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Rusia quiere que Kiev anule las elecciones convocadas para el día 25

El Kremlin culpa de la violencia de Odesa a "Kiev y a sus patrocinadores occidentales"

Pilar Bonet
Una mujer llora ante el edificio de Odesa donde murieron los activistas.
Una mujer llora ante el edificio de Odesa donde murieron los activistas.Vadim Ghirda (AP)

 El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, sacó un mínimo de dos conclusiones públicas de la violencia del viernes en Ucrania, a saber, que “Kiev y sus patrocinadores occidentales” son “responsables” del derramamiento de sangre en Odesa -36 activistas muertos en un incendio intencionado y otros 6 en enfrentamientos- y que es “absurdo” celebrar elecciones presidenciales el 25 de mayo “cuando se están produciendo acciones militares, una operación punitiva y asesinatos masivos”.

En declaraciones ante los periodistas recogidas por la agencia Ria Novosti, Peskov se distanció de los grupos prorrusos que defienden tesis separatistas o federalistas con las armas en la mano. “Rusia o cualquiera, o incluso cualquier país, ha perdido de hecho influencia sobre esta gente porque será imposible convencerlos de que se desarmen cuando sus vidas están directamente amenazadas”, afirmó.

La afluencia de combatientes armados de distinta procedencia, motivación, nacionalidad y biografía al norte de Donetsk, el principal foco de la resistencia a Kiev, desdibuja la “causa” de los federalistas y separatistas prorusos que reivindican un referéndum de autodeterminación. La opacidad y variedad en el conjunto de los amotinados convierte en un arma de doble filo el apoyo a los mismos por parte de un Estado con problemas de terrorismo, como Rusia, que combate de forma expeditiva a sus “rebeldes” en el norte del Cáucaso. Eso no impide que Dmitri Rogozin, el viceprimer jefe de Gobierno responsable de la industria bélica, haya dicho retóricamente en su Twitter que abandonaría todos sus cargos por irse a combatir en Slaviansk. Sus palabras han sido destacadas en la página de web de la emisora El Eco de Moscú, pero, que se sepa, Rogozin no se ha ido a luchar a ninguna parte.

Un apoyo decidido del Kremlin a los amotinados tiene riesgos, sobre todo si los rebeldes no han logrado ejercer un control firme del Este de Ucrania. De momento, los amotinados no han conseguido suficiente “masa crítica”-- apoyo social o sangre derramada-- para justificar una intervención más activa de Rusia y el argumento de la necesidad de impedir un “genocidio”.

La violencia en la región de Donetsk amenaza la convocatoria de referéndum que los federalistas y separatistas han convocado para el 11 de mayo. Pese a ser ilegal , esa consulta, si se celebra y cuenta con afluencia de votantes, supondría una cierta legitimización del proyecto de la autoproclamada República Popular de Donetsk.

Los enfrentamientos no facilitan las elecciones presidenciales del 25 de mayo, pero para consolidar un poder legítimo en Kiev se requieren comicios en los que los ciudadanos del Este y el Oeste puedan hacer oir su voz. El problema es que las regiones del Este pueden darle la espalda a las urnas y no aceptar el resultado. Oleg Tsariov, uno de los candidatos populares en el Este, ha abandonado la campaña electoral porque su vida corría peligro. Mijaíl Dobkin, ex gobernador de Járkov, es el candidato del partido de las Regiones, que en el pasado aglutinó a los rusoparlantes de Ucrania, pero que hoy está en crisis. Torpedear las Presidenciales entraña el riesgo de incrementar la inestabilidad y la vulnerabilidad de Ucrania ante Rusia.

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Con todo, por parte rusa suenan llamamientos al diálogo con los socios europeos para resolver la crisis. La liberación de los observadores de la OSCE en Slaviansk por Vladímir Lukin, el enviado especial de Putin, indica que la comunicación entre Rusia y EEUU no se ha roto del todo, pese a las sanciones occidentales y a la agresiva retórica de Moscú.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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