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Holanda, declarada responsable de la deportación de 3oo víctimas de Srebrenica

Un tribunal holandés abre la vía a indemnizaciones por la matanza de 1995

Declaraciones del portavoz del tribunal y del abogado de las 'Madres de Srebrenica'Foto: reuters_live
Isabel Ferrer

La justicia holandesa ha considerado responsable, por primera vez, al Estado de la deportación, que terminó con el asesinato, de 300 varones musulmanes bosnios el 13 de julio de 1995 durante la caída de Srebrenica. Los cascos azules holandeses destacados en esa ciudad de mayoría bosnia colaboraron en la expulsión del grupo de musulmanes por parte de las tropas serbobosnias del general Ratko Mladic, que los ejecutaron. La sentencia afirma que los destacados en las fuerzas de paz de la ONU “debieron haber previsto el peligro que corrían los civiles de perecer en un genocidio y no haber colaborado en su deportación”. “Puede decirse con suficiente seguridad que, de haberse quedado con los soldados holandeses, estarían vivos”, dice. Los cascos azules holandeses no les protegieron adecuadamente.

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El fallo, sin embargo, añade que Holanda “no es responsable del asesinato de todos los musulmanes bosnios" en Srebrenica (este de Bosnia). Unos 8.000, la mayoría hombres y niños (entre 13 y 80 años), fueron fusilados por los serbobosnios, en un genocidio que se está juzgando ahora en el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia La Haya. La decisión judicial del tribunal holandés no ha contentado a la organización Madres de Srebrenica, que interpusieron la demanda el pasado abril, y que piensan apelar en nombre del resto de los caídos.

Los jueces hilan muy fino en su decisión, porque los asesinatos fueron perpetrados –y hay filmaciones de ello– por los soldados de Mladic a lo largo de varios días del mes de julio de 1995. Lo que hace el tribunal es reconocer que “con lo que ya se sabía sobre la muerte de algunos varones, y dada la especial posición de las instalaciones del destacamento holandés, participar en la deportación fue un acto ilegal”. Los cascos azules holandeses podían haber sospechado del peligro que corrían los bosniomusulmanes, ya que en los días anteriores a la expulsión del grupo de los 300, hallaron cadáveres de otros hombres, así como documentos de identidad sin dueño. Sin embargo, dejaron que se les deportara. De ahí, dicen los jueces, que el Estado sea responsable, en parte, de su muerte. Sus familias pueden ahora reclamar una indemnización.

Las Madres de Srebrenica demandaron al Estado Holandés porque consideró más importante defender a sus soldados que a la población civil refugiada. Aunque los Abogados del Estado que han representado a su país frente a las Madres siempre han señalado que los cascos azules “no tuvieron más remedio que colaborar en la evacuación impuesta por el general [Mladic]”. El hoy exgeneral  retuvo a varios destacados holandeses y amenazó a sus mandos con matarlos.

“Debían protegernos porque somos civiles y lo perdimos todo. Seguiremos hasta el Tribunal de Estrasburgo. Y si allí tampoco nos dan la razón, nuestros hijos sabrán que se trató de una guerra contra los musulmanes bosnios”, declaró Munira Subasic, una de las madres de Srebrenica que siguió en persona la lectura del fallo. Ella y sus compañeras sostienen que Holanda no debe seguir eludiendo su responsabilidad en “la muerte de los hombres que estaban fuera de la base”. Marco Gerritsen, su abogado, calificó el fallo de “enorme avance en la dirección correcta”; aunque hubiera preferido que los jueces añadieran más nombres a la lista. En concreto, los de otros 2.000 varones concentrados alrededor de la instalación militar holandesa.

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Con esta demanda, las Madres querían recibir la misma indemnización sancionada el pasado septiembre por el Tribunal Supremo holandés para la familia del electricista y el traductor de los cascos azules holandeses destacados en Srebrenica. En su caso, los jueces sí consideraron responsable al Estado del fallecimiento del operario, y también del padre y el hermano del intérprete. A pesar de que trabajaban para las tropas y sus mandos, ninguno recibió un salvoconducto para no ser arrestados por los soldados serbobosnios. El traductor se salvó. El resto pereció cuando fueron separados los hombres musulmanes bosnios de las mujeres y los niños.

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