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El Kremlin busca aliados en Latinoamérica

Rusia se presenta en su gira por la región como un contrapeso frente a Estados Unidos

El primer vicepresidente de Cuba, a la izquierda, recibe a Putin en el aeropuerto de la Habana
El primer vicepresidente de Cuba, a la izquierda, recibe a Putin en el aeropuerto de la HabanaAFP

La gira latinoamericana de Vladímir Putin tiene varios objetivos. El Kremlin, que pasa por una delicada situación en sus relaciones con Occidente debido a la crisis de Ucrania, buscará apoyos entre los países latinoamericanos. Al mismo tiempo, Moscú desea dar un impulso a unas relaciones económicas que en estos momentos son muy débiles, ya que ningún país del subcontinente alcanza el 1% del total del comercio ruso con los países extranjeros.

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Aunque ya hace más de 20 años dejó de ser un país comunista y ha abrazado la causa del libre mercado, la izquierda de América Latina continúa mirando a Rusia con simpatía. Rusia es vista en muchos Estados de la región como un contrapeso a EE UU. Esto también es válido para los países africanos y asiáticos, y esta es la circunstancia que Putin quiere aprovechar, utilizando para ello la plataforma que le brinda la cita brasileña de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica).

Vladímir Davídov, director del Instituto para América Latina ruso lo ha dicho claramente: “En Occidente se vive hoy un clima de odio contra Rusia, odio que es alentado desde Washington. Y los BRICS deben contribuir a poner fin a esta situación”. Davídov considera que es importante tanto el aspecto político del asunto, como el “emocional”, y sostiene que las posiciones rusa y latinoamericana frente a los problemas internacionales y los desafíos del mundo moderno son muy cercanas.

En la cumbre de los BRICS, que se iniciará el martes próximo en la ciudad brasileña de Fortaleza, se prevé impulsar dos importantes mecanismos económicos de los BRICS: el Banco de Desarrollo, ideado para financiar proyectos de infraestructuras, y el Acuerdo de Reservas de Contingencia (o CRA, según sus siglas inglesas), una especie de fondo de estabilización para ayudar a en crisis financieras.

Como ha explicado el subsecretario político del Ministerio de Exteriores brasileño, José Alfredo Graça Lima, la creación de ambos organismos “es una respuesta a la falta de acuerdo para democratizar el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional”, además de ser una demostración “de la capacidad de los BRICS”, y una prueba “de que no dependen de los grandes organismos multilaterales”.

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El presidente de la Cámara de Comercio rusa, Serguéi Katirin, revela que siete centrales eléctricas utilizan equipos rusos en Argentina y otras cinco en Brasil. “Lo importante es que exportamos no sólo materias primas, sino también equipos”, subraya.

También es conocido el interés de Moscú por los hidrocarburos, como muestran las prospecciones que petroleras rusas están haciendo en Venezuela y los acuerdos para explorar la plataforma continental cercana a las costas de Cuba. Rusia estudia asimismo la posibilidad de construir gasoductos en América del Sur. Otras áreas con perspectivas para el comercio bilateral son la venta de armamento y aviación comercial y la construcción de carreteras.

Argentina es el único país que visita en su gira con el que Rusia ha aumentado su comercio recientemente —un 7% en el primer trimestre de este año, según especifica Katirin— al que vende principalmente productos minerales y abonos agrícolas, mientras que le compra frutas y carne. A Cuba se exportan equipos mecánicos y de transporte y se importan azúcar y café.

Davídov es un convencido de que Rusia debe “reconsiderar” sus prioridades y dar más importancia a la colaboración con América Latina. Para ello, asegura, existe “voluntad política al más alto nivel”. En su tiempo, el actual primer ministro, Dmitri Medvédev, dijo que fácilmente se prodría quintuplicar el comercio con estos países.

Pero no todo es política y economía en la gira del jefe de Estado ruso. También está el fútbol: Putin tiene previsto asistir a la final del Mundial que el domingo jugarán Alemania y Argentina en el estadio Maracaná y lo hará en su condición de presidente del país donde se jugará el próximo campeonato, en 2018.

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