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La convivencia se rompe en Odesa

La ciudad despide a las víctimas de los enfrentamientos del fin de semana La localidad portuaria del mar Negro suspende su famoso festival del humor

Odesa está de luto.Foto: reuters_live
Pilar Bonet

Odesa se despidió el lunes de un político y un poeta, dos de las 46 víctimas de los enfrentamientos entre partidarios de diferentes modelos de Estado para Ucrania, que culminaron con el incendio de la sede provincial de los sindicatos. Viacheslav Markin, el político, era uno de los 132 diputados del Parlamento provincial y, hasta hace poco, afiliado al Partido de las Regiones, mayoritario en la Cámara cuando era la base de poder del presidente de Ucrania, Víctor Yanukóvich, exiliado desde febrero en Rusia.

En los últimos tiempos Markin, como otros de sus camaradas, trataba de mantenerse a flote en la política en un nuevo grupo actualmente en formación. Su entierro se celebró en una dependencia de la Administración Provicional. El gobernador, Vladímir Nemirovski, le llevó una corona de flores, pero no se atrevió a quedarse porque los asistentes, dando rienda suelta a sus emociones, le gritaron: “Asesino, Asesino”. Nemirovski pertenece al grupo de oligarcas que las autoridades provinciales de Kiev nombraron como gobernadores de regiones conflictivas para que utilizaran su talento y su dinero en beneficio del país donde han hecho sus negocios. En el caso de Nemirovski, se trata de un personaje local con una fortuna moderada, ya que en Odesa abundan menos los multimillonarios del estilo “gran patrón”, como en Donetsk.

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El poeta muerto se llamaba Vadim Negatúrov y era un asiduo asistente a los mítines en el campo de Kulikovo, la plaza situada justo enfrente del edificio incendiado. Tenía tres hijas que le recordaban en las honras fúnebres celebradas en su propio domicilio. Según su hija María, poco antes de la tragedia Negatúrov había escrito una canción titulada “La marcha del campo de Kulikovo”. El poeta pasaba a veces la noche en el campamento (también incendiado el viernes) instalado frente a la sede de los sindicatos, que se había convertido en el Antimaidán de Odesa, es decir, el lugar simbólico de los defensores locales de la opción federalista y separatista. Sus moradores temían que pudiera ser desmantelado en cualquier momento por los partidarios del Euromaidán o el proyecto de Ucrania unitaria.

Maidán y Antimaidán están representadas en Odesa, como en otras regiones de Ucrania, pero hasta el viernes, los rifirrafes entre unos y otros eran de tono menor. Ciudadanos de Odesa con los que conversó esta corresponsal coincidían en que nadie podía haber imaginado semejante tragedia en esa ciudad abierta, comercial y, sobre todo, bromista.

El sentido del humor parece haber desaparecido en Odesa. Por primera vez, por iniciativa de sus organizadores, este año no se celebró la Yumorina, el festival de los chistes y la broma. “Es una fiesta que comenzó en 1973 y que las autoridades soviéticas, por miedo a las críticas, prohibieron durante muchos años”, cuenta Dmitri Shpinarev, el productor general de la Yumorina. “Este año, tras las muertes del pasado febrero en Kiev, decidimos no celebrarla, porque no estamos para bromas”, afirma Shpinarev.

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La angustia por el futuro que conmociona a los habitantes de Donetsk se deja sentir también en Odesa, pero con sus propias características. En Donetsk, los protagonistas son los ingenieros de las fábricas en paro por falta de pedidos, los mineros de las minas que cierran o se derrumban. En Odesa son gente como Ivan Liptuga, presidente de la asociación de turismo local. “En 2013 vinieron 117 cruceros, y para este año teníamos contratados 147, pero ya han sido anulados 20 y estos días de fiesta de mayo han sido desastrosos desde el punto de vista de la ocupación hotelera”, afirma Liptuga, mientras enseña el cartel diseñado para atraer turistas. “Venga a Odessa”, es el lema, que suena “desafortunado”, sobre el telón de fondo de los muertos, admite, Liptuga, cuyas esperanzas se concentran ahora en los turistas ucranios que no van a poder ir a Crimea.

El principal conflicto se da entre el proyecto de una Ucrania democrática o una Ucrania soviética” Serguéi Debrov, periodista

En Odesa el idioma ruso domina sobre el ucranio en la vida privada y en la pública. “Tanto la gente del Maidán como la del Antimaidán hablan aquí en ruso, porque la línea del enfrentamiento no pasa por la lengua”, afirma el periodista Serguéi Debrov. El principal conflicto, afirma, se da entre “el proyecto de una Ucrania democrática o una Ucrania soviética”. “Para que los habitantes de Odesa se maten entre sí se requieren mercenarios que los provoquen”, opina. Tanto en Odessa como en Donetsk (y antes en Crimea) los movimientos Antimaidán han promovido a personajes procedentes de la marginalidad política, que carecen de experiencia para articular a la oposición en un proyecto argumentado y viable. “Ni siquiera el proyecto de federalización ha sido elaborado de forma profesional”, subraya Debrov. En medios periodísticos liberales de Odesa se acusa a los representantes consulares rusos en la ciudad de haber realizado un casting entre los aspirantes a liderar los sectores prorrusos en una vasta región del sudeste de Ucrania que va desde Odesa hasta Járkov, pasando por Hersón, Donetsk y Lugansk.

Los sobresaltos dominaban el ambiente en Odesa el lunes. La presencia de unos técnicos con sus bolsas de herramientas en la estación de bombeo de Beliayev, que surte de agua a la ciudad, hizo correr el rumor de que los hombres verdes se habían apoderado de una de las instalaciones municipales estratégicas. El rumor de que rusos procedentes del vecino Transdniester pueden estar implicados en la “desestabilización” es también popular, pese a que no hay pruebas de ello. En el Transdniester, la región autoproclamada independiente, que oficialmente forma parte de Moldavia, hay “pacificadores” rusos y soldados de ese país que vigilan unos depósitos de municiones de la época soviética. Los juegos del presidente Vladímir Putin con la geografía y la historia provocan temor a que ese contingente armado busque su “salida al mar” en Odesa.

A tranquilizar los ánimos no contribuye el futuro viaje al Transdniéster del viceprimer ministro de Rusia, Dmitri Rogozin, que, según el servicio de noticias Tiras.ru, se desplaza a Tiráspol, la capital de aquel territorio, para celebrar allí el 9 de mayo el aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial. En Odesa, el desfile del 9 de mayo tenía lugar habitualmente en el campo de Kulikovo, pero este año ha sido sustituido por celebraciones más modestas en otra parte de la ciudad.

Mientras tanto, la fiscalía y la polícia se hacían reproches mutuos por la liberación en la noche del domingo de 67 detenidos a consecuencia de los enfrentamientos del viernes.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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