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Conflicto en Oriente Próximo

La ‘doctrina Aníbal’ y la muerte del teniente

La manera en que ha evolucionado la captura del oficial israelí genera muchas preguntas

Funeral militar por el teniente Goldin.Foto: reuters_live | Vídeo: A. SULTAN (EFE) | REUTERS-LIVE!

La noche del sábado, el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, decía que no tenía noticias del teniente Hadar Goldin, al que se perdió la vista en el sur de Gaza el viernes a las 9.30, tras el ataque de un comando palestino salido de un túnel —su desaparición que fue una de las claves para el fracaso del alto el fuego vigente—. Lo dio por “secuestrado”. Pero cuatro horas después de la intervención de Netanyahu, el Ejército lo reconoció oficialmente como “muerto”. Ese giro en los acontecimientos desvanece la sombra de una larga captura, como la del sargento Gilad Shalit —en poder de Hamás entre 2006 y 2011 y liberado a cambio de mil presos palestinos—, un lastre anímico para la sociedad israelí, que ya suma 64 militares caídos en el duro asedio a la Franja y tres civiles víctimas de los cohetes disparados desde Gaza.

La confusa manera en que ha evolucionado el caso ha generado muchas preguntas. Cómo se sabe que Goldin, de 23 años, ha muerto. Cuándo se ha confirmado. Quién lo ha decidido. El portavoz del Ejército, Peter Lerner, aclara que no pudieron hacer públicas las conclusiones de su investigación “hasta que no estuvieron seguros”; de ahí que se cruzasen declaraciones de la familia del militar, indignada por la retirada de tropas de Gaza cuando su paradero era una incógnita.

Según Lerner, se ha analizado el terreno y se han hallado restos de los dos militares que murieron en el mismo ataque; también algunos del desaparecido. En el túnel por el que supuestamente se lo llevaron estaba su uniforme “ensangrentado”, por lo que se teme que “no estaba vivo”. Las pruebas de ADN de las muestras recogidas se hicieron en shabat, día de descanso judío, ante la urgencia de la situación. Una comisión médica, militar y religiosa ha confirmado su fallecimiento.

No se puede aclarar si murió como sus subordinados de la Brigada Givati, por la explosión del cinturón bomba de un suicida o cuando trataban de llevárselo. “Es una posibilidad”, dice el portavoz, que alguien en Gaza tenga restos del cadáver. Hamás lo niega. Ayer, en el cementerio militar de Kfar Saba, la ciudad en la que residía Goldin, su familia enterró, en un acto multitudinario, lo poco que le dio el Ejército. “Hadar es un gran héroe que cayó por la existencia de Israel”, defendió Netanyahu.

Por segunda vez en la ofensiva —después de que supuestamente Hamás se llevase el cadáver del sargento Oron Shaul, de 20 años, muerto, dice Israel, junto a sus seis compañeros en el ataque a un blindado—, se aplicó la doctrina Aníbal. Es una orden no escrita que permite a cualquier comandante israelí tomar cualquier decisión para frustrar un secuestro, aunque ponga en peligro la vida del capturado o la de civiles de la zona. Como en el caso del militar cartaginés, que tomó veneno antes de ser entregado a los romanos, mejor morir que caer en manos enemigas. Ésa es la filosofía. Las fuerzas especiales persiguieron a los atacantes a través del túnel por el que supuestamente huyeron, llegando a los dos agujeros de entrada, en un búnker y en una mezquita, ambos vacíos.

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