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ATENTADO TERRORISTA

Un bomba causa una matanza en una estación de autobuses de Nigeria

El presidente Jonathan atribuye el atentado a la secta islamista Boko Haram

En el enésimo episodio de una ofensiva terrorista que hasta ahora afectaba mayoritariamente al norte del país, al menos 71 personas murieron y 124 resultaron heridas en un ataque con bomba que ayer desencadenó varias explosiones en cadena en una de las principales estaciones de autobuses de Abuya, la capital de Nigeria, y desató el pánico entre los numerosos pasajeros que abarrotaban el lugar en plena hora punta.

Tras visitar la estación atacada, el presidente de Nigeria, Goodluck Jonathan, vinculó el atentado con la secta radical islámica Boko Haram, a la que se refirió como un “un revés temporal” que la nación va a superar. Los terroristas islamistas han provocado en los últimos años al menos 4.000 víctimas mortales, en su mayoría cristianos o agentes de las fuerzas de seguridad y el Ejército, en los Estados del noreste del país, de mayoría musulmana.

El atentado ocurrió sobre las 06.45 hora local (una hora más en la España peninsular), cuando la estación situada en el área de Nyanya, a las afueras de Abuya, estaba repleta de ciudadanos que se disponían a ir a sus puestos de trabajo.

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Aunque en un primer momento algunos medios informaron de que el número de fallecidos podría llegar a 200, el portavoz de la policía, Frank Mba, confirmó en una rueda de prensa que se habían registrado al menos 71 víctimas mortales. No obstante, Mba advirtió de que el número de fallecidos podría aumentar debido a la gravedad de las heridas de muchos supervivientes.

La explosión de la bomba sorprendió a un gran número de pasajeros justo en el momento en el que se disponían a subir a los autobuses estacionados en el aparcamiento de la terminal de transporte. Inmediatamente después, la confusión se adueñó del lugar, donde la gente empezó a correr presa del pánico entre decenas de cuerpos mutilados.

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Tras estallar la bomba, se produjeron otras explosiones secundarias en los depósitos de combustible de los vehículos aparcados en la zona. Una docena de autobuses resultaron dañados y la fuerte magnitud de la explosión abrió un gran agujero de más de un metro de profundidad, según algunos testigos. Los bomberos sofocaron el fuego, aunque horas después aún se podía ver una gran columna de humo.

Pese a que Nigeria mantiene una ofensiva antiterrorista en los Estados de Yobe, Borno y Adamawa, en el noreste del país —todos ellos bajo estado de excepción—, los ataques integristas no cesan en el país africano.

Desde que la policía acabó en 2009 con el líder de Boko Haram, Mohamed Yusuf, los radicales mantienen una sangrienta campaña contra el Estado. Boko Haram, que significa en lenguas locales “la educación no islámica es pecado”, lucha por imponer la sharía o ley islámica en Nigeria, de mayoría musulmana en el norte y predominantemente cristiana en el sur.

Este mismo grupo causó el domingo al menos 98 muertos en ataques a tres localidades del norte del país, todas en el Estado de Borno, donde la violencia ha forzado a muchos residentes de las comunidades locales a huir a la capital estatal, Maiduguri, que también ha sido escenario de repetidos ataques. Pero Abuya, la capital federal, tampoco se ha librado del terror, con atentados tan espectaculares como el que en 2011 causó un suicida en la sede de la ONU, con 26 muertos.

Con unos 170 millones de habitantes integrados en más de 200 grupos tribales, Nigeria, el país más poblado de África e importante productor de petróleo, sufre múltiples tensiones por sus profundas diferencias políticas, socioeconómicas, religiosas y territoriales.

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