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Cristina Fernández y el rey Juan Carlos: una relación de altibajos

La relación con la presidenta de Argentina se vio afectada por la expropiación de YPF a Repsol

Francisco Peregil
El Rey recibido por el matrimonio Kirchner en Buenos Aires en 2003.
El Rey recibido por el matrimonio Kirchner en Buenos Aires en 2003.AP

La relación entre el Rey de España y los últimos dos presidentes de Argentina, Néstor Kirchner y Cristina Fernández, estuvo marcada por los vaivenes de los vínculos económicos entre los dos países. En 2003, cuando llegó Kirchner a la presidencia, Argentina aún padecía los estragos de la crisis económica de 2001. Varias compañías, como la eléctrica Endesa, entonces de capital español, pedían que se les autorizara a subir las tarifas. Pero Kirchner advirtió a la entonces ministra de Exteriores, Ana Palacio, que no pensaba cambiar su política: “Ni que me lo pida usted, José María Aznar o el Rey de España me van a convencer”.

Las declaraciones eran duras. Pero parece que hubo sintonía personal entre los mandatarios. Los reyes viajaron en aquel noviembre de 2003 con Kirchner y Fernández al glaciar Perito Moreno, en la provincia patagónica de Santa Cruz. En 2006, cuando Kirchner llevaba tres años en la presidencia, el Rey expresó su "admiración y orgullo" por la forma en que Argentina había logrado superar en tan poco tiempo la crisis de 2001. Y en 2007, cuando la entonces senadora Cristina Fernández se postuló para la presidencia del país, viajó al Palacio de Marivent, la residencia veraniega de la familia real en Palma de Mallorca, y almorzó con el Rey durante 45 minutos. El Rey volvió a elogiar entonces el avance en la recuperación económica de Argentina.

Meses después, durante las disputas entre Argentina y Uruguay a causa de la construcción de una fábrica papelera en la frontera entre ambos países, Kirchner pidió al Rey que interviniera como mediador. Finalmente, la Corona no pudo reconciliar a ambas partes y el propio Kirchner liberó al Rey de la responsabilidad y le pidió disculpas por haberle pedido que intermediase.

Ahí está la caída de las reservas de petróleo, parece casi la trompa del elefante esa última parte Cristina Fernández

Y así se llegó a la crisis diplomática que desató la expropiación de YPF a Repsol a principios de 2012. En febrero, cuando parecía que el Gobierno iba a publicar el decreto de expropiación, el Rey llamó a Fernández. Nunca se sabrá si las gestiones del monarca frenaron en ese momento lo inevitable. Pero dos meses después, el lunes 16 de abril, Fernández anunciaba el decreto de expropiación. Y aprovechó para mofarse del monarca cuando este atravesaba quizás su peor momento.

Horas antes de la expropiación, el Rey había sido operado de la cadera tras sufrir un accidente en un viaje de caza en Botsuana. El viaje, que se produjo en plena crisis económica de España, ocasionó duras críticas a la Corona. La operación de cadera se produjo el domingo y el lunes Fernández aprovechó el anuncio de la expropiación para mostrar un gráfico de producción energética con la siguiente frase: “Ahí está la caída de las reservas de petróleo, parece casi la trompa del elefante esa última parte”. Dos días después, el Rey pedía disculpas públicas por aquel viaje: “Lo siento mucho. Me he equivocado y no volverá a ocurrir”.

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Después de la expropiación, ambos Gobiernos intentaron recomponer las relaciones. Y también lo hicieron los dos mandatarios. El pasado marzo, tras la muerte del expresidente español Adolfo Suárez, la presidenta de Argentina escribió una carta dirigida al Gobierno español en la que ensalzaba las figuras de Suárez y del Rey: “Pocos, tal vez ninguno, logró tanto estando tan solo y tal vez por eso se agigante la figura de quien fuera su gran sostén político y amigo, el rey Juan Carlos”.

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Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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