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Sabbahi promete restaurar el derecho a manifestarse en Egipto

Los islamistas Hermanos Musulmanes no participarán en los comicios al haber sido ilegalizados

El candidato de izquierdas a la presidencia de Egipto, Hamdeen Sabbahi.
El candidato de izquierdas a la presidencia de Egipto, Hamdeen Sabbahi. AFP

Hamdin Sabbahi, el aspirante progresista a la presidencia de Egipto, fue recibido el lunes por la tarde como un héroe por centenares de entusiastas seguidores en Zaqaziq, una ciudad del Delta del Nilo. “El presidente ya está aquí!”, retumbó la sala donde celebró un mitin a pesar de que es su único adversario, Abdelfattá al-Sisi, el ex ministro de Defensa, el gran favorito para imponerse en las elecciones que tendrán lugar los próximos días 26 y 27 de mayo. Los islamistas Hermanos Musulmanes, vencedores de todas las elecciones del Egipto post-revolucionario, no participarán en los comicios al haber sido ilegalizados.

El político nasserista debió esperar más de un cuarto de hora a que cesaran los vítores en su honor para empezar su discurso. “Prometo derogar la ley de manifestaciones, que es contraria a la Constitución. Una cosa es regular el derecho a manifestarse, y otra prohibirlo”, clamó Sabbahi, suscitando una de las ovaciones más estruendosas de la velada electoral. Esta legislación, aprobada en noviembre, otorga al ministerio del Interior la capacidad de prohibir cualquier manifestación y recoge severas penas de cárcel para todo aquel que la viole. En su aplicación, fueron condenados a tres años de prisión varios célebres activistas revolucionarios, como Ahmed Maher.

Entre los asistentes, predominaban los jóvenes, a diferencia de lo que sucede en los actos organizados por la campaña de Sisi, con una media de edad más avanzada. En muchos momentos, más que un mitin, el acto parecía un partido de fútbol. Aporreando sus tambores, un grupo de chavales interrumpía a menudo Sabbahi coreando cánticos adaptados de los habituales en los terrenos de juego del país árabe: “Derecha, izquieda, nos gustas Hamdin!”. Muchos de los asistentes lucían una camista con la efigie del político, cuyo eslogan de campaña es “uno de los nuestros”.

De ideología marcadamente nacionalista, Sabbahi elogió al Ejército egipcio, a la vez que le marcaba el terreno: “La labor de las Fuerzas Armadas es proteger al país … No deben meterse en política, ni apoyar ningún candidato o partido concreto”. A pesar de que Egipto cuenta con un gobierno interino civil, muchos observadores sostienen que el poder último reside en el Ejército desde que depuso al islamista Mohamed Morsi en verano. “Mi objetivo es la implantación de un Estado civil y democrático, en el que se respeten las libertades. Ese era el sueño de la Revolucion”, añadió Sabbahi.

De momento, el equipo de al Sisi ha hecho oído sordos a la petición de realizar un debate televisivo entre ambos aspirantes. Esta campaña está siendo bastante extraña. A falta de dos semanas, el mariscal retirado aún no ha presentado su programa electoral, y no está claro cuándo lo hará. Además, por cuestiones de seguridad no ha participado aún en un solo mitin electoral (asegura que ha padecido dos intentos de asesinato). Su única estrategia de comunicación con la ciudadanía se ha limitado a conceder entrevistas televisivas retransmitidas siempre en diferido.

Sin su presencia, el pasado sábado su campaña organizó un mitin en el barrio cairota de Medinat Náser que resultó un fiasco. En un primer momento, pretendía llenar el Estado Internacional de El Cairo con 20,000 almas. Sin embargo, a última hora, sus responsables trasladaron el acto a un escenario más modesto: una explanada dentro del recinto de convenciones. Finalmente, tan solo unas 4.000 personas acudieron, muchas de ellas venidas en autobús de otras provincias de Egipto.

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“A medida que avanza la campaña, vamos a más. Durante los últimos días, mucha gente se ha pasado a nuestro campo después de ver las entrevistas en televisión de ambos candidatos”, afirma Samah Zidan, una joven voluntaria de Sabbahi presente en Zaqaziq. A pesar del clima de optimismo que se respira en el bus de la campaña, preocupa el sesgo de las instituciones del Estado a favor de al Sisi. “No son independientes. Esto no fue así en las otras elecciones, las del 2012. Lo peor son los medios de comunicación, que ofrecen informaciones muy sesgadas”, se queja el coordinador, Hossam Aqrab, un veterano de los anteriores comicios, en los que Sabbahi fue el tercero más votado.

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