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El chavismo elige delegados para el decisivo congreso del partido oficial

Las autoridades del partido anuncian las elecciones como una exhibición de democracia directa

Se vota por 537 delegados entre 5.156 candidatos. Pero en las elecciones internas de este domingo para escoger los delegados al III Congreso del gubernamental Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), están en juego otros asuntos: la viabilidad del programa de rectificación económica del Gobierno de Nicolás Maduro, por ejemplo, o el dominio de la franquicia partidista, ahora en disputa entre diversos sectores que se proclaman herederos del “chavismo verdadero”.

Uno de los asuntos que el comandante Hugo Chávez dejó sin amarrar a su muerte, en marzo de 2013, fue el reparto del patrimonio ideológico y burocrático de su movimiento. Señalado de viva voz por el expresidente como su sucesor en la primera magistratura, el actual mandatario, Nicolás Maduro, ha aprovechado el poder del Estado para forzar la convocatoria a un nuevo congreso que lo elija también como presidente del partido. El propio Chávez estableció el precedente de ocupar en simultáneo la jefatura del Estado y del partido.

Maduro apuesta además por que los representantes de las facciones aliadas que lideran Diosdado Cabello –el poderoso vicepresidente de partido y presidente dela Asamblea Nacional- y Rafael Ramírez –superministro de Economía y encargado de la industria petrolera- ganen de manera abrumadora los puestos de conducción del PSUV.

Sin embargo, voces disidentes del chavismo vienen surgiendo desde hace semanas, primero con respecto al manejo de la economía por parte del Gobierno, que estaría –según esas críticas- derivando hacia posiciones de la ortodoxia capitalista; y luego, acerca del método usado para designar a los delegados del congreso.

Las autoridades del partido anuncian las elecciones del domingo como una exhibición de democracia directa. Sin embargo, los disidentes subrayan algunos puntos oscuros del proceso. Poco más de cinco millares de candidatos quedaron oficialmente postulados luego de que las casi 22.000 propuestas originales de las UBCh –las “Unidades de Batalla Bolívar-Chávez, células de base del partido- pasaron por el tamiz de la aprobación de las instancias regionales y nacionales. Se trata de un derecho que las autoridades partidistas se reservan en virtud del método de cooptación establecido en los estatutos del movimiento chavista, conocido también como el Libro Rojo en la jerga oficialista. Así, buena parte de las listas locales incluyen candidatos que o no son del lugar o no fueron escogidos directamente por las bases. Así, por ejemplo, el hijo de Nicolás Maduro –Nicolás Maduro Guerra, de 24 años de edad y una foja de militancia apenas conocida- o dos ministros del Gabinete –Haiman El Troudi y Ernesto Villegas, quienes, por sus responsabilidades ejecutivas, no debieron haber tenido tiempo para hacer campaña- aparecen como candidatos en las internas y casi seguros delegados.

Aún así, los protestantes prometen vender cara su derrota. Este sábado, en una entrevista publicada por el diario El Universal de Caracas –hasta hace poco, un medio de oposición-, el líder de la corriente sindical Marea Socialista, Gonzalo Gómez Freire, denunciaba la formación de “una casta de funcionarios que se benefician de las transacciones del Estado”.

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Para sofocar rebeliones y prevenir sorpresas, los aludidos, ministros del gabinete y funcionarios de empresas del Estado, han invertido durante los últimos días buena parte de su tiempo en eventos regionales con militantes del partido. En una rueda de prensa que ofreció este viernes, el número dos del chavismo, Diosdado Cabello, aseguró que “no hay fuerza capaz de dividir al PSUV”. Sin embargo, dedicó un señalamiento a quienes advierten sobre los efectos perniciosos de la elección entubada de los delegados: “Los guerreros del teclado no van a los barrios ni a las comunas y entonces el pueblo no los postuló. Ellos son buenos para criticar (…) Los que han criticado la cooptación es porque no han sido cooptados”.

Cabello invitó a los militantes del PSUV a “votar por quien le dicte su conciencia, no le estén comiendo presiones a nadie”. Algo más explícita en torno a lo que el mensaje oficial pretende, la ministro del Sistema Penitenciario, Iris Varela, dijo que el deber de todo militante durante los comicios es el de “elegir como delegados a aquellos compatriotas que han demostrado lealtad al comandante supremo y a la revolución bolivariana”.

El bolivarianismo se ha planteado como meta que este domingo acuda a votar alrededor de 70 por ciento de los siete millones y medios de militantes inscritos en los registros del PSUV. Por su carácter multitudinario, el proceso de votación contará con la infraestructura y gestión del estatal Consejo Nacional electoral (CNE) en 1.932 centros de votación y 8.334 mesas.

Los 537 delegados que resulten electos el domingo deberán someterse a unas jornadas de inducción la semana próxima. Luego asistirán, junto a los denominados delegados natos (diputados, alcaldes, concejales, y otros cargos de elección popular) a la plenaria del III Congreso, que empezará el sábado 26 de julio.

El evento partidista estaba previsto para terminar el 28 de julio. Sin embargo, Diosdado Cabello anunció este viernes que se prolongará hasta el 31 de julio, pues habría “mucha información en la agenda”. El cambio de última hora parece respaldar las versiones según las cuales el presidente Maduro presentará al Congreso su paquete de medidas de ajuste económico y reestructuración del estado, con la intención de obtener apoyos para su controvertida puesta en práctica.

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