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De cómo las sanciones paralizan los aviones (en Rusia y en Crimea)

Pilar Bonet

Guennadi Tímchenko, poseedor de la sexta fortuna de Rusia (15.300 millones de dólares, según Forbes ), se ha quedado sin poder volar en su avión personal Gulfstream, porque el fabricante aeronáutico norteamericano ha interrumpido el servicio técnico tras las sanciones que EEUU impuso al multimillonario por sus relaciones con el presidente de Rusia Vladímir Putin.

Tímchenko, personaje lacónico en el pasado, cuenta ahora los males que le aquejan. “Las sanciones se manifiestan de la forma más caprichosa. Por ejemplo la compañía Gulfstream dejó de cumplir sus obligaciones contractuales, interrumpiendo los vuelos del avión que les compré por una buena suma”, ha declarado en una entrevista que la agencia oficial rusa Itar-Tass ha divulgado por entregas durante varios días.

Cuenta Itar-Tass que Tímchenko es poseedor de un avión Gulfstream G650 cuyo valor según catálogo es de 64,5 millones de dólares. Como otros multimillonarios postsoviéticos, Tímchenko se perfila como un benefactor y para ello mantiene una fundación familiar (junto con su esposa Elena y su hija Ksenia). El informe anual correspondiente a 2013 indica que esta institución se gastó en diversos proyectos benéficos y culturales un total de 330,2 millones de rublos ( 9,2 millones de dólares), es decir una séptima parte de lo que le costó el avión personal ahora varado (precio según catálogo citado por la agencia oficial). Las migas benefactoras destinadas a ancianos, familias y deportistas más bien parecen migajas si se considera que, según los datos del informe, un tercio de los gastos del fondo se destinaron a su apartado de cultura, lo que incluía una invitación a la Royal Philharmonony Orquestra de Londres al festival musical “Ploschad Iskustv” en San Petersburgo. El presidente Vladímir Putin inauguró aquel festival el 16 de diciembre.

La otra historia de aviones varados es la de la compañía de vuelos de bajo coste Dobrolet, una filial de Aeroflot nacida con grandes ambiciones esta primavera como la primera “lowcost” de Rusia y que estaba destinada a cubrir el trayecto entre Rusia y la anexionada Crimea. Dobrolet, que está en la lista de sanciones europeas, deja de funcionar el 4 de agosto después de que le fueran anulados los contratos de leasing de sus Boeing 737-800. El hueco dejado por Dobrolet en la península será cubierto por Orenburgski Avialinii, otra filial de Aeroflot. La compañía bandera de Rusia de momento vuela y vuela.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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