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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Los riesgos se acumulan

Ni Kiev ni Moscú tienen grandes incentivos políticos para llegar a un acuerdo

Alicia González

El precio del gas se ha disparado este lunes más de un 8% en Londres y un 10% en Ámsterdam. La decisión de Gazprom de cortar el suministro a Ucrania añadió presión a un mercado energético que ya estaba en guardia por la escalada de violencia en Irak. Los riesgos geopolíticos vuelven a marcar el ritmo de la agenda económica mundial, una vez que la crisis financiera ha ido dando paso a una recuperación débil pero más o menos generalizada.

No habrá muchos ganadores en este nuevo episodio de la guerra del gas entre Rusia y Ucrania. “Rusia tiene mucho más que perder de lo que muchos piensan”, advierte Neil Shearing, de Capital Economics. Y así parecen entenderlo también los inversores, que provocaron que el rublo se dejara  un 0,7% en la jornada en su cambio con el dólar. Con una moneda débil, la posibilidad de que el banco central baje los tipos de interés para animar la economía se diluye.

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“Moscú no podía llegar a un acuerdo sin evidencias de que alguna de sus condiciones se cumplían”, subrayaba ayer Dmitri Petrov, de Nomura, en una nota a clientes. El nuevo presidente ucranio, Petro Poroshenko, tampoco tenía muchos incentivos políticos para el acuerdo, dado que toda retórica contra Moscú vende en Kiev. Las posiciones estaban condenadas a no entenderse.

Esta demostración de fuerza se produce, además, justo en puertas del verano, cuando el consumo en Ucrania desciende considerablemente. Kiev puede cubrir el 80% de su demanda estos meses con producción propia y el resto, con las reservas que ha ido acumulando. Hasta septiembre no habrá problemas de suministro. Eso supone que Ucrania no necesitaría interrumpir el suministro de gas que Gazprom manda a través del país para consumo europeo y que no se repetirán episodios como los de 2006 y 2009.

Pero sí es una advertencia de lo que puede ocurrir a la vuelta del verano si no se llega antes a un acuerdo. La crisis ucrania había ido perdiendo protagonismo y este nuevo enfrentamiento le devuelve a un lugar destacado en la larga lista de conflictos abiertos en todo el mundo. La geopolítica domina la agenda.

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Sobre la firma

Alicia González
Editorialista de EL PAÍS. Especialista en relaciones internacionales, geopolítica y economía, ha cubierto reuniones del FMI, de la OMC o el Foro de Davos. Ha trabajado en Gaceta de los Negocios, en comunicación del Ministerio de Economía (donde participó en la introducción del euro), Cinco Días, CNN+ y Cuatro.

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