

"Nuestra evaluación general hasta ahora indica que le proceso electoral ha ido bien", señalaba a esta corresponsal Naeem Ayubzada, director de Transparent Election Foundation of Afghanistan (TEFA), poco antes del cierre de los colegios electorales. Ésta, y otras organizaciones de observadores locales, se quejaron no obstante de la interrupción del servicio de mensajes de móviles, porque dificultó las comunicaciones con sus equipos de voluntarios. Al parecer se quería evitar que los candidatos los utilizaran para recabar el voto a última hora, pero la CEI negó haber tomado esa medida.

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Parte del éxito del buen desarrollo de la jornada descansa en el enorme dispositivo de seguridad que contó con 350.000 hombres en todo el país, la práctica totalidad de las fuerzas armadas. Tanto para las autoridades afganas como para Estados Unidos, que ha gastado 70.000 millones de euros en su entrenamiento, constituía una prueba crucial en víspera de la retirada de las tropas extranjeras, cuyo mandato concluye a finales de este año.

Aún así, las condiciones de seguridad no permitieron abrir cerca de 959 colegios electorales, según informó la CEI, dos centenares más de los inicialmente previstos.

"Ni un solo voto en Chaparhar (Nangarhar). Otros 4 colegios cerrados tras un ataque en el distritro de Baharak (Badakhshan). La votación también ha fracasado en el distrito de Khinjan (Baghlan)", se congratulaba el portavoz talibán, Zabihullan Mujahid, en Twitter, tratando de arrimar el ascua a su sardina.

Sin embargo, para muchos afganos la asistencia a las urnas era una forma de decirles tanto a los talibanes como a los señores de la guerra, que están hartos de violencia y de conflictos; que quieren vivir en paz. La mayoría de las personas que entrevisté a la salida de una docena de colegios electorales, me respondieron que votaban "para que el nuevo presidente traiga seguridad y trabajo" a su país.

Aunque las papeletas para las presidenciales incluían once nombres, en la recta final sólo han quedado ocho contendientes para remplazar a Karzai, quien no puede presentarse a un tercer mandato. Tres candidatos se han destacado durante la campaña: Abdullah Abudllah, que quedó segundo en las elecciones de 2009, el reputado economista Ashraf Ghani y Zalmay Rassoul, que está considerado el favorito del presidente saliente.

Obtener las primeras indicaciones del sentido del voto va a ser más complicado. Debido a la difícil orografía afgana, lleva mucho tiempo trasladar los votos para su recuento. Además, la división étnica hace temer que avanzar datos parciales sin tener un muestro de al menos 15 provincias dé una idea equivocada de la tendencia. La CEI prevé anunciar resultados preliminares el 24 de abril y definitivos el 14 de mayo, justo dos semanas antes de una eventual segunda vuelta si ninguno de los candidatos supera el 50% de los votos como parece lo más probable.

Este largo plazo de incertidumbre preocupa a los analistas. Temen que si el proceso se prolonga varios meses, se cree un vacío de poder justo cuando los insurgentes están aumentando la violencia ante la retirada de las fuerzas extranjeras. Un mandato claro por parte de los votantes, también contribuiría a la estabilidad del país.

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa (enviada especial)
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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